/ lunes 11 de julio de 2022

Radios comunitarias: la voz de un pueblo

Las radios comunitarias logran sinergias con la comunidad y apoyo en desastres

El sueño de don Hilario empezó a sus 13 años cuando escuchó por primera vez en la radio la emblemática voz que decía “La XEW, la voz de la América Latina desde México”. Desde entonces, forjó con tenacidad el camino para dar vida al proyecto más importante de su vida: Radio Xalli 97.9 FM, una emisora comunitaria que acompaña diariamente, desde hace más de una década, al pueblo de San Miguel Xaltepec, junta auxiliar de Palmar de Bravo.

En el estado de Puebla, de acuerdo con el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) existen sólo tres radiodifusoras de uso social, conocidas también como radios comunitarias o indígenas, mientras que a nivel nacional son 77.

Para la comunidad de Xaltepec, las ondas hertzianas de esta emisora representan mucho más que sólo música y personas hablando; simbolizan la oportunidad de crear y reforzar comunidad, aprender sobre lo que ocurre en el territorio, preservar la identidad cultural y sobre todo, poder organizarse como pueblo. Esta es la esencia de estas radios.

Hay quienes no se pierden un solo día de transmisiones, tal es el caso de la señora Zenaida Juárez Carrera. Oriunda de Palmarito Tochapan, doña Nayo, como es conocida en la comunidad, es una de las radioescuchas más leales y participativas de “la Xalli”.

Con el paso del tiempo, perdió su visión. Ella siempre ha sido una apasionada de la poesía, por ello, dedicó muchos años de su juventud a la creación de acrósticos. Aunque las circunstancias hoy no son como ella las imaginó, fue resiliente y siguió impulsando su placer cultural.

Radios comunitarias: la voz del pueblo. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

Si bien, reconoce que su escritura no es la misma de antes, hoy vive y siente la poesía mediante sus oídos. Como cada noche, el programa De Corazón a Corazón, que conduce Hilario Cruz Casimiro, director y fundador de Radio Xalli, acompaña aquellas almas gustosas del lirismo mexicano, como lo es doña Nayo.

“Nos hace esa estación la vida bien alegre (...) Me gustan los poemas, el carisma del señor Hilario, de veras que alegra la noche, ya no se me hace pesada la noche, de veras que bonito programa (...) A veces falla la estación, pero al poco rato vuelvo a la Xalli, siempre regreso a la Xalli”, relató la mujer a El Sol de Puebla.

Ahora que su sentido auditivo es su aliado, su familia hizo varias adecuaciones en casa para que ella escuche la radio en todo momento. La mayor parte del tiempo la vive en su jardín. Ahí su esposo colocó una grabadora antigua, con la Xalli como opción predeterminada. Además, tiene un radio portátil que funciona con baterías y lo lleva a todas partes.

Entre risas, la mujer admite que “escucha a don Hilario más que a nadie”. Y es que en su caso, como en el de varios de los habitantes de Xaltepec, la influencia de esta radio es trascendental, pues es un medio de compañía que, además, ofrece una visión sincera y cercana a la ciudadanía de a pie, esa que a veces parece haber perdido en la confianza en lo que ve en televisión y escucha en la radio.

A través de su señal, la población ha sido partícipe de diversos momentos clave en la vida pública: desde siniestros, abusos de autoridad y hasta intentos de linchamiento; también ofrece ha acercado a la ciudadanía a los espacios de toma de decisiones en su localidad, pues aún sin los recursos de una empresa grande, ha sido espacio para que las diversas personalidades que han buscado representar al pueblo, desde la junta auxiliar hasta el parlamento, ofrezcan sus propuestas a la gente.

No obstante, aunque la incidencia de las radios comunitarias es de gran valor para el desarrollo y la cohesión social, éstas aún enfrentan una serie de obstáculos que van desde lo económico hasta la propia seguridad de sus integrantes.

Según registros oficiales, hoy el alcance de Radio Xalli se extiende a por lo menos nueve municipios y sirve a poco más de 159 mil personas.

AHORA HAY PISO PAREJO

En 2013 se aprobó una reforma a la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión, presentada por el entonces presidente de México, Enrique Peña Nieto. Este estatuto dio vida al IFT como organismo autónomo, y con ello, modificó una serie de procesos que antes eran facultad de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT).

Uno de esos procedimientos fue la gestión de concesiones a radiodifusoras de uso social. Previamente, estas emisoras funcionaban mediante permisos difíciles de conseguir y con muchas limitaciones. Sin embargo, a partir de ese año se abrió la posibilidad para que éstas pudieran obtener concesiones, aunque todavía con muchos condicionamientos.

A decir de Cuauhtémoc Cruz Isidoro, comunicólogo por la Universidad Iberoamericana Puebla y docente de esa misma institución, esa modificación a la ley tuvo varias repercusiones para las radios comunitarias.

Por un lado, a muchas les permitió acceder a una concesión, pues en el pasado muchas existían –y resistían– a expensas de la ilegalidad, pues obtener el permiso de la autoridad era casi imposible. Ahora, estas radios tienen mayores facilidades para poder funcionar de forma lícita, generando “condiciones de piso parejo”, apunta el académico.

No obstante, esto se desploma cuando se estudian a profundidad las extenuantes limitaciones que marca la ley para estas emisoras. Si bien, los derechos de operación son menos costosos para ellas, esto ocasiona que batallen con la sostenibilidad económica.

