Este 19 de septiembre se cumplen siete años desde que un sismo de 7.1 grados azotó el estado y con ello, se registraron afectaciones a uno de los hospitales más importantes de Puebla: el IMSS de San Alejandro. Desde el 2017, no se ha recuperado y su falta provocó el cierre de cientos de negocios en la zona y el hacinamiento en otro nosocomio, el de La Margarita.
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La Margarita fue equipado para cubrir la demanda, pero, hasta el día de hoy, sigue con sobrecupo, falta de medicamentos y sus médicos no se dan abasto para atender a todos los ciudadanos que llegan. Hay que recordar que, en el 2017, San Alejandro atendía un aproximado de 7 mil personas diariamente y todos ellos, tuvieron que ser canalizados a otras unidades.
Han pasado dos administraciones federales, cuatro directores generales del IMSS, cinco delegado del Instituto en Puebla y la obra, de acuerdo con el presidente del país, Andrés Manuel López Obrador, podría concluir este mes, pero será inaugurada por la nueva presidenta, Claudia Sheinbaum Pardo, hasta diciembre. Por lo que se convertirá en una de las promesas fallidas del mandatario federal.
Los derechohabientes siguen exigiendo celeridad en el proyecto, ya que, ante la falta de camas, la alta demanda y el agotamiento de los trabajadores, sus familiares han empeorado, no han sido atendidos a tiempo y hay casos en donde han muerto por esperar un turno. San Alejandro, no sólo representaba un inmueble, sino que era la esperanza de muchos para seguir con vida.
Por su parte, los comerciantes que sobrevivieron tras su desplome, no consideran que la obra concluya en este mes como lo prometió AMLO, ni siquiera este año, pero si las autoridades lo logran, se convertirá en “un milagro” que reactivará toda la colonia Villa San Alejandro.
¿Qué fue lo que ocurrió?
Era el martes 19 de septiembre del 2017, el reloj marcaba las 13:14 horas y el movimiento telúrico comenzó. De acuerdo con el Servicio Sismológico Nacional, el epicentro fue ubicado al noroeste de Chiautla de Tapia y la magnitud fue de 7.1 grados. Horas después, las autoridades informaron que había, al menos 45 personas muertas, más de 12 mil viviendas afectadas y 250 inmuebles históricos con daños.
En la ciudad de Puebla se reportaron siete muertes y las afectaciones materiales incluyeron daños en casonas, universidades, iglesias, bardas, centros comerciales y, hasta el día de hoy, el edificio que no se ha podido recuperar es el de San Alejandro.
Al concluir el sismo, se intentó desalojar, pero ese día estuvo al 94 por ciento de su ocupación, por lo que no se logró en su totalidad. Con el paso de los días, a los derechohabientes los trasladaron al Hospital General de la Zona 20, mejor conocido como La Margarita, donde se concentraron los servicios generales y de urgencias.
San Alejandro contaba con 415 camas y La Margarita, solo con 178, por lo que este último aumentó su capacidad a 233 camas (30.8 por ciento más) y pasó de atender a 69 pacientes diarios en urgencias a 135 (95 por ciento más). Desde hace muchos años, La Margarita está sobresaturado y no solo lo evidencian los derechohabientes, sino que también las autoridades estatales aceptaron la problemática, pero se lavaron las manos argumentando que el proyecto era de orden federal.
Se compró un predio que nunca se usó y hasta 2022 lo derrumbaron
Al principio, se dijo que se tenía prevista la donación de un predio a un costado del Periférico Ecológico y que ahí se construiría un nuevo hospital, incluso, el ex director general del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Mikel Arriola Peñaloza, aseguró que sólo se tardarían 2 años en la construcción.
Posteriormente, adquirieron el Centro Internacional de Medicina (CIMA) por un monto de 427 millones de pesos, el cual estaba ubicado en la Reserva Atlixcáyotl en San Andrés Cholula y ahí se pretendía construir un nuevo hospital, pero jamás se utilizó. Hasta el 2021 confirmaron que se construiría una nueva sede en el mismo lugar (colonia Villa San Alejandro) y comenzó el desmantelamiento de San Alejandro.
Para el 2020, el nuevo director del IMSS, Zoé Robledo, firmó un convenio con la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) para la construcción del nuevo proyecto y hasta el 2022 fue demolido. Desde mayo del 2022 a junio del 2023, se tuvo un avance solo del 1.6 por ciento. Mientras que de enero a junio del 2023 no se ejerció ni un sólo peso del financiamiento que se aprobó.
Para junio de este año, Robledo Aburto, y el secretario de Salud federal, Jorge Alcocer Varela, visitaron Puebla para supervisar los avances de la reconstrucción. En el recorrido estuvo presente el actual gobernador de Puebla, Sergio Salomón Céspedes Peregrina, quien confirmó la inversión de más de 2 mil 300 millones de pesos y un avance del 70 por ciento.
El mandatario anunció que el nuevo hospital tendrá mil 600 trabajadores, 180 camas, 37 consultorios, 10 sillones de quimioterapia, 17 unidades de Hemodiálisis, Clínica de Mama, Sala de Hemodinamia, Tomógrafo y otras áreas de especialidades.
