/ domingo 24 de julio de 2022

Nuevos hornos, propuesta para mermar contaminación y enfermedades en ladrilleras

Un grupo de artesanos busca cambiar su realidad con un proyecto para modificar hornos artesanales para disminuir enfermedades y contaminación

Las familias de Fausto Rueda Ramírez y Juan Tepic Tlacuatl forman parte de las mil 800 que viven de la producción de ladrillo en Puebla y que por generaciones han padecido enfermedades pulmonares, en las articulaciones y columna, debido a la contaminación y esfuerzo que implica el oficio; sin embargo, un grupo de 43 artesanos busca cambiar su realidad con un proyecto para modificar los hornos artesanales en donde dan cocción a los productos.

Se trata de una iniciativa que surgió con la finalidad de hacer más redituable el oficio y que es respaldada por integrantes del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), además de tener involucrados a especialistas de instituciones de nivel superior como la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP) y la Universidad Iberoamericana (Ibero).

Originalmente, se buscaba que la producción de quienes trabajan el barro fuera mayor, con menores costos y desperdicio de calor, aunque durante el desarrollo de la propuesta también se encontraron amplios beneficios para el cuidado de la salud de los artesanos y del medio ambiente, expuso el representante de los ladrilleros, Eugenio Sandre Popoca.

En tanto que la especialista del Instituto de Investigaciones en Medio ambiente de la Ibero, Guillermina Margarita López Corral, refirió que no hay esfuerzo que sea en vano para mejorar la actividad ladrillera en Puebla, ya que las familias que dependen de ella y radican en las comunidades de San Matías Cocoyotla, San Diego Cuachayotla, Santa Barbara Almoloya, San Francisco Coapan, San Cosme Temixtla y San Cristobal Tepontla, en San Pedro Cholula, así como otras de los municipios de Coronango, Juan C. Bonilla y Huejotzingo, llevan años enfermando por la contaminación que ellos mismos provocan.

Pulmonares y de columna, las enfermedades de ladrilleros

Fausto vive en San Matías Cocoyotla, junta auxiliar de San Pedro Cholula, famosa por alojar buen número de ladrilleras, se dedica a hacer macetas de barro y toda su familia trabaja el material, ya sea para este producto o el ladrillo, así que ha visto y sufrido desde niño las secuelas que deja el oficio.

Antes se quemaba con petróleo o con desperdicios y el humo era más negro, hacía más daño. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

En entrevista con El Sol de Puebla compartió que quienes se encargan de realizar la quema, es decir de dar cocción a las piezas, tienden a enfermarse de los pulmones por la constante exposición al humo que desprenden los hornos, aunque en los últimos años los padecimientos ya no han sido tan agresivos porque el material con el que se realiza la combustión ha cambiado.

“Antes se quemaba con petróleo o con desperdicios y el humo sí era más negro, sí hacía más daño, y la gente se quejaba de las vías respiratorias, ahorita por lo mismo ya la mayoría quema con leña o con aserrín, pero aun así los hornos sacan humo y el que trabaja esa parte del producto pues lo respira porque está cerca para acomodar y mantener prendido el horno”, explicó.

Sin embargo, señaló que las afectaciones más evidentes son los daños a la columna vertebral y a las articulaciones, ya que trabajar el barro implica exponer al cuerpo a constantes cambios de temperatura, así como a posiciones incómodas para elaborar, hornear y cargar el producto.

“Mi papá toda su vida ha trabajado en esto y ya está enfermo de la espalda, tiene un pie más largo que el otro y el doctor le dijo que se le dañó la columna por lo mismo de tanto cargar pesado y acomodar, hay otros a los que se les hace una tipo joroba en un hombro, por la fuerza que se hace con la mano para darle forma a las macetas y los que hacen todo el proceso empiezan a padecer como artritis, porque sus manos primero manejan el barro húmedo y luego tienen que estar en el calor, para cocer las piezas”, compartió.

Junto al horno en el que su familia trabaja para fabricar millares de ladrillos desde hace décadas, expresó que los daños a la salud son uno de los motivos por los que muchas familias han abandonado el oficio, debido a que los ingresos no son los suficientes y en consecuencia no se ha podido mejorar la técnica.