Según el ordenamiento, una radio comunitaria concesionada no puede lucrar con su tiempo aire, tal como lo hacen sus competidoras comerciales, pues se piensa que el único fin de su existencia es servir a un interés público y sin fines de lucro.

Radio comunitaria Xalli 97.9 FM de Palmar de Bravo. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

Ante ese contexto, el precepto fijó que la totalidad de emisoras de uso social pueden acceder al uno por ciento del total de recursos asignados cada año para publicidad oficial. Esto quiere decir que, por ejemplo, de cada mil pesos de publicidad oficial, 100 se dividen entre todas las emisoras de uso social en todo el país, que siguiendo esa metáfora, en el contexto actual le tocarían 1.29 pesos a cada una de las 77 emisoras.

Ahora bien, aunque es cierto que el uso del espacio público de telecomunicaciones es distinto para estas emisoras, existen varios gastos que deben solventar naturalmente, pues al final del día son empresas que sirven a la sociedad, por lo que limitar sus fuentes de recursos no sólo minimiza su importancia sino que también atenta contra su sostenibilidad.

“Los medios comunitarios no buscan (...) la comercialización de espacios, no [persiguen] un interés económico, pues van más hacia la [incidencia] social y cultural, entonces bajo esta restricción sí tendría que haber mayor apertura en sus fuentes de financiamiento (...) y que la publicidad oficial sea más pareja (...) porque al final son recursos públicos que pagamos todos como contribuyentes y deberían de ser distribuidos de mejor manera”, opinó el profesor Cruz Isidoro.

LA CASA QUE ALBERGA LA RADIO FUE DECORADA POR MANOS LOCALES

Es lunes por la mañana y la vida en San Miguel Xaltepec toma su propio rumbo. En bicicleta viajan una mujer y su hija. A paso veloz, avanzan por la vereda cuando, de pronto, algo hace que disminuyan su velocidad casi por inercia. Y es que su ruta atraviesa la calle en la que se encuentra un enorme y colorido mural que viste la fachada de Radio Xalli –y que evita que pase desapercibida–.

En esa extensa obra hecha a mano por artistas de la comunidad, se muestra la convergencia entre la riqueza cultural y agrícola del territorio, que logran fusionarse gracias a la solidaridad y unión de la gente.

Una de las figuras dibujadas en el mural es don Hilario. Modesto como pocos, el hombre confiesa que los detallados trazos que enmarcaron su rostro y cuerpo, fueron y siguen siendo una sorpresa para él, pues señala que el gráfico lo hicieron sin que él supiera.

El inmueble que alberga a la Xalli consiste en un piso dividido en varias salas. La primera de ellas aloja una casa de cultura con una biblioteca, así como un pequeño museo con algunas reliquias exhibidas; ahí también hay una zona usada por talleristas para dar cursos a niños, principalmente.

La segunda parte está destinada a la emisora. Con una decoración artesanal, se distingue el camino hacia la cabina: un espacio cubierto con filtro espuma para evitar el eco, y en el centro hay una mesa larga, sillas y cuatro micrófonos. Al fondo, tras un grueso cristal se encuentra una consola de audio conectada a una computadora de escritorio, todo a la altura de una cabina profesional.

Ante la pregunta obligada “¿Don Hilario, cómo emprendió todo esto?”, el hombre responde –con su distintiva voz de locutor– “¿Cómo comencé? No lo sé”. Y es que para alguien en su situación, contestar de forma breve a este cuestionamiento es ciertamente imposible, especialmente cuando se trata de un proyecto que se erigió gracias al acompañamiento y confianza de un sinfín de gente.

Radios comunitarias: son empresas que sirven a la sociedad. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

FORJANDO LA TRIBUNA COMUNITARIA

“Cada bloque tiene nombre y apellido”, expone Cruz Casimiro mientras señala las paredes de su alrededor. Desde la pintura, el cemento utilizado para colocar la loseta, hasta el repositorio cultural al alcance de la comunidad, todo existe gracias al apoyo solidario, insiste el reconocido comunicador de Xaltepec.

Si bien, todo empezó desde que era un inquieto adolescente, Radio Xalli tuvo al menos dos momentos que marcaron la pauta en su relevancia y funcionalidad para el pueblo. El primero de ellos fue cuando el joven Hilario Cruz empezó a “jugar” con un micrófono que compró en la casa de artículos electrónicos de su municipio.

Poco a poco buscó la forma de amplificar su voz y que la gente –más allá de su hogar– lo escuchara. Lo primero que hizo fue poner una bocina en la puerta de la casa de sus padres: “Mis papás me toleraron mucho porque dijeron ‘Este está loco, déjenlo que se divierta’. De verdad yo les agradezco mucho porque nunca me pusieron un pretexto en esa parte (...) ¿Qué puede pasar? Pues lo único es que lo puedo echar a perder”.

Así, con un altoparlante a todo volumen, sus palabras sonaban a pocos metros de su casa y aunque difícilmente era atendido, los pocos que lo hacían se detenían a oír lo que el entonces adolescente decía, y algunos hasta se unían a él “y le seguían la corriente”.

Para hacerlo, se guiaba de varias personalidades que marcaron su vida, y sin siquiera conocerlos, se convirtieron en sus grandes maestros. El icónico locutor Leopoldo de Samaniego, voz de la XEW, fue uno de ellos.

Además, cuando las fiestas patronales de Xaltepec tomaban lugar, el intranquilo muchacho se acercaba a los grupos musicales que ofrecían números musicales a la población, pues algunos le permitían usar el micrófono en algunos momentos y él lo hacía para “dar la hora”, y hasta noticias y datos curiosos sobre la comunidad.