“Es una vergüenza que a 7 años no esté listo”: comerciantes
El Sol de Puebla realizó un recorrido en el Hospital de San Alejandro, en donde se pudieron ver a varios trabajadores interviniendo el inmueble. En los cuatros pisos hubo movimiento y también se vio la presencia de camiones con material para la construcción.
De la “Puerta 1” salió repetidamente un camión con insumos para la edificación, de la “Puerta 2” había grúas que apoyaron a los trabajadores para elevar el material pesado y en la “Puerta 3”, se vieron varias personas inspeccionado los trabajos.
En los alrededores de San Alejandro hay varios ambulantes, pero refirieron que ellos llegaron en últimos meses para convertirse en una opción de comida para los trabajadores, no estaban aquí hace siete años cuando ocurrieron los hechos.
Los negocios establecidos que pudieron seguir con su actividad pese a la baja de movimiento en la zona, son una papelería, una panadería, una farmacia, una estética, pero la mayoría de restaurantes y comercios dedicados a aparatos de la salud, no contaron con la misma suerte.
“Es una vergüenza que a 7 años no esté listo”, fue lo que comentó Maritza García, quien vende jugos y frutas en la Puerta 3 del hospital. Para ella, el temblor fue una tragedia que cambió la vida de muchas personas y “desgraciadamente” presenció como sus compañeros cerraban sus negocios por la falta de vendimia.
El abandono de San Alejandro hizo que la delincuencia aumentara y las calles también están en mal estado. Aunque el presidente dijo que este mes concluirán los trabajos, no cree que sea posible, ya que aún falta mucho por hacer, no se ven ventanas, puertas, ni baños.
Si han aumentado los trabajos, se ve más gente, más movimiento, pero de plano no creo que terminen en septiembre, a menos de que lo hagan y nos regalen un milagro a todos nosotros que sobrevivimos y que tuvimos que ver como este gran hospital se fue apagando comentó.
Elvia Álvarez lleva 24 años vendiendo carnitas al frente de lo que solía ser el hospital más importante de Puebla, y por los años que llevaba en este punto, los vecinos la siguieron visitando tras el cierre. Sin embargo, fue muy doloroso ver como la gente dejó de llegar y como sus vecinos comerciantes fueron cerrando sus locales.
Ese día lo recuerda como una pesadilla, en donde todos los vendedores se unieron para ayudar al personal médico, regalar un taco o solo u vaso de agua. Al igual que Maritza, no cree que esté listo este mes, pero si ocurre, espera algún día volver a ver la dinámica social que se generaba y que los negocios que cerraron puedan abrir sus puertas.
Por su parte, Mario Ortiz, dueño de la panadería Chri-Sand, recordó que su negocio sirvió para que el personal médico conectara sus aparatos, incluyendo incubadoras, dieron permiso para que se colocaran cajas y ayudaron en todo lo que pudieron. Hoy, solo espera que pronto reabra sus puertas, pues no sólo los ayudará económicamente, sino que los poblanos tendrán una opción para cuidarse y mejorar su calidad de vida.
Esperemos que con la reconstrucción todo vuelva a florecer. Honestamente no creo que quede este mes, posiblemente la obra negra, pero todo lo demás, el acondicionamiento, el próximo año, pero ya se ve un avance muy importante declaró.
“No era sólo un edificio, sino la oportunidad de seguir con vida”: derechohabientes
De igual modo, este medio acudió a La Margarita, en donde se confirmó que la situación de hacinamiento continúa y que la saturación de derechohabientes ha afectado el servicio. Por ejemplo, Elías Guzmán, comentó que a varias mujeres embarazadas les pidieron que se movilizaran, ya que no tenían suficientes cuneros para sus próximos bebés.
Él estaba dentro de “los posibles” en cambiarse de unidad para tener a su hijo, pero le dijeron que en próximas horas les confirmarían. Desde su óptica, esta falta de cuneros viene a raíz de San Alejandro, pues era bien conocido que en este último se “aliviaban” la mayoría de las mujeres y que los otros sólo eran para los que vivían cerca del hospital regional.
Más testimonios, quienes no quisieron dar su nombre por medio a represalias, compartieron que los médicos cada vez son más groseros y esto se debe a que no tienen descansos y atienden a muchas personas durante el día. En ocasiones, las medicinas gratuitas no alcanzan debido a que ya son más enfermos y tienen que esperar horas para ser atendidos pese a que en la aplicación de “Tu IMSS” ya puedes agendar la cita.
No era sólo un edificio, sino la oportunidad de seguir con vida, en ese hospital sabías que, si entrabas, salías con esperanza de vida y aquí es muy complicado que te atiendan y si lo hacen es con malos tratos. Se tardan mucho en checarte y si ya estuviera listo el de San Alejandro, habría menos gente y nos atenderían de mejor manera opinó una de las mujeres.
Una madre aceptó que tuvo miedo de traer a su infancia, ya que recordó que, en el 2022, un bebé fue enviado a la cámara mortuoria del Hospital, donde permaneció por seis horas hasta que el personal de los servicios funerarios se percató de que aún presentaba signos vitales.
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Y no es el único temor, algunos entrevistados leyeron o escucharon que a los internos le daban pan con hongos y tienen casos de conocidos que han empeorado o muerto por atención tardía y negligencia, pero no denuncian por falta de dinero o porque desconocen el procedimiento para que se haga justicia.