/ miércoles 15 de marzo de 2023

Venta ilegal de espacios comunes detonó caos en la Central de Abasto

El problema se suscitó debido a que los comerciantes buscaron más clientela, así que ampliaron la zona de comercio y quitaron espacios de aparcamiento

La Central de Abasto de Puebla fue diseñada en 1985 con cinco naves, que incluyeron 376 bodegas, y un estacionamiento, con el objetivo de convertirse en un gran lugar de comercialización de productos de primera necesidad. Sin embargo, las administraciones municipales posteriores a ese año deformaron el plano original, pues la venta de espacios, entre ellos las áreas verdes, ocasionó la invasión de por lo menos el 50 por ciento del espacio destinado para áreas comunes.

A esta problemática se le suma la irrupción de comerciantes ambulantes, que actualmente se instalan en camellones, banquetas y hasta en zonas designadas para estacionar vehículos de descarga, sin que haya autoridad alguna que regule la actividad.

Visitar este inmueble de cuatro hectáreas, ubicado entre la Avenida a San Pablo del Monte, las calles 104 y 108 Poniente, así como la Vía Corta a Santa Ana, es sinónimo de caos vial, pues ante el constante flujo vehicular y los angostos espacios para transitar se generan cuellos de botella.

En entrevista con El Sol de Puebla, Armando Huerta Mejía, secretario del Consejo General y Mesa Directiva de la Central de Abasto, recordó que en 1985 el gobierno del estado, a cargo entonces de Guillermo Jiménez Morales, donó el predio al municipio de Puebla para la construcción de este sitio. Dos años después se iniciaron las obras y en 1988 inició operaciones la Central de Abasto.

Como un primer plan maestro —según informó—, habría cinco naves, denominadas A, B, C, D y E, con circuitos interiores para comunicar a cada uno de los espacios de venta, además de un área de estacionamiento y oficinas de administración.

Esto no tardó en dar un giro, puesto que el ayuntamiento del entonces priista Jorge Murad Macluf vendió unas zonas con el objetivo de reunir recursos para culminar el proyecto de la Central de Abasto, debido a que no todas las bodegas iniciales se vendieron. Ese fue el pie para que posteriormente se continuara con la comercialización de otras áreas, originalmente no previstas para tener ese fin.

Mencionó que fue alrededor de 20 años después cuando la administración municipal de ese entonces, presidida por Luis Eduardo Paredes Moctezuma, ofertó el espacio designado para estacionamiento. Posteriormente, las demás gestiones municipales vendieron áreas verdes, pese a que el uso de suelo no era para construcción.

“Se empiezan a vender áreas bien pagadas por privados, están con escritura, se empiezan a vender y se empieza a gestar más caos vial en la Central de Abasto (…) aquí todo lo que oliera a dinero se vendió”, declaró.

Cinco son las naves que componen la Central de Abastos. Foto: Julio César Martínez y Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

Vendieron áreas aledañas y se generó más tráfico vial

La compra de espacios aledaños a la Central de Abasto trajo consigo un desorden vial, ya que se creó el área de venta de flores, así como la denominada Herradura grande y chica, en las que también se comercializan frutas y verduras.

Huerta Mejía comentó que el problema se suscitó debido a que los comerciantes buscaron más clientela y por ello voltearon hacia el principal foco: la central. Así ampliaron más la zona de comercio y quitaron espacio de aparcamiento, incluso apuntó que es complicado transitar por el lugar.

A lo anterior se suma que algunos de los vendedores colocan sus vehículos no solo en las calles, sino también en los camellones, lo cual no está permitido.

“Las áreas privadas empiezan a abrir sus puertas hacia la Central de Abasto para obtener clientela, pero al comercializar a las avenidas empieza el problema, empezó el área de flores y generó problemas. Luego las herraduras estacionan sus carros en los camellones y en la calle cuando eso no debería de ser”, declaró.