Ante el buen recibimiento y constante retroalimentación que halló en su comunidad, sus planes se convirtieron más bien en objetivos y así se focalizó en cumplirlos. Ya con más años de edad, logró adaptar, con ayuda de su familiar que es técnico, un aparato capaz de emitir sonidos mediante ondas hertzianas.

Al tratarse de un experimento casero, el alcance era escaso, de pocos metros en realidad, refiere. Sin embargo, fue en este momento cuando, con apoyo de su amigo, logró poner por primera vez a Radio Xalli en el espacio público. Así empezó la materialización del sueño.

“Le dije a mi compadre (...) ‘Vamos a probar, yo voy a poner música y tú buscas en la radio, y cuando encuentres la señal, me chiflas’. Ese es el episodio más grande para mí (...) porque ocurrió lo que no esperaba, lo que no había planeado: me chifla y salgo, y nos dimos un abrazo como si nunca nos hubiéramos visto, un abrazo muy efusivo. Me dice ‘Ya la hiciste’ y le dije ‘No, ya la hicimos, porque sin ti no lo hubiera logrado’. Nunca lo voy a olvidar”, relató Cruz Casimiro en entrevista con esta casa editorial.

Una vez que tuvo rumbo fijo, empezó a cuestionarse cómo ofrecer un proyecto digno y acorde a las necesidades de su pueblo. En búsqueda de su sueño, se fue, como muchos poblanos, a California, Estados Unidos: así trató de ganar experiencia –y dinero–. Durante su estancia en el extranjero, sus oportunidades se limitaron debido a que no hablaba inglés, además de que no era un “ciudadano legal”.

No obstante, por azares del destino descubrió una escuela que impartía cursos de Comunicación y Medios en idioma español. Casi como anillo al dedo, Hilario se inscribió, aún cuando el costo era alto. De esta manera, fue como obtuvo el conocimiento para manejar una consola de audio, producir un programa radiofónico y conectar con las audiencias: “Cada penny (centavo, en inglés) valió la pena”.

RADIOS COMUNITARIAS, RECONOCIMIENTO LEGAL

Posteriormente, sucedió el segundo momento más importante: el de convertirse en una emisora concesionada. Si bien Radio Xalli obtuvo su permiso de funcionamiento en 2010, sus alcances no eran los deseados, además de que sus recursos eran –aún más– limitados. Empero, esto cambió cuatro años después cuando el IFT le otorgó la concesión.

Con ello, muchas cosas cambiaron, pues Cruz Casimiro reconoce que la posición de su emisora frente a sus competidores de uso comercial era todavía más desequilibrada “e ingrata”, por decir lo menos. Inclusive, mencionó que, aún cuando tuvo un permiso, algunos lo señalaron de “ilegal”.

Ya con la concesión, otro beneficio fue la publicidad oficial, un recurso que sirve principalmente para intervenir el espacio y hacerlo más acogedor para quienes visitan y trabajan. Pese a que no es “el recurso que uno quisiera”, éste sirve para no abandonar el cuidado de la emisora, que hoy es su segunda casa.

De igual forma, es importante señalar que otro de los beneficios de hacerse notar ante la Federación fue que se integraron al Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas. Esto es especialmente importante puesto que el equipo ha sido objeto de ataques, principalmente por delincuentes.

Radios comunitarias: logran sinergias con la comunidad y apoyo en desastres. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

TRABAJANDO POR LA PROFESIONALIZACIÓN

“Todos los programas son de incidencia social (...) Son para concientizar a la gente en la defensa de sus derechos, del medio ambiente [y] del agua”, recalca Hilario Cruz. Y es que en realidad, la tribuna de la estación está abierta para cualquier miembro de la comunidad que quiera aportar al objetivo de Radio Xalli, pues su director cree en la libertad de expresión, pero también en la diversidad de audiencias.

En la actualidad, “La Radio Contigo” –que es el eslogan de la estación– llega a los hogares de Xaltepec y alrededores, durante las 24 horas del día, sin embargo, la verdadera conexión empieza a las nueve de la mañana.

No es extraño caminar por el centro de la localidad sin que no se esté escuchando en algún lugar a Radio Xalli. Así, sin pensarlo, don Hilario y su equipo formaron una audiencia leal y atenta, que reconocen sus voces muchas veces hasta en el transporte público.

Los integrantes de este proyecto son personas que le tienen un inmenso cariño a la radio y a su comunidad. Ninguno llegó sin herramientas, pues hace un par de años profesores de las carreras de Comunicación de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), se ofrecieron para dar capacitación gratuita a las y los locutores, ya que ninguno de ellos cursó un programa educativo de esta índole.

En tal sentido, Cruz Casimiro sostiene que los micrófonos siempre son usados con libertad y compromiso. Actualmente la parrilla programática contempla programas que atienden problemáticas sociales como el alcoholismo, salud mental, crisis medioambiental, pero también hay espacios de reflexión religiosa para quienes así lo deseen.

LA RADIO CONTIGO

“Este hombre nos dice ‘Adelante, usen el micrófono, nada más háganlo con responsabilidad, entusiasmo y respetando al auditorio’”, refiere el locutor Luis Torres, agrónomo graduado de la Universidad Autónoma de Chapingo y oriundo de Jesús Nazareno, en Palmar de Bravo.

