En la historia de las finales de la Liga Mexicana de Beisbol de verano, solamente los Charros de Jalisco, dirigidos por “Cananea” Reyes, se han levantado de un 0-3 en contra para coronarse campeones del circuito, exactamente hace 50 años, cuando en la temporada de 1971 le hicieron la travesura a los Saraperos de Saltillo.
Hoy, en la final del 2021, los Leones de Yucatán con su triunfo de 2-0 anoche en el Kukulcán, colocaron sobre la lona a los Toros de Tijuana, con una cómoda ventaja de tres triunfos contra cero, y no se ve por donde puedan repetir la hazaña que consiguieron los Charros hace ya medio siglo.
LOS RECUERDOS
Tenía apenas dos temporadas que se había implementado el duelo por el banderín entre el campeón de cada División (Norte y Sur) cuando se encontraron en la final, Saltillo, como monarca del Norte, contra Charros de Jalisco, campeón del Sur.
Parecía que los Saraperos se levantaban con el primer título de su joven historia que comenzó un año antes, cuando dirigidos por Tomás Herrera ganaron los tres primeros juegos de la final a ganar cuatro de siete.
El milagro sucedió, cuando apareció la mano de un joven timonel, que se convertiría tiempo después en el máximo ganador de finales, Benjamín “Cananea” Reyes, que hizo resurgir a su equipo de las cenizas para ganar los cuatro juegos siguientes y levantar el título del circuito.
Unos Charros que traían un pitcheo de lujo con jóvenes que más tarde llegaron a ser verdaderas estrellas como Enrique Romo, Antonio Pollorena, Maximino León, Manuel Lugo, Tomás Armas, y toleteros como Francisco Campos, Benjamín “La Chata” Cerda, Clemente Rosas, Roberto Méndez, Lauro Villalobos, Jaime López, Roberto Castellón, Jaime Corella, Mario Salazar, entre otros más.
DIFÍCIL HAZAÑA
En la era moderna, el único que ha hecho similar, aunque en una segunda ronda de playoffs son los propios Leones de Yucatán, quienes en 2005 perdieron los tres primeros juegos ante Tabasco, y regresaron para ganar los cuatro siguientes para meterse a la final del Sur, donde cayeron en seis juegos con los Tigres de la Angelópolis, a la postre campeones en esta campaña.
Pensar que los Toros de Tijuana pueden hacer algo similar contra Yucatán parece más que imposible, por la sencilla razón que el campeón del Sur, se encuentra motivado, embalado, está jugando tremendo beisbol y tiene todavía los juegos cuatro y un quinto de ser necesario para rematar la obra en su propio estadio.
Con un pitcheo abridor hermético, un relevo magistral y un bateo más que oportuno, donde han aparecido diferentes protagonistas, ha sido suficiente para meterle los tres primeros en la frente.
De plano, los pitchers Rhadamés Liz, Yoanner Negrín y Jake Thompson han hecho ver pequeña a la ofensiva de los Toros, y el bullpen ni se diga con Dante Rodríguez, David Gutiérrez, Manuel Chávez, Enrique Burgos y Josh Lueke, quienes han estado igual de intransitables.
En 27 entradas, el pitcheo de los Leones solamente ha admitido cuatro carreras, tres de ellas entre Liz y Negrin, y una sola el bullpen que ha trabajado 10 de esos 27 episodios.
A tal grado que tiene sometida a la ofensiva norteña en .218 de bateo colectivo, donde toleteros como Luis Alfonso Cruz y Leandro Castro aparecen con .100, y otros como Ricky Álvarez con 0.83. Una señal inequívoca de que el pitcheo ha hecho añicos al grueso de la ofensiva de los Bureles, y así es imposible ganar.
Y a la ofensiva han surgido tres protagonistas diferentes, con cuadrangulares claves, como el de Sebastián Valle en el primer juego; el Grand Slam de Yadir Drake en el segundo duelo, y el jonrón de dos carreras en el Kukulcán en el mismo primer episodio del “Pepón” Juárez, que fue suficiente para la blanqueada de 2-0.
Con esos argumentos, la misión de los Toros, para resurgir de sus cenizas a partir del juego de este viernes y emular lo que hizo Jalisco en 1971, parece una empresa imposible.