A pesar de que el índice de suicidios ha aumentado a nivel mundial en un 60 por ciento, la doctora Karen de la Cuesta Soria, responsable del programa de Salud Mental de la Secretaría de Salud aseguró que en el caso de Puebla es diferente pues contrario a la tendencia, el estado ha tenido una baja con 47 casos en lo que va del año.
Tan solo en el último reporte del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), detalló que el estado se encuentra por debajo de la media nacional la cual es de 5.2 suicidios por cada 100 mil habitantes, mientras que el estado tiene un registro de 4.7 por la misma cantidad de habitantes.
El reporte indica que el estado se ubica en el lugar número 12 de los estados con menor incidencia, siendo el estado de Guerrero el que menos casos registra con 1.9, le sigue Veracruz con 2.6 y Oaxaca con 3.1 suicidios por cada 100 mil habitantes.
La doctora explicó que el suicidio es un fenómeno de origen multifactorial, que resulta de una compleja interacción de factores biológicos, genéticos, psicológicos, sociológicos y ambientales.
Indicó que los trastornos mentales son un importante factor de riesgo de suicidio en países como el nuestro y se estima que las dos terceras partes de quienes se quitan la vida sufren depresión y que los parientes de los suicidas tienen un riesgo más elevado (hasta cinco veces más) de padecer tendencias al respecto.
“En los últimos 45 años las tasas de suicidio han aumentado en un 60 por ciento a nivel mundial. El suicidio es una de las tres primeras causas de defunción entre las personas de 15 a 44 años en algunos países, y la segunda causa en el grupo de 10 a 24 años; y estas cifras no incluyen las tentativas de suicidio, que son hasta 20 veces más frecuentes que los casos de suicidio consumado”, comentó.
Por su parte la Organización Mundial de la Salud indica que el vínculo entre el suicidio y los trastornos mentales (en particular los trastornos relacionados con la depresión y el consumo de alcohol) está bien documentado en los países de altos ingresos, muchos suicidios se producen impulsivamente en momentos de crisis que perjudican la capacidad para afrontar las tensiones de la vida, tales como los problemas financieros, las rupturas de relaciones o los dolores y enfermedades crónicos.
Además, las experiencias relacionadas con conflictos, desastres, violencia, abusos, pérdidas y sensación de aislamiento están estrechamente ligadas a conductas suicidas.
Las tasas de suicidio también son elevadas entre los grupos vulnerables objeto de discriminación, por ejemplo, los refugiados y migrantes; las comunidades indígenas; las personas lesbianas, homosexuales, bisexuales, transexuales, intersexuales; y los reclusos.