Su programa, Palabra de Fe y Vida, se emite cada domingo de siete a ocho de la mañana. La temática es religiosa, pues una mayoría considerable de la región es devota al catolicismo. Así, a través del llamado de fe, propone alternativas para solucionar algunos problemas sociales presentes en la comunidad.

Ante esa coyuntura también cultural, Torres comenta que su audiencia ha sido muy solidaria, especialmente cuando hay desastres naturales. Y es que según comenta el director de la estación, a lo largo de los años la emisora ha estado presente en varios sucesos ocurridos de ese tipo en el país.

Mediante sus ondas hertzianas, incita a la población a apoyar con lo poco o mucho que se pueda. Gracias a ello, de Palmar de Bravo ha salido al menos una docena de camiones repletos de víveres y artículos de emergencia a lugares al interior del estado, pero también a estados como Nuevo León, Veracruz y Oaxaca. En 2021, hicieron al menos dos viajes a la Sierra Norte debido al impacto del huracán Grace en esa región.

A propósito, la señora Refugio Huerta Mendoza, vecina de Palmarito Tochapan, expuso que su familia ha patrocinado algunos apoyos hacia estos lugares. Según relató a El Sol de Puebla, fue la persistencia de Hilario Cruz lo que terminó de convencerlos para contribuir.

“Él ayuda cuando están damnificados nuestros hermanos de Oaxaca. Muy amablemente y ahora sí, cómo puede, pues ya sabe que la gasolina [y] todo eso, son gastos, ahora sí que viene casa por casa y nos impulsa a donar a la gente (...) Si tengo para comprar una botella de aceite, la compro y se la doy (...) él nos motiva, es un líder”, detalló.

Por su parte, otra de las locutoras de la estación es Edith Giles Monterrosas, titular del programa Una Esperanza Para Tu Vida. Valiéndose de la idea del bienestar emocional, la mujer utiliza el espacio para conectar con su audiencia mediante el establecimiento de conceptos que son acompañados por profesionales en la materia, además de ciertos espacios de reflexión, meditación y espiritualidad.

Ella reconoce que al acceder al micrófono su responsabilidad es imprescindible, por eso trata de nunca fallarle a su audiencia: “El trabajo de la radio es muy silencioso, la gente no nos ve y no los vemos, a veces pensamos que estamos hablando al aire, pero no sabemos el impacto que puede surgir en la vida de la persona”.

Luis Torres, locutor de radio comunitaria, es agrónomo graduado de la Universidad de Chapingo. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla


LO QUE QUEDA

Desde el enfoque del académico Cuauhtémoc Cruz, las emisoras comunitarias afrontan un cúmulo de óbices generados por la desigualdad y la poca seguridad que los comunicadores, periodistas y activistas viven de forma cotidiana en México.

Aunado a la desproporción presupuestal, estos proyectos se enfrentan también a la competencia desleal por parte de algunas radios de uso comercial, estigmatización, pero sobre todo, a las carentes condiciones de libertad.

Pese a ser un fenómeno que no distingue límites territoriales, el acoso y ataques contra la prensa se acentúa en dichos proyectos, en gran parte porque se encuentran fuera de las centralidades y por su independencia. A esto se le suma que, en la mayoría de los casos, buscan a través de estos espacios promover la autonomía territorial y libertades que muchas veces desobedecen intereses privados, sostiene el especialista.

“Hay una criminalización desde la parte gubernamental (...) La función de las radios comunitarias es tener una cercanía con las propias comunidades, son radios muy locales, que se vuelven elementos estratégicos para asumir la defensa del territorio (...) Entonces, esta forma de concientización que se puede dar pues sí genera cierto malestar (...) y se vuelven incómodas”, subrayó.

Agregó que en ciertos casos, sobre todo con los monopolios de medios de comunicación, se genera un ambiente de rivalidad entre las difusoras comunitarias y las comerciales, que pone en tremenda desventaja a las de uso social, no sólo por lo económico, sino también por la infraestructura. Al respecto, hizo hincapié en que estas condiciones son producto también de los lineamientos vigentes, por lo que remarcó que se requieren más reformas para avanzar hacia la igualdad de condiciones.

Para poner en retrospectiva este último dato, de acuerdo con el IFT, en México existen mil 852 concesiones comerciales vigentes, tanto en amplitud modulada (AM) como en frecuencia modulada (FM), esto contra las 77 comunitarias, las cuales son receptoras del uno por ciento de la publicidad oficial total.

Ante esa realidad, Cruz Isidoro acentuó que estos proyectos deben verse como lo que realmente son: una forma libre de crear cohesión, comunidad y preservar la identidad de los pueblos. Si bien, se pronunció a favor de la regulación, especificó que la misma debe atender las necesidades reales de estas empresas y no acrecentar las desigualdades. Sobre esto, resaltó que, aunque es una responsabilidad federal, el gobierno estatal tiene también la posibilidad de repartir sus recursos publicitarios con estas radios, entre otras acciones de jurisdicción local.

Finalmente, el comunicólogo de la Ibero Puebla refirió que las modificaciones a la ley nunca podrán hacerse si no se toma en cuenta la verdadera esencia de las emisoras comunitarias y cómo estas atienden los vacíos de comunicación actuales.

“Se [encargan] de preservar el tema de la cultura, la música regional [y] generan contenidos que responden a la comunidad, como noticieros (...) inclusive en lenguas indígenas (...) [Además] ayudan a llegar a estos espacios donde la telefonía o el internet no llegan, son estos vacíos que los medios comunitarios llegan a cubrir”, concluyó.