A unas cuadras de la casa de Fausto, el señor Juan Tepic Tlacuatl hizo una pausa en las labores para calentar su horno y conversó con este medio de comunicación sobre la ilusión que representa para muchos ladrilleros tener mejores condiciones de trabajo.

Un horno debe alcanzar los 800 grados centígrados para cocer perfectamente los ladrillos. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

Contó que desde hace 20 años trabaja duramente para producir 30 millares de ladrillo cada mes y al menos quince días se dedica al proceso de preparar el horno y cocer las piezas que logra vender a un precio máximo de un peso con 20 centavos, porque, subrayó, este material de construcción ya no es tan comercial y lo han desplazado otros como el block.

Indicó que para que su horno alcance los 800 grados centígrados a los que debe estar para cocer perfectamente los ladrillos, debe utilizar lo equivalente a una carga de torton de leña, se dedica a alimentarlo constantemente con los trozos de la madera y vigila que no se apague, por lo que está expuesto al calor y al humo generado por la combustión.

“Prácticamente es una semana muy pesada para nosotros, porque hay que preparar la quema y ya que se está cociendo la mercancía hay que estar pendientes de que no se vaya a pasar o vaya a quedar cruda o ceniza, porque luego así ya no la quieren, entonces es tanto el calor que uno termina de trabajar y no se baña en tres días, para dejar enfriar el cuerpo, sino nos podemos enfermar como de reuma”, destacó.

El hombre mostró sus manos y explicó que ha notado cómo sus dedos han sufrido algunos cambios en los últimos 20 años, ya que se observan “chuecos”. Explicó que para él es normal porque muchos de los trabajadores terminan con deformidades en las extremidades debido al cambio de temperatura al que se exponen.

Respecto al humo, compartió que la leña y el aserrín no le han provocado tanto malestar como lo llegaba a hacer el petróleo, que dejó de utilizar debido a que contaminaba más y su precio se elevó considerablemente, al grado de que producir ya no era rentable.

Ambos artesanos señalaron que están dispuestos a probar nuevas alternativas para desarrollar su oficio, ya que de continuar como hasta ahora corren el riesgo de terminar cerrando, como ha pasado con otros talleres, en donde las familias ya no han visto utilidad, sino problemas de salud en su trabajo.

Un nuevo horno, la alternativa

La alternativa que especialistas proponen para los problemas de las ladrilleras poblanas se basa en la modificación del horno con el que funcionan, ya que los modelos actuales registran una pérdida calorífica de hasta el 50 por ciento, es decir que los artesanos gastan más para producir y en consecuencia contaminan en mayor medida, explicó Eugenio Sandre Popoca, representante de los 43 productores que buscan mejorar el oficio en comunión con esas dos universidades privadas.

La alternativa que especialistas proponen para los problemas de las ladrilleras poblanas se basa en la modificación del horno. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

Detalló que el prototipo de horno propuesto permitiría aprovechar al 100 por ciento el calor generado por la combustión de leña, aserrín o palets, que son los materiales propuestos para mejorar el proceso de horneado, mientras que la emisión de contaminantes disminuiría hasta en un 90 por ciento.

“Por comodidad, costumbre o herencia el horno está hecho así y se escapa el calor así le pueda estar atice y atice, entonces la propuesta que se tiene es un horno con terminación en bóveda, va a estar totalmente cerrado y con una apertura o puerta para acomodar el ladrillo, también tendría unas adaptaciones para la fuente de combustión, ya sea que se quiera quemar leña, aserrín o palet, que es una especie de aserrín comprimido y es el más recomendado, todo esto permitiría que el artesano no esté tan expuesto al calor”, explicó.

Sandre dijo que construir el horno que se propone tendría un costo máximo de 60 mil pesos, aunque la cifra puede ser menor tomando en cuenta que los artesanos pondrían material como el ladrillo y su mano de obra, cuestión que lo hace redituable en comparación con otras propuestas previas que rebasaban el millón de pesos.

Indicó que en septiembre se construirá el prototipo y se harán pruebas de cocción y funcionamiento para que cualquier productor pueda observar la funcionalidad de la propuesta, hacer sugerencias o aclarar dudas al respecto, de tal forma que en octubre se tendrían los resultados de la prueba piloto y los especialistas estarían en la disposición de asesorar a quienes decidan construir el propio.

