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Ciudad del Vaticano, 10 Jun (Notimex).- El Papa Franciscocondenó la “lacra” del tráfico de personas e instó a pasarde una cultura del rechazo a una cultura del encuentro y de laacogida, en una carta enviada a la presidenta del ParlamentoLatinoamericano y del Caribe, la mexicana Blanca Alcalá Ruiz.
El Vaticano dio a conocer este sábado el texto enviado porFrancisco con motivo del foro del Parlatino, que tuvo lugar estosdías en Panamá bajo el título: “Diálogo Parlamentario de AltoNivel sobre Migración en América Latina y el Caribe: Realidades yCompromisos rumbo al Pacto Mundial”.
Alcalá Ruiz, también vicepresidenta del Senado mexicano,había solicitado personalmente al pontífice el mensaje cuando losaludó al final de una audiencia pública en la Plaza de San Pedroel 24 de mayo pasado.
Cuando recibió de manos de la legisladora el documento depresentación del foro, el obispo de Roma se dirigió a uno de suscolaboradores y le advirtió: “¡Esto es importante! Hay quesaber cuándo y dónde”; y apuntó: “Hoy, más que nunca, setiene que hacer buena política”.
Finalmente accedió a escribir el mensaje en el cual animó aemprender acciones urgentes a favor de los menores migrantes,porque “todos los niños tienen derecho a jugar, tienen derecho aser niños”.
“A este respecto, renuevo mi llamado para detener el tráficode personas, que es una lacra. Los seres humanos no pueden sertratados como objetos ni como mercancía, pues cada uno llevaconsigo la imagen de Dios”, clamó Jorge Mario Bergoglio.
Destacó la importancia de conocer el porqué de la migración ycuáles son sus características en el Continente Americano, peroaclaró que la situación no puede ser analizada desde “la mesade estudio”, sino tomando contacto con las personas y los rostrosconcretos.
“Detrás de cada inmigrante se encuentra un ser humano con unahistoria propia, con una cultura y unos ideales. Un análisisaséptico produce medidas esterilizadas; en cambio, la relacióncon la persona de carne y hueso, nos ayuda a percibir las profundascicatrices que lleva consigo, causadas por la razón o la sinrazónde su migración”, añadió.
Pidió que, como miembros de una “gran familia humana”,todos trabajen para poner al centro a la persona, que no es un meronúmero ni un ente abstracto, sino un hermano o hermana quenecesita sentir ayuda y una mano amiga.
Urgió a colaborar de manera conjunta para elaborar estrategiaseficientes y equitativas en la acogida de los refugiados ya que nose puede trabajar en forma aislada. “Todos nos necesitamos”,insistió.
Dijo que el diálogo es una herramienta fundamental parafomentar la solidaridad con quienes huyen de situacionesdramáticas e inhumanas, para lo cual se requiere el compromiso detodas las partes dejando de lado los análisis minuciosos y eldebate de ideas, porque apremia encontrar soluciones.
“El trabajo es enorme y se necesitan hombres y mujeres debuena voluntad que, con su compromiso concreto, puedan darrespuesta a este ‘grito’ que se eleva desde el corazón delinmigrante. No podemos cerrar nuestros oídos a su llamado”,estableció.
“Exhorto a los gobiernos nacionales a asumir susresponsabilidades para con todos los que residen en su territorio;y renuevo el compromiso de la Iglesia Católica, a través de lapresencia de las Iglesias locales y regionales, en responder a estaherida que llevan consigo tantos hermanos y hermanas nuestros”,ponderó.