El sueño de don Hilario empezó a sus 13 años cuando escuchó por primera vez en la radio la emblemática voz que decía “La XEW, la voz de la América Latina desde México”. Desde entonces, forjó con tenacidad el camino para dar vida al proyecto más importante de su vida: Radio Xalli 97.9 FM, una emisora comunitaria que acompaña diariamente, desde hace más de una década, al pueblo de San Miguel Xaltepec, junta auxiliar de Palmar de Bravo.

En el estado de Puebla, de acuerdo con el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) existen sólo tres radiodifusoras de uso social, conocidas también como radios comunitarias o indígenas, mientras que a nivel nacional son 77.

Para la comunidad de Xaltepec, las ondas hertzianas de esta emisora representan mucho más que sólo música y personas hablando; simbolizan la oportunidad de crear y reforzar comunidad, aprender sobre lo que ocurre en el territorio, preservar la identidad cultural y sobre todo, poder organizarse como pueblo. Esta es la esencia de estas radios.

Hay quienes no se pierden un solo día de transmisiones, tal es el caso de la señora Zenaida Juárez Carrera. Oriunda de Palmarito Tochapan, doña Nayo, como es conocida en la comunidad, es una de las radioescuchas más leales y participativas de “la Xalli”.

Con el paso del tiempo, perdió su visión. Ella siempre ha sido una apasionada de la poesía, por ello, dedicó muchos años de su juventud a la creación de acrósticos. Aunque las circunstancias hoy no son como ella las imaginó, fue resiliente y siguió impulsando su placer cultural.

Radios comunitarias: la voz del pueblo. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

Si bien, reconoce que su escritura no es la misma de antes, hoy vive y siente la poesía mediante sus oídos. Como cada noche, el programa De Corazón a Corazón, que conduce Hilario Cruz Casimiro, director y fundador de Radio Xalli, acompaña aquellas almas gustosas del lirismo mexicano, como lo es doña Nayo.

“Nos hace esa estación la vida bien alegre (...) Me gustan los poemas, el carisma del señor Hilario, de veras que alegra la noche, ya no se me hace pesada la noche, de veras que bonito programa (...) A veces falla la estación, pero al poco rato vuelvo a la Xalli, siempre regreso a la Xalli”, relató la mujer a El Sol de Puebla.

Ahora que su sentido auditivo es su aliado, su familia hizo varias adecuaciones en casa para que ella escuche la radio en todo momento. La mayor parte del tiempo la vive en su jardín. Ahí su esposo colocó una grabadora antigua, con la Xalli como opción predeterminada. Además, tiene un radio portátil que funciona con baterías y lo lleva a todas partes.

Entre risas, la mujer admite que “escucha a don Hilario más que a nadie”. Y es que en su caso, como en el de varios de los habitantes de Xaltepec, la influencia de esta radio es trascendental, pues es un medio de compañía que, además, ofrece una visión sincera y cercana a la ciudadanía de a pie, esa que a veces parece haber perdido en la confianza en lo que ve en televisión y escucha en la radio.

A través de su señal, la población ha sido partícipe de diversos momentos clave en la vida pública: desde siniestros, abusos de autoridad y hasta intentos de linchamiento; también ofrece ha acercado a la ciudadanía a los espacios de toma de decisiones en su localidad, pues aún sin los recursos de una empresa grande, ha sido espacio para que las diversas personalidades que han buscado representar al pueblo, desde la junta auxiliar hasta el parlamento, ofrezcan sus propuestas a la gente.

No obstante, aunque la incidencia de las radios comunitarias es de gran valor para el desarrollo y la cohesión social, éstas aún enfrentan una serie de obstáculos que van desde lo económico hasta la propia seguridad de sus integrantes.

Según registros oficiales, hoy el alcance de Radio Xalli se extiende a por lo menos nueve municipios y sirve a poco más de 159 mil personas.

AHORA HAY PISO PAREJO

En 2013 se aprobó una reforma a la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión, presentada por el entonces presidente de México, Enrique Peña Nieto. Este estatuto dio vida al IFT como organismo autónomo, y con ello, modificó una serie de procesos que antes eran facultad de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT).

Uno de esos procedimientos fue la gestión de concesiones a radiodifusoras de uso social. Previamente, estas emisoras funcionaban mediante permisos difíciles de conseguir y con muchas limitaciones. Sin embargo, a partir de ese año se abrió la posibilidad para que éstas pudieran obtener concesiones, aunque todavía con muchos condicionamientos.

A decir de Cuauhtémoc Cruz Isidoro, comunicólogo por la Universidad Iberoamericana Puebla y docente de esa misma institución, esa modificación a la ley tuvo varias repercusiones para las radios comunitarias.

Por un lado, a muchas les permitió acceder a una concesión, pues en el pasado muchas existían –y resistían– a expensas de la ilegalidad, pues obtener el permiso de la autoridad era casi imposible. Ahora, estas radios tienen mayores facilidades para poder funcionar de forma lícita, generando “condiciones de piso parejo”, apunta el académico.

No obstante, esto se desploma cuando se estudian a profundidad las extenuantes limitaciones que marca la ley para estas emisoras. Si bien, los derechos de operación son menos costosos para ellas, esto ocasiona que batallen con la sostenibilidad económica.

Según el ordenamiento, una radio comunitaria concesionada no puede lucrar con su tiempo aire, tal como lo hacen sus competidoras comerciales, pues se piensa que el único fin de su existencia es servir a un interés público y sin fines de lucro.

