/ viernes 13 de marzo de 2020

Por su hijo recién nacido, Karen se atrevió a denunciar el calvario que sufría

Su esposo la desnudó y encerró en la zotehuela de su domicilio, entre muchas otras humillaciones

La humillación de ser desnudada y encerrada en la zotehuela de su domicilio, los golpes y los insultos recibidos a lo largo de ocho años, para Karen, fue el mismo infierno. Cuando la violencia ejercida por parte de su esposo alcanzó a su hijo recién nacido, la mujer de 43 años de edad, decidió abrir los ojos, tomar valor y denunciar a su verdugo, el cual, hoy está detenido y en espera de recibir una sentencia condenatoria o absolutoria por parte de una juez.

Para esta víctima, como para muchas mujeres, el inicio de la relación con su esposo fue un momento de amor, de detalles y paciencia, sin embargo, poco a poco los celos, los insultos y las limitaciones, comenzaron a invadir su matrimonio.

“Hace nueve años conocí al papá de mi hijo, al principio él era muy atento, amable, chistoso y con un gran sentido del humor. Todo iba muy bien, de repente, por celos, empezó a cuestionarme sobre con quién reía o hablaba, incluso comenzó a limitar mis amistades. Hubo muchos focos rojos que me indicaban que esta relación no iba por buen camino, sin embargo, yo seguíarrepentida y con la voz temblorosa admitió Karen (nombre ficticio por seguridad de la víctima), desde la sala de su casa.

Lo anteriormente descrito solo era el principio de lo que ella calificó como un verdadero infierno, ya que después, el control que su esposo ejercía sobre ella, lo era también en el sentido de cómo vestirse, cuándo, a qué hora y a dónde ir.

“No me dejaba salir sola, él decía que tenía que acompañarme para que no me pasara algo, para protegerme y cuidarme; con el tiempo me fui dando cuenta que no era así, que no era para cuidarme sino para vigilarme”, narró la víctima, entre el nerviosismo y la inquietud de recordar el pasado que le dejó muchas heridas.

Al poco tiempo los golpes se hicieron presentes, desde pellizcos hasta apretones de mano y patadas acompañadas de disculpas.

Siempre era el perdóname, discúlpame, es que estás muy bonita y no quiero que te pase algo, quiero protegerte y cuidarte, y sí, yo en ese momento pensaba que él por fin había comprendido que esto no estaba bien, que tenía un problema de falta de confianza, yo creía que esto iba a mejorar, pero los apretones de mano ya iban más allá, ahora eran jalones, una patada, un empujón y poco a poco hasta llegar a los golpes y el encierro. Nada cambiócompartió la entrevistada, quien aseguró que en más de 20 ocasiones fue desnudada y encerrada en la zotehuela de su casa, evitando que lograra escaparse como ya en al menos dos ocasiones, la mujer lo había hecho.

Una vez embarazada, la víctima creyó que habría una oportunidad de cambio o mejora en su relación; lejos de ello, las agresiones crecían pues su esposo ahora también la dejaba sin comer, sin importarle su condición física y de salud.

Una vez que Karen dio a luz, el sujeto encontró una nueva forma de someterla, amenazarla y tenerla a su lado.

“Dos o tres veces me salí de casa, pero él me acosaba, me espiaba y prácticamente me secuestraba, incluso las amenazas ya no solo eran con lo que me pudiera ocurrir a mí sino también a mi hijo al cual muchas veces colgó de un pie, amenazándome con que, si no me quedaba, lo obedecía o le decía lo que él quería escuchar, lo iba a estrellar contra la pared. Intenté alejarme y de pedir ayuda, pero en mi familia somos puras mujeres y tenía miedo de lo que también les pudiera hacer, desafortunadamente no tenía un hermano o alguien que pudiera enfrentarlo” explicó la sobreviviente, quien, sin importarle el miedo a morir, decidió acudir ante el agente del Ministerio Público para denunciar los hechos, todo con tal de proteger a su hijo y de que este, no creciera y fuera un violentador de mujeres igual que su padre.