El representante de los ladrilleros señaló que el objetivo es que poco a poco se vayan modificando los hornos usados en Puebla y se pueda ofrecer un producto 100 por ciento ecológico, que se adapte a la demanda del mercado y no tenga tanto riesgo de pérdidas, ya que el proceso actual llega a provocar que entre dos y tres millares en cada ronda se declaren como inservibles o de mala calidad debido al exceso o falta de cocción.

Contaminación también afecta cultivos

La emisión de contaminantes que generan las ladrilleras en Puebla puede afectar cultivos y con eso también se daña la salud pública, alertó Guillermina Margarita López Corral, responsable de Acción Ambiental del Instituto de Investigaciones en Medio ambiente de la Ibero.

Destacó que, aunque no hay estudios a profundidad, se debe tomar en cuenta que la región de las Cholulas es famosa por la producción de nopal y árboles frutales, mismos que se pueden ver afectados por la contaminación que genera la quema de leña, aserrín y, en el peor de los casos, desperdicios con los que se calientan los hornos para la producción de ladrillo.

Por lo anterior, explicó que el proyecto que buscan detonar los artesanos de Cocoyotla no es el único intento por mejorar un oficio que afecta la salud, no solo de quienes lo ejercen, sino de la población cercana a las ladrilleras.

Informó que ha tenido conocimiento de que algunos ladrilleros han buscado asesoría con homólogos de Tlaquepaque, que cuentan con hornos con mayor aprovechamiento calorífico y tienen un control en la combustión, con la finalidad de construir algunas pruebas piloto para evaluar la viabilidad de su funcionamiento en la entidad.

La exposición es inmediata a la contaminación del aire, entonces se puede padecer desde asma, alergias y conjuntivitis. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

Agregó que todos los esfuerzos que se realicen son necesarios, pues si bien existen otras fuentes de contaminación mayor en Puebla, como los vehículos automotores, la industria y los incendios forestales, no se deben subestimar los impactos regionales de las ladrilleras y las afectaciones que la contaminación ya provoca entre sus trabajadores.

La exposición es inmediata a la contaminación del aire, entonces se puede padecer desde asma, alergias, conjuntivitis, irritación en los ojos, dolores de cabeza y otros malestares que ocurren de forma inmediata y son más visibles en los días en que se aprecia mayor contaminación del aire”, alertó.

López sostuvo que no hay una regulación de dicha actividad, entonces puede haber casos en donde los artesanos todavía recurran a la quema de desperdicios o llantas para producir, a pesar de que estas últimas generan altas emisiones de carbono negro y afectan gravemente la calidad del aire.

Por lo anterior, apuntó que se necesitan esfuerzos conjuntos que permitan a los productores hacer más rentable su actividad y evitar los riesgos a la salud que actualmente enfrentan, no obstante, señaló que para ello también se requiere una gran labor de sensibilización para el mercado o público al que van dirigidos los productos.

“Es un proceso en el que también se necesita educar a los consumidores, porque es un hecho que un ladrillo ecológico va a costar más, mientras que uno elaborado a base de contaminantes, de desperdicios de llantas, va a tener un menor costo, pero aquí lo que se debe ver es que el costo no implica solamente la producción, sino también los costos ambientales, a la salud, tanto de quien lo hace como de quien lo utiliza”, agregó.

La especialista concluyó diciendo que desde la universidad se asesora y se da acompañamiento a proyectos que busquen mejorar la actividad de las ladrilleras, no obstante, sentenció que se requiere del interés y apoyo de las autoridades, principalmente estatales y municipales.

Las familias de Fausto Rueda Ramírez y Juan Tepic Tlacuatl forman parte de las mil 800 que viven de la producción de ladrillo en Puebla y que por generaciones han padecido enfermedades pulmonares, en las articulaciones y columna, debido a la contaminación y esfuerzo que implica el oficio; sin embargo, un grupo de 43 artesanos busca cambiar su realidad con un proyecto para modificar los hornos artesanales en donde dan cocción a los productos.