Radio comunitaria Xalli 97.9 FM de Palmar de Bravo. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

Ante ese contexto, el precepto fijó que la totalidad de emisoras de uso social pueden acceder al uno por ciento del total de recursos asignados cada año para publicidad oficial. Esto quiere decir que, por ejemplo, de cada mil pesos de publicidad oficial, 100 se dividen entre todas las emisoras de uso social en todo el país, que siguiendo esa metáfora, en el contexto actual le tocarían 1.29 pesos a cada una de las 77 emisoras.

Ahora bien, aunque es cierto que el uso del espacio público de telecomunicaciones es distinto para estas emisoras, existen varios gastos que deben solventar naturalmente, pues al final del día son empresas que sirven a la sociedad, por lo que limitar sus fuentes de recursos no sólo minimiza su importancia sino que también atenta contra su sostenibilidad.

“Los medios comunitarios no buscan (...) la comercialización de espacios, no [persiguen] un interés económico, pues van más hacia la [incidencia] social y cultural, entonces bajo esta restricción sí tendría que haber mayor apertura en sus fuentes de financiamiento (...) y que la publicidad oficial sea más pareja (...) porque al final son recursos públicos que pagamos todos como contribuyentes y deberían de ser distribuidos de mejor manera”, opinó el profesor Cruz Isidoro.

LA CASA QUE ALBERGA LA RADIO FUE DECORADA POR MANOS LOCALES

Es lunes por la mañana y la vida en San Miguel Xaltepec toma su propio rumbo. En bicicleta viajan una mujer y su hija. A paso veloz, avanzan por la vereda cuando, de pronto, algo hace que disminuyan su velocidad casi por inercia. Y es que su ruta atraviesa la calle en la que se encuentra un enorme y colorido mural que viste la fachada de Radio Xalli –y que evita que pase desapercibida–.

En esa extensa obra hecha a mano por artistas de la comunidad, se muestra la convergencia entre la riqueza cultural y agrícola del territorio, que logran fusionarse gracias a la solidaridad y unión de la gente.

Una de las figuras dibujadas en el mural es don Hilario. Modesto como pocos, el hombre confiesa que los detallados trazos que enmarcaron su rostro y cuerpo, fueron y siguen siendo una sorpresa para él, pues señala que el gráfico lo hicieron sin que él supiera.

El inmueble que alberga a la Xalli consiste en un piso dividido en varias salas. La primera de ellas aloja una casa de cultura con una biblioteca, así como un pequeño museo con algunas reliquias exhibidas; ahí también hay una zona usada por talleristas para dar cursos a niños, principalmente.

La segunda parte está destinada a la emisora. Con una decoración artesanal, se distingue el camino hacia la cabina: un espacio cubierto con filtro espuma para evitar el eco, y en el centro hay una mesa larga, sillas y cuatro micrófonos. Al fondo, tras un grueso cristal se encuentra una consola de audio conectada a una computadora de escritorio, todo a la altura de una cabina profesional.

Ante la pregunta obligada “¿Don Hilario, cómo emprendió todo esto?”, el hombre responde –con su distintiva voz de locutor– “¿Cómo comencé? No lo sé”. Y es que para alguien en su situación, contestar de forma breve a este cuestionamiento es ciertamente imposible, especialmente cuando se trata de un proyecto que se erigió gracias al acompañamiento y confianza de un sinfín de gente.

Radios comunitarias: son empresas que sirven a la sociedad. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

FORJANDO LA TRIBUNA COMUNITARIA

“Cada bloque tiene nombre y apellido”, expone Cruz Casimiro mientras señala las paredes de su alrededor. Desde la pintura, el cemento utilizado para colocar la loseta, hasta el repositorio cultural al alcance de la comunidad, todo existe gracias al apoyo solidario, insiste el reconocido comunicador de Xaltepec.

Si bien, todo empezó desde que era un inquieto adolescente, Radio Xalli tuvo al menos dos momentos que marcaron la pauta en su relevancia y funcionalidad para el pueblo. El primero de ellos fue cuando el joven Hilario Cruz empezó a “jugar” con un micrófono que compró en la casa de artículos electrónicos de su municipio.

Poco a poco buscó la forma de amplificar su voz y que la gente –más allá de su hogar– lo escuchara. Lo primero que hizo fue poner una bocina en la puerta de la casa de sus padres: “Mis papás me toleraron mucho porque dijeron ‘Este está loco, déjenlo que se divierta’. De verdad yo les agradezco mucho porque nunca me pusieron un pretexto en esa parte (...) ¿Qué puede pasar? Pues lo único es que lo puedo echar a perder”.

Así, con un altoparlante a todo volumen, sus palabras sonaban a pocos metros de su casa y aunque difícilmente era atendido, los pocos que lo hacían se detenían a oír lo que el entonces adolescente decía, y algunos hasta se unían a él “y le seguían la corriente”.

Para hacerlo, se guiaba de varias personalidades que marcaron su vida, y sin siquiera conocerlos, se convirtieron en sus grandes maestros. El icónico locutor Leopoldo de Samaniego, voz de la XEW, fue uno de ellos.

Además, cuando las fiestas patronales de Xaltepec tomaban lugar, el intranquilo muchacho se acercaba a los grupos musicales que ofrecían números musicales a la población, pues algunos le permitían usar el micrófono en algunos momentos y él lo hacía para “dar la hora”, y hasta noticias y datos curiosos sobre la comunidad.