Caí en depresión por ataques de ansiedad precisamente por toda la situación de violencia y sabía que estaba mal el hecho de quedarme ahí sin embargo cuando empezó la violencia hacia mi hijo, no era lo que quería para él, ni que fuera maltratado, ni que se volviera un maltratador y fue ahí cuando saqué fuerza para decir ¡hasta aquí!, sin haber marcha atrás aseguró

La mujer de 43 años, quien a la par, reveló que al acudir ante las autoridades, se encontró con otra barrera llamada Ministerio Público, donde en lugar de motivarla a interponer la denuncia, trataron de disuadirla sicológicamente para que no levantara la denuncia en contra de su esposo.

“Una vez fui al Ministerio Público de la Diagonal, ahí levanté un acta por agresiones, sin embargo, no le dieron seguimiento y desapareció; después fui dos veces más a levantar denuncia y no querían levantarla que porque no tenía marcas físicas que indicaran que había sido agredida, no tenía la manera de comprobar que había sido violentada. Incluso, ahí entra un poco el trabajo sicológico de las personas que nos atienden, diciéndonos que lo pensemos, que si a mi esposo lo llegaban a detener el niño no iba a tener ningún apoyo económico y que yo no iba a poder mantenerlo o solventar sus gatos, que lo pensara bien”, acusó la declarante, quien recalcó que el mismo personal de los Ministerios Públicos son los que generan y despiertan dudas en las personas que acuden a denunciar.

Sin tener el apoyo de las autoridades, Karen decidió abandonar al padre de su hijo, quien, enloquecido tras haber perdido el control sobre su esposa, decidió irla a buscar en enero de 2018 a la casa de su madre en la colonia Francisco I. Madero en la ciudad de Puebla. Ahí el sujeto trató de asesinar a Karen con un cuchillo, sin embargo, la madre de la víctima salió en su defensa para evitar que su hija formara parte de las cifras de feminicidio en Puebla.

Tras lo ocurrido, el agresor fue asegurado y puesto a disposición de la Fiscalía de Puebla, autoridad que decidió judicializar el caso y llevar al detenido ante los tribunales locales, siendo enviado a prisión mientras se resuelve su situación jurídica.


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La humillación de ser desnudada y encerrada en la zotehuela de su domicilio, los golpes y los insultos recibidos a lo largo de ocho años, para Karen, fue el mismo infierno. Cuando la violencia ejercida por parte de su esposo alcanzó a su hijo recién nacido, la mujer de 43 años de edad, decidió abrir los ojos, tomar valor y denunciar a su verdugo, el cual, hoy está detenido y en espera de recibir una sentencia condenatoria o absolutoria por parte de una juez.

Para esta víctima, como para muchas mujeres, el inicio de la relación con su esposo fue un momento de amor, de detalles y paciencia, sin embargo, poco a poco los celos, los insultos y las limitaciones, comenzaron a invadir su matrimonio.

“Hace nueve años conocí al papá de mi hijo, al principio él era muy atento, amable, chistoso y con un gran sentido del humor. Todo iba muy bien, de repente, por celos, empezó a cuestionarme sobre con quién reía o hablaba, incluso comenzó a limitar mis amistades. Hubo muchos focos rojos que me indicaban que esta relación no iba por buen camino, sin embargo, yo seguíarrepentida y con la voz temblorosa admitió Karen (nombre ficticio por seguridad de la víctima), desde la sala de su casa.

Lo anteriormente descrito solo era el principio de lo que ella calificó como un verdadero infierno, ya que después, el control que su esposo ejercía sobre ella, lo era también en el sentido de cómo vestirse, cuándo, a qué hora y a dónde ir.

“No me dejaba salir sola, él decía que tenía que acompañarme para que no me pasara algo, para protegerme y cuidarme; con el tiempo me fui dando cuenta que no era así, que no era para cuidarme sino para vigilarme”, narró la víctima, entre el nerviosismo y la inquietud de recordar el pasado que le dejó muchas heridas.

Al poco tiempo los golpes se hicieron presentes, desde pellizcos hasta apretones de mano y patadas acompañadas de disculpas.

