Los negocios del centro histórico de Puebla están “sobreviviendo” a la crisis económica derivada del coronavirus y aunque tienen deudas en rentas, servicios, pocos o nulos clientes, tienen un mes abriendo sus cortinas para seguir con negocios que tienen de seis hasta dos años operando.
Este 7 de septiembre, mes exacto en el que se anunció la apertura de actividades económica en la entidad, amaneció nublado y el ambiente es triste, dicen locatarios que ven caídos sus ingresos de 90 a 70 por ciento.
Elías Salum, propietario de “Almacenes Elías”, quien tiene varios locales de uniformes escolares en el centro, reportó que sus caídas son totales y que esperará a cerrar el año para analizar si se mantienen vigentes.
“No tenemos nada de ventas porque no hay clases, estamos en cero, no estamos vendiendo nada. Debemos un poco de renta, pero ahí estamos llevando. Ya vamos seis meses complicados, podemos aguantar hasta fin de año, pero si no, tenemos que buscar otra alternativa”.
Agregó que actualmente las ventas son mínimas y ayudan al pago de salarios de cuatro empleados, en una temporada escolar normal había hasta 80 trabajadores. Hay ocasiones, expuso, que en dos locales ingresan menos de 5 mil pesos en una semana, no obstante, para mantener un local se requieren más de 70 mil pesos al mes.
Mientras nos enseña una foto de 2019, cuando en el local se desbordaba en clientes, dice que otro de los problemas financieros que enfrentan es el nuevo uniforme, por no hay ingresos para invertir para adquirirlo, además de que las empresas que lo elaboran también están en crisis.
En frente, en la calle 3 Norte, Jorge Meri, vende desde hace más de 20 años ropa además de artículos para bautizos y comuniones. Las ventas son menores al 5 por ciento y las deudas crecen.
El propietario accede a la entrevista con la luz apagada, pus dice que busca ahorrar en este servicio y por algunas horas, se ha quitado el cubrebocas, pues a su negocio llegan a entrar para comprar una persona por día. “No hay dinero, no hay festejos, ni ceremonias. La mayoría de las ceremonias son comunitarias, no hay. En todos los pagos vamos atrasados, menos en la luz”.
Para sacar adelante el negocio familiar, Carlos Díaz, dueño de “Chikifiestas”, refiere que las piñatas son más pequeñas y ofrecen sus servicios en redes sociales como Facebook. Hay paquetes para reuniones muy privadas. Las ventas oscilan entre el 15 por ciento en la nueva normalidad.
“Innovamos con paquetes, piñatas para dos o tres niños, para cinco o seis personas, con una velita chiquita, cinco vasos, algo para festejarles a los hijos o hijas (…) Nosotros esperamos que para diciembre se componga esta situación. La pandemia nos dejó mucho aprendizaje y a reforzar nuestras estrategias en línea, aprovechar las estrategias digitales y el Facebook @ChikifiestasPuebla”.
VEN MEJORÍA
La fe y los homenajes luctuosos han encendido luz a los comercios de la familia Luna que venden ceras, veladoras y otros artículos sobre la 8 Poniente. Es la primera vez en 25 años que sus ingresos han caído más de la mitad.
Aunque, en el último mes, con una recuperación lenta los ingresos alcanzan el 60 por ciento, refirió Alberto Luna. Actualmente, dijo que confían que la temporada de Día de Muertos mejore los ingresos hasta en 80 por ciento.
“No hay velación de los familiares, ahora, la gente compra ceras, veladoras y las pone (en su casa), aunque no tengan el cuerpo presente (…) Esperamos que en la temporada que se viene recuperemos entre 70 y 80 por ciento”, agrega.
Junto a la mesa que tiene la leyenda: “Esta mesa se encuentra inhabilitada” con la foto de Hugo López-Gatell, Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, en el restaurante “Súper Tortas Puebla”, Isabel Espinosa, quien es mesera, refiere que la atención de clientes va mejorando un 30 por ciento.
El servicio a los clientes en la nueva normalidad es todo un reto, sin embargo, agrega, todos los trabajadores ponen empeño para seguir adelante.
“Antes teníamos protolocos de limpieza, ahora tenemos que ponernos más exigentes en la limpieza de las meza, las sillas, las entradas, los baños. La sanitización de todos los utensilios que ocupamos y que el cliente sepa que viene a un lugar seguro”.
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