Todos los juegos de mesa que alguien pueda compartir con Francisco Cisneros González, de 70 años de edad, lo harán feliz.Tiene retraso mental leve, y, a pesar de que siempre se haceacompañar por alguno de sus hermanos, es autosuficiente, por loque se encarga solo tanto de su higiene como de su alimentación yactividades diarias.
Panchito, como le dicen todas las personas que lo conocen,siempre es amable y gusta de ayudar a otras personas, pero sobretodo mantenerse activo con la intención de no desesperarse oponerse de mal humor.
Su día favorito de la semana es el domingo, ya que sale depaseo con su hermana Rosa María Cisneros. El paseo no es comocualquier otro: le gusta escuchar la misa en la Catedral a las10:00 horas, desayunar en algún lugar cerca del zócalo de laciudad y, después, asistir a las actividades artísticas de lacasa de la cultura, donde es capaz de permanecer toda la tarde.
Ellos dos forman parte de un equipo de nueve hermanos, quienessiempre han sido cercanos a Panchito, pero al parecer es RosaMaría con quien pasa la mayor parte del tiempo, y parecedisfrutarlo mucho.
Con ella también descubrió las actividades de la Casa del Abue–donde ha cursado varios talleres–, y es la única con la queacude a este espacio de asistencia, donde, además, ya los conocentodos los usuarios, así como trabajadores, los cuales les tienenmucho aprecio.
Panchito, según relata su hermana, nació con estadiscapacidad, pero sus padres no se dieron cuenta sino hasta quepasaron los años, pues fue cuando se percataron de que sudesarrollo no era igual que el de sus demás hermanos, lo cualnotaron especialmente en la lentitud con la realizaba susactividades; sin embargo, por las propias condiciones en las quevivía la familia, tampoco fue posible brindarle una atencióndiferente.
Conforme pasó el tiempo, Panchito se hizo autosuficiente algrado de que comenzó a trabajar en diferentes lugares. Siempre seha ganado la confianza de las personas con las que interactúadebido a que es muy atento y en todo momento se preocupa por elbienestar de los demás.
De esta manera comenzó a acercarse más a la gente, y esta,como una muestra de gratitud y a cambio de la atención delentonces joven, le daba algunos regalos, como comida –pan enmuchas ocasiones–, que Panchito compartía gustoso con sufamilia.
Su vida fue así siempre. Debió trabajar, pero se mantuvo cercade su familia, hasta que sus padres murieron; entonces, sushermanos comenzaron a hacerse responsables de él.
Ya todos habían formado su propia familia, y, aunque RosaMaría lo quiere mucho, su vida familiar dio un vuelco de 180grados.
LES HA ENSEÑADO A TENER PACIENCIA
Rosa María ideó un plan para que Panchito pudiera convivir contodos sus hermanos, una vez que todos tenían su vida hecha, y esque cada determinados días se va a vivir con alguno de susfamiliares, pero con quien más convive es con ella.
Las únicas veces que de forma obligatoria Panchito tiene que ira la casa de alguno de sus hermanos y permanecer ahí durantevarios días, es cuando Rosa María tiene otras actividadesfamiliares como que los consanguíneos de su esposos lleguen adormir a su casa y ocupen todas las habitaciones.
Es entonces cuando Panchito se va a vivir con sus hermanos ypermanece ahí varios días, pero cuando la calma regresa al hogarde su hermana regresa con ella y de esta manera realiza susactividades normales.
Por el tipo de discapacidad que sufre Panchito en ocasiones lasactividades que realiza son más lentas comparadas con el resto dela gente, por lo que algunas de las personas que le rodean tiendena desesperarse.
Ya han pasado 70 años y Rosa María sigue aprendiendo de él.Tenerle paciencia es una de las virtudes que con el paso deltiempo, él, ha sembrado en ella y sus hermanos.
Según los relatos dela propia hermana Panchito siempre lesayuda con todas las actividades y siempre es autosuficiente, por loque aseguró que estar con él –más ahora que no tieneresponsabilidades- es una bendición.
Panchito ha aprendido a convivir con todas las personas que lorodea, su día favorito es el domingo, y con atención y picardíaescucha siempre lo que otros tienen que decir o compartir conél.
VIVIÓ EN UN ASILO
El nacimiento de una nieta en la vida de Rosa María y el hechode que su hija dio a luz en la Ciudad de México, a donde se tuvoque trasladar para cuidarlos, obligaron a la familia a buscar unlugar en el que Panchito estuviera con las atenciones adecuadas, yese espacio fue un asilo de ancianos.
Durante alrededor de una década Panchito vivió en esta sedepor lo que Rosa María tuvo que acostumbrarse a vivir sin él, eneste mismo tiempo. Pero las cosas, poco a poco, volvieron aacomodarse y con su nieta más grande, ella pudo recuperar sushábitos de vida.
Acudió pronto al asilo y vio que Panchito estaba en buenascondiciones, sin embargo, como era lógico estaba un poco decaídode ánimo y más delgado de lo normal, por lo que decidió sacarlodel lugar y llevárselo a su casa para retomar su vida.