Actualmente, el sistema de barrancas de Puebla capital peligra, principalmente a causa de la contaminación creciente en los ríos locales y el descuido de las autoridades de los tres niveles de gobierno. Especialistas señalan que estos espacios tienen un alto potencial de ser reorientados para fines recreativos y ecológicos, y con ello brindar servicios de calidad a la población.
Lo anterior fue descrito a EL SOL DE PUEBLA por José Héctor Cortés Hernández, maestro en Ingeniería Ambiental y Desarrollo Sustentable por la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (Upaep) y coordinador del proyecto “Transforma tu Ciudad”, liderado por la firma jurídica Vitalius.
Esta iniciativa comenzó el 4 de marzo y concluyó el pasado 4 de abril. Su objetivo fue integrar a estudiantes de carreras afines al tema medioambiental, urbanismo, gestión de ciudades y derecho, principalmente. A partir de ello se buscó introducirlos en las problemáticas que enfrentan los ecosistemas metropolitanos. Con un enfoque legal, se otorgaron las herramientas empíricas y conceptuales para que los futuros profesionistas sean capaces de ofrecer soluciones desde sus áreas.
Los jóvenes tuvieron la oportunidad de visitar cuatro barrancas pertenecientes a dos ríos poblanos: el Atoyac y el San Francisco. De norte a sur, documentaron las condiciones en las que se encuentran estos elementos naturales.
A decir de Cortés Hernández, más del 95 por ciento de las barrancas de Puebla capital se encuentran contaminadas. Además, aunado a los residuos industriales que son vertidos en los ríos de la ciudad, ciudadanos particulares ocupan estos sitios como basurero, pues señaló que durante sus recorridos, encontraron grandes cantidades de objetos como: sofás, electrodomésticos, plásticos y hasta restos animales.
Esto sólo pone en evidencia el poco interés que las autoridades municipales, estatales y federales tienen por atender esta problemática, dice el especialista. Ahora bien, pese a que las barrancas son terrenos denominados como “zonas federales”, la responsabilidad de preservar y vigilar su saneamiento es compartida, pues es materia concurrente.
Estos espacios son regulados por la Comisión Nacional del Agua (Conagua), sin embargo, el resto de autoridades tienen la capacidad de adoptar mecanismos de acción interinstitucional. En la actualidad, muchos de esos esfuerzos están enfocados solamente en reaccionar y no en prevenir. Es decir, el cuidado de estos lugares tiene como finalidad prevenir inundaciones en las comunidades aledañas, esencialmente, pero son muy pocas las veces que se hace algo por limpiarlos a profundidad y cuidar de ellos.
Una de las principales propuestas que el grupo de jóvenes formulará a las autoridades, será la de materializar un proyecto que permita hacer de las barrancas urbanas, un cúmulo de parques y sitios públicos de esparcimiento. Esto además de crear un impacto en el bienestar colectivo, podría distribuir mejor las obras públicas en toda la ciudad.
Detalló que en la actualidad, vecinos de la colonia San Miguel la Rosa, misma que se ubica a un costado del Río Atoyac, iniciaron a apropiarse de algunos segmentos de la llamada “zona federal”, que contempla a las barrancas que atraviesan por ahí. Señaló que si bien esos espacios no deben ser privatizados por ningún motivo, los habitantes de esa zona han recurrido a dichos métodos pues no existe un programa de rehabilitación urbana en ese sentido.
Cortés Hernández concluyó diciendo que la importancia de incluir estos tópicos en los planes curriculares de todas las carreras universitarias, debería ser ya un asunto obligatorio, pues en un futuro no muy lejano, serán las nuevas generaciones quienes tomen las riendas de la vida pública. Es por ello que adelantó que Vitalius ampliará sus talleres y proyectos a rubros como el de la movilidad incluyente y otros temas medioambientales, principalmente.