A los 27 años de edad Víctor Hugo Flores Aparicio recibió un trasplante de córnea y hace siete meses la historia se repitió porque estaba perdiendo la vista. De esta experiencia aprendió a valorar la donación de órganos y es la razón por la que ha tratado de compartir con los demás su testimonio así como tratar de convencer a otros sobre la importancia de esta labor altruista.
Este miércoles se conmemora el Día Nacional de la Donación y Trasplante de Órganos. De acuerdo con el Centro Nacional de Trasplantes (Cenatra) en el estado de Puebla hay mil 465 personas en lista de espera de un órgano o tejido y es el sexto estado con más pacientes en esta situación.
La vida de Víctor Hugo era normal, tenía un trabajo y familia, pero, hubo un tiempo en el que su percepción de profundidad no era adecuada y comenzó a tener caídas constantes porque no distinguía los escalones y banquetas, por lo cual empezó a sentirse alarmado.
Al acudir a una revisión médica lo diagnosticaron con queratocono en el ojo derecho y le dijeron que la patología ya estaba muy avanzada de tal manera que requería un trasplante de córnea, pero, esto solo ocurre mediante un donador cadavérico, por lo que permaneció durante nueve meses en lista de espera y seguía perdiendo la vista de forma gradual.
Esto ocurrió hace alrededor de una década y cuando pensó que todo estaba resuelto el padecimiento regresó a su otro ojo, el izquierdo, por lo que el pasado 27 de febrero del 2018 fue intervenido en la Unidad Médica de Alta Especialidad (UMAE) “San José”, nuevamente su donador fue cadavérico.
La experiencia que vivió le enseñó el valor de las donaciones cadavéricas de órganos y lo ha tratado de trasmitir a sus familiares, amigos y conocidos, sin embargo, se ha dado cuenta de que muchos de ellos rechazan la propuesta por desinformación, creencias religiosas y mitos como la venta de los órganos y tejidos.
Por lo anterior continúa con su labor de informar a los demás sobre la necesidad de la procuración de órganos y que las familias, a pesar de su dolor, acepten la práctica que ayudará a mejorar y salvar vidas.
A decir de María Alejandra Domínguez Coco, coordinadora de Donación de Órganos y Tejidos del Hospital “San José” la cultura por parte de los mexicanos y de los poblanos, sobre todo en el modo cadavérico para la procuración es muy baja.
En entrevista refirió que para realizar la donación cadavérica existen dos métodos, en uno de ellos el paciente debe tener muerte cerebral y en el otro debe ser por un paro cardiaco; sin embargo, es bajo el porcentaje de las familias de quienes perecen así accede las que aceptan que se procuren sus órganos.
A manera de detalle refirió que de una donación cadavérica se pueden utilizar los dos riñones, ambas córneas, el hígado, corazón, páncreas, intestino, piel y hasta hueso, en este último caso, se pueden realizar varios injertos, de tal forma que con una sola procuración se tiene la capacidad de mejorar la vida de hasta 200 personas y el equipo multidisciplinario para una procuración puede requerir la atención de unos 60 pacientes.
“La donación nace de la necesidad que tienen miles de pacientes para poder seguir viviendo, pacientes con insuficiencia renal, pacientes con insuficiencia hepática, que necesitan un trasplante de hígado, un trasplante de riñón, que no tienen otra opción de vida más que el trasplantes; entonces, no hay suficientes órganos que puedan cumplir con esta demanda de pacientes”, concluyó.
Tan solo en el Hospital de “San José” en lo que va de este año se realizaron 110 trasplantes de córnea, mientras que al cierre del 2017 fueron 105, en tanto que de riñón se realizaron 110 en 2017 y a la fecha van 70.