Otro factor que influyó fue que a fin de obtener más recursos hubo quienes empezaron a rentar sus puntos destinados para el aparcamiento a otros vendedores y el resultado fue que los clientes no tuvieran opción de parquear sus automotores en otras zonas, por lo que así se ahondó más la problemática.

“El problema es que si llegan aquí (los compradores), ¿a dónde se estacionan?, lo vemos ahora con el problema en la vía Corta a Santa Ana, los líderes o los directivos de este lugar provocan un grave problema, porque ya se genera aquí adentro un caos tremendo y luego otro caos en la Vía Corta porque se estacionan”, añadió.

1988 fue el año en el que comenzó operaciones la Central de Abastos. Foto: Julio César Martínez y Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

Ambulantes invaden áreas verdes

En este lugar también se observan puestos de la Unión Popular de Vendedores Ambulantes “28 de Octubre” (UPVA). A decir de Huerta Mejía, fue hace 10 años cuando llegó el primer comerciante de esta agrupación, quien inició con un pequeño puesto, para luego adueñarse de parte de la vialidad y el camellón de lado de la 108 Poniente.

No bastó solo un agremiado, sino que poco a poco llegaron más y buscaron espacios en donde pudieran colocar sus puestos.

“La 28 de Octubre, al apoderarse de esto (el área verde) nos crea un cuello de botella que paraliza a la Central de Abasto, además de que la 28 se apropia de más espacios y ocasiona desorden. La 28 de Octubre no tendría que hacer nada aquí porque no es propietaria”, indicó.

Por su parte, Israel García Pineda, integrante del Consejo General y Mesa Directiva de la Central de Abasto, agregó que también los comerciantes de la UPVA invadieron un predio en donde hay una toma de agua que da hacia la 104 Poniente.

Aunque el comité ha querido poner orden, no lo han logrado, pues la gente se pone a la defensiva, por lo que se ha solicitado el apoyo del ayuntamiento de Puebla para liberar estas zonas, no obstante, no se ha obtenido respuesta alguna para ese tema específico.

"Aquí todo lo que oliera a dinero se vendió”, denunció Armando Huerta Mejía, Director de la Central de Abasto. Foto: Julio César Martínez y Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

UPVA asegura que rentaban espacios

Para conocer la postura respecto a la acusación de una invasión en la Central de Abasto, esta casa editorial pidió una entrevista con esta organización, a la cual respondió Rubén Sarabia Sánchez, líder de la Unión Popular de Vendedores Ambulantes 28 de octubre.

Al conversar con El Sol de Puebla, argumentó que no hubo una invasión de las áreas verdes, ya que hicieron un trato con los encargados de la Herradura Chica desde hace 10 años. Aseguró que comenzaron con un pago de 50 pesos y tras el paso del tiempo el cobro fue en aumento hasta alcanzar los 150 pesos.

Precisó que los agremiados se encontraban en esa zona, pero tuvieron que dejar de instalarse ahí debido a que la actual administradora, Alejandra Luna, comenzó a pedir cuotas excesivas. Al no llegar a un acuerdo con la encargada decidieron retirarse y buscar otros permisos, de los cuales señaló que fueron otros bodegueros quienes les dieron la autorización.

Contrario a ello, acusó que son particulares quienes de manera ilegal construyen en las zonas arboladas, ya que a la fecha suman tres locales. Comentó que desde las administraciones pasadas iniciaron esta denuncia, sin embargo, nadie hizo algo para demoler estas estructuras.

“Nunca hubo una situación en que se diera una invasión de áreas verdes, al contrario, nosotros denunciamos al ayuntamiento la construcción en unas áreas verdes, ya van tres locales. Denunciamos esas construcciones irregulares y el ayuntamiento en conjunto con el comité de la central están siendo omisos”, dijo.

Áreas verdes fueron vendidas en 2005

En una edición pasada esta casa editorial buscó a los dueños de las áreas verdes que fueron vendidas en el 2005, cuando el ayuntamiento de Puebla, en ese entonces presidido por Luis Paredes Moctezuma, votó de manera unánime en cabildo para la venta, erección y escrituración de los predios.