Se trata de una iniciativa que surgió con la finalidad de hacer más redituable el oficio y que es respaldada por integrantes del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), además de tener involucrados a especialistas de instituciones de nivel superior como la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP) y la Universidad Iberoamericana (Ibero).

Originalmente, se buscaba que la producción de quienes trabajan el barro fuera mayor, con menores costos y desperdicio de calor, aunque durante el desarrollo de la propuesta también se encontraron amplios beneficios para el cuidado de la salud de los artesanos y del medio ambiente, expuso el representante de los ladrilleros, Eugenio Sandre Popoca.

En tanto que la especialista del Instituto de Investigaciones en Medio ambiente de la Ibero, Guillermina Margarita López Corral, refirió que no hay esfuerzo que sea en vano para mejorar la actividad ladrillera en Puebla, ya que las familias que dependen de ella y radican en las comunidades de San Matías Cocoyotla, San Diego Cuachayotla, Santa Barbara Almoloya, San Francisco Coapan, San Cosme Temixtla y San Cristobal Tepontla, en San Pedro Cholula, así como otras de los municipios de Coronango, Juan C. Bonilla y Huejotzingo, llevan años enfermando por la contaminación que ellos mismos provocan.

Pulmonares y de columna, las enfermedades de ladrilleros

Fausto vive en San Matías Cocoyotla, junta auxiliar de San Pedro Cholula, famosa por alojar buen número de ladrilleras, se dedica a hacer macetas de barro y toda su familia trabaja el material, ya sea para este producto o el ladrillo, así que ha visto y sufrido desde niño las secuelas que deja el oficio.

Antes se quemaba con petróleo o con desperdicios y el humo era más negro, hacía más daño. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

En entrevista con El Sol de Puebla compartió que quienes se encargan de realizar la quema, es decir de dar cocción a las piezas, tienden a enfermarse de los pulmones por la constante exposición al humo que desprenden los hornos, aunque en los últimos años los padecimientos ya no han sido tan agresivos porque el material con el que se realiza la combustión ha cambiado.

“Antes se quemaba con petróleo o con desperdicios y el humo sí era más negro, sí hacía más daño, y la gente se quejaba de las vías respiratorias, ahorita por lo mismo ya la mayoría quema con leña o con aserrín, pero aun así los hornos sacan humo y el que trabaja esa parte del producto pues lo respira porque está cerca para acomodar y mantener prendido el horno”, explicó.

Sin embargo, señaló que las afectaciones más evidentes son los daños a la columna vertebral y a las articulaciones, ya que trabajar el barro implica exponer al cuerpo a constantes cambios de temperatura, así como a posiciones incómodas para elaborar, hornear y cargar el producto.

“Mi papá toda su vida ha trabajado en esto y ya está enfermo de la espalda, tiene un pie más largo que el otro y el doctor le dijo que se le dañó la columna por lo mismo de tanto cargar pesado y acomodar, hay otros a los que se les hace una tipo joroba en un hombro, por la fuerza que se hace con la mano para darle forma a las macetas y los que hacen todo el proceso empiezan a padecer como artritis, porque sus manos primero manejan el barro húmedo y luego tienen que estar en el calor, para cocer las piezas”, compartió.

Junto al horno en el que su familia trabaja para fabricar millares de ladrillos desde hace décadas, expresó que los daños a la salud son uno de los motivos por los que muchas familias han abandonado el oficio, debido a que los ingresos no son los suficientes y en consecuencia no se ha podido mejorar la técnica.

A unas cuadras de la casa de Fausto, el señor Juan Tepic Tlacuatl hizo una pausa en las labores para calentar su horno y conversó con este medio de comunicación sobre la ilusión que representa para muchos ladrilleros tener mejores condiciones de trabajo.

Un horno debe alcanzar los 800 grados centígrados para cocer perfectamente los ladrillos. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

Contó que desde hace 20 años trabaja duramente para producir 30 millares de ladrillo cada mes y al menos quince días se dedica al proceso de preparar el horno y cocer las piezas que logra vender a un precio máximo de un peso con 20 centavos, porque, subrayó, este material de construcción ya no es tan comercial y lo han desplazado otros como el block.

