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Aunque no lo creas, abrir el grifo para que salga agua potable y puedas lavarte las manos a cualquier hora del día, es un lujo para muchos poblanos. Poner manos a la obra para solucionar el problema de escasez de agua es vital para la población, además de urgente, ya que el suministro de agua potable es fundamental para la salud, sobre todo en este momento de pandemia. Si no que se lo pregunten a los vecinos de la Unidad Habitacional Agua Santa, a quienes dejaron de suministrarles el vital líquido, a mediados del año pasado.
Así lo denuncia Isabel López, vecina de la 9 Sur “F” quien asegura que fue desde junio pasado, en plena pandemia, les empezaron a recortar el suministro de agua.
“Desde hace muchos años ya sabíamos que los martes no había agua, era el día fijo; como relojito, el lunes en la noche o el martes de madrugada nos la cortaban y ya por la noche nos volvían a echar agua”, señala.
“De un año o menos para acá, como por junio, no tenemos agua desde el domingo en la noche o lunes en la mañana, de ahí hasta el miércoles que vuelve a caer y se acaba el viernes, nos vuelven a echar agua hasta el sábado, y así hemos estado”, detalla.
Isabel asegura que este es un problema de toda la unidad habitacional, no solo de su edificio, y que cada vez son más días los que falta el agua. Pero en su caso, dice que tiene un vecino que está obsesionado con que hay una manguera rota y por eso no hay agua, pero los mismos vecinos le explicaron que si ese fuera el problema no habría suficiente presión para que subiera al tanque.
“El vecino es don Victorino, quien ya hasta trajo a un plomero según a revisar y dijo que para resolverlo hay que pagar 3 mil pesos. Pero la verdad el vecino era el que hablaba y decía lo que se tenía que hacer y el plomero solo decía: sí. Otros vecinos comentaron que si abríamos por nuestra cuenta, nos arriesgábamos a una multa por parte de SOAPAP como de 60 mil pesos”, expone.
“Una vecina que se llama Karla hizo un reporte en SOAPAP y vino gente de ahí, dijeron que ellos no podían hacer nada, que sí eran los encargados de checar y poner el agua, pero aseguraron que ellos no podían hacer nada porque era un problema de las tuberías del edificio, ´se lavaron las manos y se fueron´, sin destapar el registro y sin hacer nada, solo nos escucharon”, añade.
Por otro lado, Isabel comenta que en algunos casos, además del tanque comunitario que cada edificio tiene, algunos vecinos han instalado su propio rotoplas y no sabe si eso esté permitido.
Pareciera que, regular la administración de los recursos del agua, es algo que no se le da bien a la autoridad competente, porque la escasez de agua es un problema que se viene arrastrando décadas atrás.