Salvador García Espinoza fue uno de los compradores de cuatro polígonos al interior de la Central de Abasto, los cuales fueron vendidos uno por uno por un total de 189 mil 324.8 pesos.

Apuntó que de manera legal adquirió los predios, por lo que cuenta con escrituras que lo avalan y pese a que han querido demoler las construcciones, no se ha logrado por lo que promovió un juicio de amparo a su favor.

Respecto a ello, las autoridades municipales de Puebla informaron que al haber una disputa legal no pueden dar a conocer más detalles y negaron una postura por parte de la actual administración, así como los planos originales del inmueble.

Sin embargo, en febrero de este año, Felipe Velázquez Gutiérrez, titular de la Secretaría de Gestión y Desarrollo Urbano del Ayuntamiento de Puebla, dio a conocer que 23 locales construidos de manera irregular en la Central de Abasto serán demolidos en los próximos meses.

El funcionario destacó que el año pasado el gobierno de la ciudad ganó uno de los dos litigios que tenían con un particular respecto a la construcción de obras en áreas verdes de la Central de Abasto, no obstante, no dio más detalles.


La Central de Abasto de Puebla fue diseñada en 1985 con cinco naves, que incluyeron 376 bodegas, y un estacionamiento, con el objetivo de convertirse en un gran lugar de comercialización de productos de primera necesidad. Sin embargo, las administraciones municipales posteriores a ese año deformaron el plano original, pues la venta de espacios, entre ellos las áreas verdes, ocasionó la invasión de por lo menos el 50 por ciento del espacio destinado para áreas comunes.

A esta problemática se le suma la irrupción de comerciantes ambulantes, que actualmente se instalan en camellones, banquetas y hasta en zonas designadas para estacionar vehículos de descarga, sin que haya autoridad alguna que regule la actividad.

Visitar este inmueble de cuatro hectáreas, ubicado entre la Avenida a San Pablo del Monte, las calles 104 y 108 Poniente, así como la Vía Corta a Santa Ana, es sinónimo de caos vial, pues ante el constante flujo vehicular y los angostos espacios para transitar se generan cuellos de botella.

En entrevista con El Sol de Puebla, Armando Huerta Mejía, secretario del Consejo General y Mesa Directiva de la Central de Abasto, recordó que en 1985 el gobierno del estado, a cargo entonces de Guillermo Jiménez Morales, donó el predio al municipio de Puebla para la construcción de este sitio. Dos años después se iniciaron las obras y en 1988 inició operaciones la Central de Abasto.

Como un primer plan maestro —según informó—, habría cinco naves, denominadas A, B, C, D y E, con circuitos interiores para comunicar a cada uno de los espacios de venta, además de un área de estacionamiento y oficinas de administración.

Esto no tardó en dar un giro, puesto que el ayuntamiento del entonces priista Jorge Murad Macluf vendió unas zonas con el objetivo de reunir recursos para culminar el proyecto de la Central de Abasto, debido a que no todas las bodegas iniciales se vendieron. Ese fue el pie para que posteriormente se continuara con la comercialización de otras áreas, originalmente no previstas para tener ese fin.

Mencionó que fue alrededor de 20 años después cuando la administración municipal de ese entonces, presidida por Luis Eduardo Paredes Moctezuma, ofertó el espacio designado para estacionamiento. Posteriormente, las demás gestiones municipales vendieron áreas verdes, pese a que el uso de suelo no era para construcción.

“Se empiezan a vender áreas bien pagadas por privados, están con escritura, se empiezan a vender y se empieza a gestar más caos vial en la Central de Abasto (…) aquí todo lo que oliera a dinero se vendió”, declaró.

Cinco son las naves que componen la Central de Abastos. Foto: Julio César Martínez y Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

Vendieron áreas aledañas y se generó más tráfico vial

La compra de espacios aledaños a la Central de Abasto trajo consigo un desorden vial, ya que se creó el área de venta de flores, así como la denominada Herradura grande y chica, en las que también se comercializan frutas y verduras.