Siempre era el perdóname, discúlpame, es que estás muy bonita y no quiero que te pase algo, quiero protegerte y cuidarte, y sí, yo en ese momento pensaba que él por fin había comprendido que esto no estaba bien, que tenía un problema de falta de confianza, yo creía que esto iba a mejorar, pero los apretones de mano ya iban más allá, ahora eran jalones, una patada, un empujón y poco a poco hasta llegar a los golpes y el encierro. Nada cambiócompartió la entrevistada, quien aseguró que en más de 20 ocasiones fue desnudada y encerrada en la zotehuela de su casa, evitando que lograra escaparse como ya en al menos dos ocasiones, la mujer lo había hecho.

Una vez embarazada, la víctima creyó que habría una oportunidad de cambio o mejora en su relación; lejos de ello, las agresiones crecían pues su esposo ahora también la dejaba sin comer, sin importarle su condición física y de salud.

Una vez que Karen dio a luz, el sujeto encontró una nueva forma de someterla, amenazarla y tenerla a su lado.

“Dos o tres veces me salí de casa, pero él me acosaba, me espiaba y prácticamente me secuestraba, incluso las amenazas ya no solo eran con lo que me pudiera ocurrir a mí sino también a mi hijo al cual muchas veces colgó de un pie, amenazándome con que, si no me quedaba, lo obedecía o le decía lo que él quería escuchar, lo iba a estrellar contra la pared. Intenté alejarme y de pedir ayuda, pero en mi familia somos puras mujeres y tenía miedo de lo que también les pudiera hacer, desafortunadamente no tenía un hermano o alguien que pudiera enfrentarlo” explicó la sobreviviente, quien, sin importarle el miedo a morir, decidió acudir ante el agente del Ministerio Público para denunciar los hechos, todo con tal de proteger a su hijo y de que este, no creciera y fuera un violentador de mujeres igual que su padre.

Caí en depresión por ataques de ansiedad precisamente por toda la situación de violencia y sabía que estaba mal el hecho de quedarme ahí sin embargo cuando empezó la violencia hacia mi hijo, no era lo que quería para él, ni que fuera maltratado, ni que se volviera un maltratador y fue ahí cuando saqué fuerza para decir ¡hasta aquí!, sin haber marcha atrás aseguró

La mujer de 43 años, quien a la par, reveló que al acudir ante las autoridades, se encontró con otra barrera llamada Ministerio Público, donde en lugar de motivarla a interponer la denuncia, trataron de disuadirla sicológicamente para que no levantara la denuncia en contra de su esposo.

“Una vez fui al Ministerio Público de la Diagonal, ahí levanté un acta por agresiones, sin embargo, no le dieron seguimiento y desapareció; después fui dos veces más a levantar denuncia y no querían levantarla que porque no tenía marcas físicas que indicaran que había sido agredida, no tenía la manera de comprobar que había sido violentada. Incluso, ahí entra un poco el trabajo sicológico de las personas que nos atienden, diciéndonos que lo pensemos, que si a mi esposo lo llegaban a detener el niño no iba a tener ningún apoyo económico y que yo no iba a poder mantenerlo o solventar sus gatos, que lo pensara bien”, acusó la declarante, quien recalcó que el mismo personal de los Ministerios Públicos son los que generan y despiertan dudas en las personas que acuden a denunciar.

Sin tener el apoyo de las autoridades, Karen decidió abandonar al padre de su hijo, quien, enloquecido tras haber perdido el control sobre su esposa, decidió irla a buscar en enero de 2018 a la casa de su madre en la colonia Francisco I. Madero en la ciudad de Puebla. Ahí el sujeto trató de asesinar a Karen con un cuchillo, sin embargo, la madre de la víctima salió en su defensa para evitar que su hija formara parte de las cifras de feminicidio en Puebla.

Tras lo ocurrido, el agresor fue asegurado y puesto a disposición de la Fiscalía de Puebla, autoridad que decidió judicializar el caso y llevar al detenido ante los tribunales locales, siendo enviado a prisión mientras se resuelve su situación jurídica.


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