Ante el buen recibimiento y constante retroalimentación que halló en su comunidad, sus planes se convirtieron más bien en objetivos y así se focalizó en cumplirlos. Ya con más años de edad, logró adaptar, con ayuda de su familiar que es técnico, un aparato capaz de emitir sonidos mediante ondas hertzianas.

Al tratarse de un experimento casero, el alcance era escaso, de pocos metros en realidad, refiere. Sin embargo, fue en este momento cuando, con apoyo de su amigo, logró poner por primera vez a Radio Xalli en el espacio público. Así empezó la materialización del sueño.

“Le dije a mi compadre (...) ‘Vamos a probar, yo voy a poner música y tú buscas en la radio, y cuando encuentres la señal, me chiflas’. Ese es el episodio más grande para mí (...) porque ocurrió lo que no esperaba, lo que no había planeado: me chifla y salgo, y nos dimos un abrazo como si nunca nos hubiéramos visto, un abrazo muy efusivo. Me dice ‘Ya la hiciste’ y le dije ‘No, ya la hicimos, porque sin ti no lo hubiera logrado’. Nunca lo voy a olvidar”, relató Cruz Casimiro en entrevista con esta casa editorial.

Una vez que tuvo rumbo fijo, empezó a cuestionarse cómo ofrecer un proyecto digno y acorde a las necesidades de su pueblo. En búsqueda de su sueño, se fue, como muchos poblanos, a California, Estados Unidos: así trató de ganar experiencia –y dinero–. Durante su estancia en el extranjero, sus oportunidades se limitaron debido a que no hablaba inglés, además de que no era un “ciudadano legal”.

No obstante, por azares del destino descubrió una escuela que impartía cursos de Comunicación y Medios en idioma español. Casi como anillo al dedo, Hilario se inscribió, aún cuando el costo era alto. De esta manera, fue como obtuvo el conocimiento para manejar una consola de audio, producir un programa radiofónico y conectar con las audiencias: “Cada penny (centavo, en inglés) valió la pena”.

RADIOS COMUNITARIAS, RECONOCIMIENTO LEGAL

Posteriormente, sucedió el segundo momento más importante: el de convertirse en una emisora concesionada. Si bien Radio Xalli obtuvo su permiso de funcionamiento en 2010, sus alcances no eran los deseados, además de que sus recursos eran –aún más– limitados. Empero, esto cambió cuatro años después cuando el IFT le otorgó la concesión.

Con ello, muchas cosas cambiaron, pues Cruz Casimiro reconoce que la posición de su emisora frente a sus competidores de uso comercial era todavía más desequilibrada “e ingrata”, por decir lo menos. Inclusive, mencionó que, aún cuando tuvo un permiso, algunos lo señalaron de “ilegal”.

Ya con la concesión, otro beneficio fue la publicidad oficial, un recurso que sirve principalmente para intervenir el espacio y hacerlo más acogedor para quienes visitan y trabajan. Pese a que no es “el recurso que uno quisiera”, éste sirve para no abandonar el cuidado de la emisora, que hoy es su segunda casa.

De igual forma, es importante señalar que otro de los beneficios de hacerse notar ante la Federación fue que se integraron al Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas. Esto es especialmente importante puesto que el equipo ha sido objeto de ataques, principalmente por delincuentes.

Radios comunitarias: logran sinergias con la comunidad y apoyo en desastres. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

TRABAJANDO POR LA PROFESIONALIZACIÓN

“Todos los programas son de incidencia social (...) Son para concientizar a la gente en la defensa de sus derechos, del medio ambiente [y] del agua”, recalca Hilario Cruz. Y es que en realidad, la tribuna de la estación está abierta para cualquier miembro de la comunidad que quiera aportar al objetivo de Radio Xalli, pues su director cree en la libertad de expresión, pero también en la diversidad de audiencias.

En la actualidad, “La Radio Contigo” –que es el eslogan de la estación– llega a los hogares de Xaltepec y alrededores, durante las 24 horas del día, sin embargo, la verdadera conexión empieza a las nueve de la mañana.

No es extraño caminar por el centro de la localidad sin que no se esté escuchando en algún lugar a Radio Xalli. Así, sin pensarlo, don Hilario y su equipo formaron una audiencia leal y atenta, que reconocen sus voces muchas veces hasta en el transporte público.

Los integrantes de este proyecto son personas que le tienen un inmenso cariño a la radio y a su comunidad. Ninguno llegó sin herramientas, pues hace un par de años profesores de las carreras de Comunicación de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), se ofrecieron para dar capacitación gratuita a las y los locutores, ya que ninguno de ellos cursó un programa educativo de esta índole.

En tal sentido, Cruz Casimiro sostiene que los micrófonos siempre son usados con libertad y compromiso. Actualmente la parrilla programática contempla programas que atienden problemáticas sociales como el alcoholismo, salud mental, crisis medioambiental, pero también hay espacios de reflexión religiosa para quienes así lo deseen.

LA RADIO CONTIGO

“Este hombre nos dice ‘Adelante, usen el micrófono, nada más háganlo con responsabilidad, entusiasmo y respetando al auditorio’”, refiere el locutor Luis Torres, agrónomo graduado de la Universidad Autónoma de Chapingo y oriundo de Jesús Nazareno, en Palmar de Bravo.