Indicó que para que su horno alcance los 800 grados centígrados a los que debe estar para cocer perfectamente los ladrillos, debe utilizar lo equivalente a una carga de torton de leña, se dedica a alimentarlo constantemente con los trozos de la madera y vigila que no se apague, por lo que está expuesto al calor y al humo generado por la combustión.

“Prácticamente es una semana muy pesada para nosotros, porque hay que preparar la quema y ya que se está cociendo la mercancía hay que estar pendientes de que no se vaya a pasar o vaya a quedar cruda o ceniza, porque luego así ya no la quieren, entonces es tanto el calor que uno termina de trabajar y no se baña en tres días, para dejar enfriar el cuerpo, sino nos podemos enfermar como de reuma”, destacó.

El hombre mostró sus manos y explicó que ha notado cómo sus dedos han sufrido algunos cambios en los últimos 20 años, ya que se observan “chuecos”. Explicó que para él es normal porque muchos de los trabajadores terminan con deformidades en las extremidades debido al cambio de temperatura al que se exponen.

Respecto al humo, compartió que la leña y el aserrín no le han provocado tanto malestar como lo llegaba a hacer el petróleo, que dejó de utilizar debido a que contaminaba más y su precio se elevó considerablemente, al grado de que producir ya no era rentable.

Ambos artesanos señalaron que están dispuestos a probar nuevas alternativas para desarrollar su oficio, ya que de continuar como hasta ahora corren el riesgo de terminar cerrando, como ha pasado con otros talleres, en donde las familias ya no han visto utilidad, sino problemas de salud en su trabajo.

Un nuevo horno, la alternativa

La alternativa que especialistas proponen para los problemas de las ladrilleras poblanas se basa en la modificación del horno con el que funcionan, ya que los modelos actuales registran una pérdida calorífica de hasta el 50 por ciento, es decir que los artesanos gastan más para producir y en consecuencia contaminan en mayor medida, explicó Eugenio Sandre Popoca, representante de los 43 productores que buscan mejorar el oficio en comunión con esas dos universidades privadas.

La alternativa que especialistas proponen para los problemas de las ladrilleras poblanas se basa en la modificación del horno. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

Detalló que el prototipo de horno propuesto permitiría aprovechar al 100 por ciento el calor generado por la combustión de leña, aserrín o palets, que son los materiales propuestos para mejorar el proceso de horneado, mientras que la emisión de contaminantes disminuiría hasta en un 90 por ciento.

“Por comodidad, costumbre o herencia el horno está hecho así y se escapa el calor así le pueda estar atice y atice, entonces la propuesta que se tiene es un horno con terminación en bóveda, va a estar totalmente cerrado y con una apertura o puerta para acomodar el ladrillo, también tendría unas adaptaciones para la fuente de combustión, ya sea que se quiera quemar leña, aserrín o palet, que es una especie de aserrín comprimido y es el más recomendado, todo esto permitiría que el artesano no esté tan expuesto al calor”, explicó.

Sandre dijo que construir el horno que se propone tendría un costo máximo de 60 mil pesos, aunque la cifra puede ser menor tomando en cuenta que los artesanos pondrían material como el ladrillo y su mano de obra, cuestión que lo hace redituable en comparación con otras propuestas previas que rebasaban el millón de pesos.

Indicó que en septiembre se construirá el prototipo y se harán pruebas de cocción y funcionamiento para que cualquier productor pueda observar la funcionalidad de la propuesta, hacer sugerencias o aclarar dudas al respecto, de tal forma que en octubre se tendrían los resultados de la prueba piloto y los especialistas estarían en la disposición de asesorar a quienes decidan construir el propio.

El representante de los ladrilleros señaló que el objetivo es que poco a poco se vayan modificando los hornos usados en Puebla y se pueda ofrecer un producto 100 por ciento ecológico, que se adapte a la demanda del mercado y no tenga tanto riesgo de pérdidas, ya que el proceso actual llega a provocar que entre dos y tres millares en cada ronda se declaren como inservibles o de mala calidad debido al exceso o falta de cocción.

Contaminación también afecta cultivos

La emisión de contaminantes que generan las ladrilleras en Puebla puede afectar cultivos y con eso también se daña la salud pública, alertó Guillermina Margarita López Corral, responsable de Acción Ambiental del Instituto de Investigaciones en Medio ambiente de la Ibero.

