Chile en nogada, milanesa o carnitas son algunos platillos que acompañan a la cemita poblana y que deleitó ayer los paladares de los visitantes al Parque del Carmen, más de cinco mil que acudieron al primer Festival gastronómico.
Hubo filas para los negocios más representativos de la ciudad como El América, El Centro, La Conquista o Las Poblanas, de un total de 40 dedicados a la elaboración de este alimento único de Puebla, además ancestral.
Salvador Arizmendi Vélez, organizador del primer Festival de la Cemita Poblana, que permanecerá hasta hoy, dijo que el evento superó las expectativas porque en las tres primeras horas se llegó a la meta estimada.
Y es que la exhibición culinaria se convirtió en una celebración para uno de los platillos que forman parte de la gastronomía del estado, pues la algarabía no solo fue representada por los cuadros dancísticos típicos que se presentaron, sino por los olores en el aire.
A Beatriz Gutiérrez no le importó esperar en la fila más de media hora para probar una cemita de carnitas de uno de los negocios participantes.
Además de la demostración, también hubo conferencias para conocer el origen de la cemita que comenzó a llenarse de guisos cuando fue inaugurado el Mercado de la Victoria, alrededor de los años 50, comentó Arizmendi.
A pesar de que autores mencionan que la cemita poblana surgió después de la Conquista y es parienta de la torta, el pambazo o el hojaldre, el organizador aseguró que su origen es ancestral pues proviene de un tipo de alimento que se consumía en esa época y posteriormente llegó la fusión con los ingredientes europeos, que dieron origen a la forma con la que hoy se conoce.
Posteriormente, resaltó, el pan que se caracteriza por ser redondo, adornado con ajonjolí y con ingredientes propios para la elaboración del pan, comenzó a ser rellenado con guisos y ahora el más popular es el que lleva milanesa, aguacate, pápalo, quesillo y cebolla, aunque existen otras variedades.
“La cemita original es de pata con queso y la más comercial es la de milanesa, de ahí hay variedades como los de chiles en nogada, de pipián”, dijo Arizmendi en breve entrevista. Los costos de la cemita variaron de 20 a 100 pesos, dependiendo del platillo con el que se rellenó.