Su programa, Palabra de Fe y Vida, se emite cada domingo de siete a ocho de la mañana. La temática es religiosa, pues una mayoría considerable de la región es devota al catolicismo. Así, a través del llamado de fe, propone alternativas para solucionar algunos problemas sociales presentes en la comunidad.

Ante esa coyuntura también cultural, Torres comenta que su audiencia ha sido muy solidaria, especialmente cuando hay desastres naturales. Y es que según comenta el director de la estación, a lo largo de los años la emisora ha estado presente en varios sucesos ocurridos de ese tipo en el país.

Mediante sus ondas hertzianas, incita a la población a apoyar con lo poco o mucho que se pueda. Gracias a ello, de Palmar de Bravo ha salido al menos una docena de camiones repletos de víveres y artículos de emergencia a lugares al interior del estado, pero también a estados como Nuevo León, Veracruz y Oaxaca. En 2021, hicieron al menos dos viajes a la Sierra Norte debido al impacto del huracán Grace en esa región.

A propósito, la señora Refugio Huerta Mendoza, vecina de Palmarito Tochapan, expuso que su familia ha patrocinado algunos apoyos hacia estos lugares. Según relató a El Sol de Puebla, fue la persistencia de Hilario Cruz lo que terminó de convencerlos para contribuir.

“Él ayuda cuando están damnificados nuestros hermanos de Oaxaca. Muy amablemente y ahora sí, cómo puede, pues ya sabe que la gasolina [y] todo eso, son gastos, ahora sí que viene casa por casa y nos impulsa a donar a la gente (...) Si tengo para comprar una botella de aceite, la compro y se la doy (...) él nos motiva, es un líder”, detalló.

Por su parte, otra de las locutoras de la estación es Edith Giles Monterrosas, titular del programa Una Esperanza Para Tu Vida. Valiéndose de la idea del bienestar emocional, la mujer utiliza el espacio para conectar con su audiencia mediante el establecimiento de conceptos que son acompañados por profesionales en la materia, además de ciertos espacios de reflexión, meditación y espiritualidad.

Ella reconoce que al acceder al micrófono su responsabilidad es imprescindible, por eso trata de nunca fallarle a su audiencia: “El trabajo de la radio es muy silencioso, la gente no nos ve y no los vemos, a veces pensamos que estamos hablando al aire, pero no sabemos el impacto que puede surgir en la vida de la persona”.

Luis Torres, locutor de radio comunitaria, es agrónomo graduado de la Universidad de Chapingo. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla


LO QUE QUEDA

Desde el enfoque del académico Cuauhtémoc Cruz, las emisoras comunitarias afrontan un cúmulo de óbices generados por la desigualdad y la poca seguridad que los comunicadores, periodistas y activistas viven de forma cotidiana en México.

Aunado a la desproporción presupuestal, estos proyectos se enfrentan también a la competencia desleal por parte de algunas radios de uso comercial, estigmatización, pero sobre todo, a las carentes condiciones de libertad.

Pese a ser un fenómeno que no distingue límites territoriales, el acoso y ataques contra la prensa se acentúa en dichos proyectos, en gran parte porque se encuentran fuera de las centralidades y por su independencia. A esto se le suma que, en la mayoría de los casos, buscan a través de estos espacios promover la autonomía territorial y libertades que muchas veces desobedecen intereses privados, sostiene el especialista.

“Hay una criminalización desde la parte gubernamental (...) La función de las radios comunitarias es tener una cercanía con las propias comunidades, son radios muy locales, que se vuelven elementos estratégicos para asumir la defensa del territorio (...) Entonces, esta forma de concientización que se puede dar pues sí genera cierto malestar (...) y se vuelven incómodas”, subrayó.

Agregó que en ciertos casos, sobre todo con los monopolios de medios de comunicación, se genera un ambiente de rivalidad entre las difusoras comunitarias y las comerciales, que pone en tremenda desventaja a las de uso social, no sólo por lo económico, sino también por la infraestructura. Al respecto, hizo hincapié en que estas condiciones son producto también de los lineamientos vigentes, por lo que remarcó que se requieren más reformas para avanzar hacia la igualdad de condiciones.

Para poner en retrospectiva este último dato, de acuerdo con el IFT, en México existen mil 852 concesiones comerciales vigentes, tanto en amplitud modulada (AM) como en frecuencia modulada (FM), esto contra las 77 comunitarias, las cuales son receptoras del uno por ciento de la publicidad oficial total.

Ante esa realidad, Cruz Isidoro acentuó que estos proyectos deben verse como lo que realmente son: una forma libre de crear cohesión, comunidad y preservar la identidad de los pueblos. Si bien, se pronunció a favor de la regulación, especificó que la misma debe atender las necesidades reales de estas empresas y no acrecentar las desigualdades. Sobre esto, resaltó que, aunque es una responsabilidad federal, el gobierno estatal tiene también la posibilidad de repartir sus recursos publicitarios con estas radios, entre otras acciones de jurisdicción local.

Finalmente, el comunicólogo de la Ibero Puebla refirió que las modificaciones a la ley nunca podrán hacerse si no se toma en cuenta la verdadera esencia de las emisoras comunitarias y cómo estas atienden los vacíos de comunicación actuales.

“Se [encargan] de preservar el tema de la cultura, la música regional [y] generan contenidos que responden a la comunidad, como noticieros (...) inclusive en lenguas indígenas (...) [Además] ayudan a llegar a estos espacios donde la telefonía o el internet no llegan, son estos vacíos que los medios comunitarios llegan a cubrir”, concluyó.

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