Destacó que, aunque no hay estudios a profundidad, se debe tomar en cuenta que la región de las Cholulas es famosa por la producción de nopal y árboles frutales, mismos que se pueden ver afectados por la contaminación que genera la quema de leña, aserrín y, en el peor de los casos, desperdicios con los que se calientan los hornos para la producción de ladrillo.

Por lo anterior, explicó que el proyecto que buscan detonar los artesanos de Cocoyotla no es el único intento por mejorar un oficio que afecta la salud, no solo de quienes lo ejercen, sino de la población cercana a las ladrilleras.

Informó que ha tenido conocimiento de que algunos ladrilleros han buscado asesoría con homólogos de Tlaquepaque, que cuentan con hornos con mayor aprovechamiento calorífico y tienen un control en la combustión, con la finalidad de construir algunas pruebas piloto para evaluar la viabilidad de su funcionamiento en la entidad.

La exposición es inmediata a la contaminación del aire, entonces se puede padecer desde asma, alergias y conjuntivitis. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

Agregó que todos los esfuerzos que se realicen son necesarios, pues si bien existen otras fuentes de contaminación mayor en Puebla, como los vehículos automotores, la industria y los incendios forestales, no se deben subestimar los impactos regionales de las ladrilleras y las afectaciones que la contaminación ya provoca entre sus trabajadores.

La exposición es inmediata a la contaminación del aire, entonces se puede padecer desde asma, alergias, conjuntivitis, irritación en los ojos, dolores de cabeza y otros malestares que ocurren de forma inmediata y son más visibles en los días en que se aprecia mayor contaminación del aire”, alertó.

López sostuvo que no hay una regulación de dicha actividad, entonces puede haber casos en donde los artesanos todavía recurran a la quema de desperdicios o llantas para producir, a pesar de que estas últimas generan altas emisiones de carbono negro y afectan gravemente la calidad del aire.

Por lo anterior, apuntó que se necesitan esfuerzos conjuntos que permitan a los productores hacer más rentable su actividad y evitar los riesgos a la salud que actualmente enfrentan, no obstante, señaló que para ello también se requiere una gran labor de sensibilización para el mercado o público al que van dirigidos los productos.

“Es un proceso en el que también se necesita educar a los consumidores, porque es un hecho que un ladrillo ecológico va a costar más, mientras que uno elaborado a base de contaminantes, de desperdicios de llantas, va a tener un menor costo, pero aquí lo que se debe ver es que el costo no implica solamente la producción, sino también los costos ambientales, a la salud, tanto de quien lo hace como de quien lo utiliza”, agregó.

La especialista concluyó diciendo que desde la universidad se asesora y se da acompañamiento a proyectos que busquen mejorar la actividad de las ladrilleras, no obstante, sentenció que se requiere del interés y apoyo de las autoridades, principalmente estatales y municipales.

Elecciones 2024

Melitón Lozano será asesor educativo en campaña de Alejandro Armenta

Alejandro Armenta informó que Lozano se integra a su proyecto político como asesor en materia educativa

Local

Actividad de servicio no es exclusiva de Semana Santa: Monseñor durante lavatorio de pies

Monseñor Francisco Javier señaló que una forma de servir a los demás es mantener una actitud de veracidad, sin mentir

Local

Clima en Puebla: Temperaturas de hasta 36 grados

Debido a la ola de calor, la autoridad en materia de protección civil exhortó a la población a evitar la exposición directa al sol

Policiaca

Encuentran a bebé semienterrada en Bosques de Manzanilla

Al ver que aún contaba con signos vitales la trasladaron de inmediato a un hospital

Estado

Roban camioneta valuada en más de un millón de pesos en Izúcar

La víctima relató que al salir a su patio durante la mañana de este jueves descubrió con sorpresa que su vehículo ya no se encontraba en el lugar

Cultura

Semana Santa 2024: Estos son los horarios de las misas para días santos en la Catedral de Puebla

De acuerdo con la Arquidiócesis de Puebla, los días Jueves, Viernes y Sábado Santo, así como el Domingo de Resurrección, en la Catedral de Puebla se llevarán a cabo diferentes celebraciones eucarísticas