Ofelia y José, de 75 y 80 años de edad, coincidieron por primera vez hace seis décadas en el centro histórico de Puebla. Su amistad se convirtió en noviazgo, y al poco tiempo formalizaron su vínculo en unión matrimonial, al menos de forma simbólica. Ahora comparten la dicha de ser padres, abuelos y hasta bisabuelos, y reconocen que consagrar su matrimonio ante la ley es un acto no sólo de amor, sino también de responsabilidad, pues confían en la previsión testimonial como práctica de cuidado hacia su familia y patrimonio.
“La vida en pareja no incluye instrucciones” pareciera ser una frase cliché que muchas personas dicen al enfrentar un disentimiento marital, sin embargo, al concebirlo de esa manera la experiencia de vivir con alguien se convierte en algo tormentoso, cuando en realidad debe ser una vivencia de aprendizaje, pero, eso sí, con múltiples retos, asegura el señor José de la Luz Joaquín.
Este 14 de febrero, Día del Amor y la Amistad, José se casó con “su compañera” y el “amor de su vida”. Con la asistencia de sus cuatro hijos y la presencia de su otro hijo, quien falleció hace algunos meses por Covid-19, el hombre de 80 años de edad le volvió a jurar eterno a su esposa, Ofelia Rosas Morales.
Ellos son parte de las 134 parejas que acudieron a la ceremonia de matrimonios colectivos que encabezó este día el gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina y oficializada por el director general del Registro Civil, Manuel Carmona Sosa.
Con nostalgia, la señora Ofelia comparte a El Sol de Puebla que decidieron inscribirse en la convocatoria para contraer nupcias con otras personas para concretar uno de sus objetivos, el de realizar su testamento y dar certeza legal a sus familiares.
Asegura que este trámite puede parecer muchas veces como un “augurio” a fallecer, sin embargo, insiste en que más bien se trata de un acto de amor, pues al contar con esta gestión su familia evitará conflictos en el futuro.
“Finalmente tomamos esta decisión, para dar certeza en papel, porque tiene que quedar bien el testamento; representa la seguridad y la certeza económica, aunque siempre hemos sido independientes y autónomos, yo, como compañera, quiero que él quede bien”, señala la enamorada.
Aunado a ello, expone que casarse hoy le permitió reforzar y consolidar sus votos de cariño y lealtad que hizo con su marido desde hace varias décadas. Llegar hasta este momento, refiere, no ha sido sencillo, sin embargo, atesora cada una de las experiencias que ha vivido con su querido esposo.
“Siempre nos hemos querido mucho y eso fue lo que nos ayudó a mantenernos en pie”, insiste.
Su historia
Su historia empezó hace 60 años en el Barrio del Refugio, lugar de nacimiento de ambos. Quien hizo el primer acercamiento fue don José, a partir de ese momento, comenzó un vínculo de amor entre los dos.
Son cientos de lugares en Puebla capital los que ambos visitaron entonces. Sitios como el emblemático Cine Coliseo, en la avenida Reforma, fueron testigos del crecimiento y amor que ambos se entregaron entre sí.
Varios parques, incluso, tuvieron la dicha de escuchar a don José entonar, junto a su hermano, diversas baladas románticas hacia su amada Ofelia. Es precisamente la canción Página Blanca, interpretada por el trío Los Panchos, la que ejemplifica la ruta de su relación.
“Desde ahí me cantaba porque vivía en la entrada; cantábamos mi hermano y yo, éramos un dueto, y le íbamos a cantar”, confiesa José.
Aproximadamente un par de años después de que se hicieron novios, ambos decidieron casarse. Lo hicieron legalmente, pero 10 años después decidieron divorciarse. En ese momento afrontaron diversos obstáculos económicos y emocionales, no obstante, gracias a la retrospección y compromiso que ambos tuvieron, recuperaron su matrimonio meses después, señala doña Ofelia.
El señor José trabajó en la extinta Compañía Luz y Fuerza del Centro, mientras que la señora Ofelia dedicó varios años de su vida al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en el área de intendencia. Con esfuerzo, ambos consolidaron su patrimonio poco tiempo después.
Aunque legalmente ya habían rotó su unión matrimonial, ambos forjaron nuevamente su relación, al punto de tener cinco hijos. Todo marchó mejor desde que los dos dieron todo de sí mismos para crecer. Doña Ofelia precisa que todo fue gracias a la fe y al amor que los une en todo momento.
Por su parte, José indica que se convirtieron en un equipo desde entonces, pues ambos reconocieron que una relación marital se construye con voluntad y cariño. Ahora sabe que labores como el cuidado del hogar o de los hijos no es una responsabilidad “sólo de ella”, pues en realidad son hijos de ambos y los dos comparten el mismo grado de obligación.
Finalmente, la señora Ofelia comparte que encontrar “al amor de tu vida” es una experiencia posible y a la que todas y todos tienen derecho. “Van a vivir muchos retos, por eso deben estar dispuestos el uno al otro a darse la mano, cuando uno se cae, el otro lo levanta (...) Se puede, se va a poder si tienen fe (...) si hay un gran amor van a van a salir adelante”, defiende.
