La Comisión de Derechos Humanos (CDH) en Puebla y la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) revisan los ceresos de Puebla, Tehuacán, Tepexi de Rodríguez, Ciudad Serdán y San Pedro Cholula para elaborar el Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria 2019 que presentarán en los próximos meses.
Los organismos buscan observar que los Centros de Reinserción Social del Estado otorguen las condiciones que permitan garantizar el respeto a los derechos humanos de las personas que están privadas de su libertad y para ello han realizado entrevistas en más de 16 visitas a los ceresos y al Centro de Internamiento Especializado para Adolescentes en Puebla.
En la evaluación se consideran las condiciones de situación jurídica, las que garantizan una estancia digna y segura en prisión, integridad física y moral del interno, el desarrollo de actividades productivas y educativas, las condiciones que garantizan la vinculación social, las que se relacionan con el mantenimiento del orden y la aplicación de medidas, así como las que pertenecen a grupos especiales dentro de las instalaciones penitenciarias.
En 2018 la CNDH elaboró el diagnóstico nacional de supervisión penitenciaria en el que detectó hacinamiento, sobrepoblación, insuficiencia de programas para prevenir y atender incidentes violentos y falta de higiene médica en comedores y áreas deportivas en 11 cárceles de la entidad, por ejemplo, en el cereso de Puebla había 3 mil 475 hombres y mujeres, a pesar de que su capacidad es de 2 mil 333 personas.
En condiciones similares se encuentran el Centro de Readaptación Social de San Pedro Cholula, que tiene una capacidad para 171 personas y su población es de 370; el Centro de Reinserción Social Distrital de Acatlán de Osorio, que tiene cabida para 58 y alberga a 80 personas; el Centro Penitenciario Distrital de Zacapoaxtla con capacidad para 58 y tiene a 70 personas, y el centro de Zacatlán que tiene cabida para 125 reos y concentra a 142.
En la evaluación de 2017, Puebla estaba en riesgo de reprobar los diagnósticos nacionales de supervisión penitenciaria. Además, la seguridad de las cárceles poblanas se catalogaba como intermedia con base en los valores de los índices de sentimiento de seguridad, percepción de inseguridad, delito, experiencia de violencia de género y victimización.