Huerta Mejía comentó que el problema se suscitó debido a que los comerciantes buscaron más clientela y por ello voltearon hacia el principal foco: la central. Así ampliaron más la zona de comercio y quitaron espacio de aparcamiento, incluso apuntó que es complicado transitar por el lugar.

A lo anterior se suma que algunos de los vendedores colocan sus vehículos no solo en las calles, sino también en los camellones, lo cual no está permitido.

“Las áreas privadas empiezan a abrir sus puertas hacia la Central de Abasto para obtener clientela, pero al comercializar a las avenidas empieza el problema, empezó el área de flores y generó problemas. Luego las herraduras estacionan sus carros en los camellones y en la calle cuando eso no debería de ser”, declaró.

Otro factor que influyó fue que a fin de obtener más recursos hubo quienes empezaron a rentar sus puntos destinados para el aparcamiento a otros vendedores y el resultado fue que los clientes no tuvieran opción de parquear sus automotores en otras zonas, por lo que así se ahondó más la problemática.

“El problema es que si llegan aquí (los compradores), ¿a dónde se estacionan?, lo vemos ahora con el problema en la vía Corta a Santa Ana, los líderes o los directivos de este lugar provocan un grave problema, porque ya se genera aquí adentro un caos tremendo y luego otro caos en la Vía Corta porque se estacionan”, añadió.

1988 fue el año en el que comenzó operaciones la Central de Abastos. Foto: Julio César Martínez y Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

Ambulantes invaden áreas verdes

En este lugar también se observan puestos de la Unión Popular de Vendedores Ambulantes “28 de Octubre” (UPVA). A decir de Huerta Mejía, fue hace 10 años cuando llegó el primer comerciante de esta agrupación, quien inició con un pequeño puesto, para luego adueñarse de parte de la vialidad y el camellón de lado de la 108 Poniente.

No bastó solo un agremiado, sino que poco a poco llegaron más y buscaron espacios en donde pudieran colocar sus puestos.

“La 28 de Octubre, al apoderarse de esto (el área verde) nos crea un cuello de botella que paraliza a la Central de Abasto, además de que la 28 se apropia de más espacios y ocasiona desorden. La 28 de Octubre no tendría que hacer nada aquí porque no es propietaria”, indicó.

Por su parte, Israel García Pineda, integrante del Consejo General y Mesa Directiva de la Central de Abasto, agregó que también los comerciantes de la UPVA invadieron un predio en donde hay una toma de agua que da hacia la 104 Poniente.

Aunque el comité ha querido poner orden, no lo han logrado, pues la gente se pone a la defensiva, por lo que se ha solicitado el apoyo del ayuntamiento de Puebla para liberar estas zonas, no obstante, no se ha obtenido respuesta alguna para ese tema específico.

"Aquí todo lo que oliera a dinero se vendió”, denunció Armando Huerta Mejía, Director de la Central de Abasto. Foto: Julio César Martínez y Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

UPVA asegura que rentaban espacios

Para conocer la postura respecto a la acusación de una invasión en la Central de Abasto, esta casa editorial pidió una entrevista con esta organización, a la cual respondió Rubén Sarabia Sánchez, líder de la Unión Popular de Vendedores Ambulantes 28 de octubre.

Al conversar con El Sol de Puebla, argumentó que no hubo una invasión de las áreas verdes, ya que hicieron un trato con los encargados de la Herradura Chica desde hace 10 años. Aseguró que comenzaron con un pago de 50 pesos y tras el paso del tiempo el cobro fue en aumento hasta alcanzar los 150 pesos.

Precisó que los agremiados se encontraban en esa zona, pero tuvieron que dejar de instalarse ahí debido a que la actual administradora, Alejandra Luna, comenzó a pedir cuotas excesivas. Al no llegar a un acuerdo con la encargada decidieron retirarse y buscar otros permisos, de los cuales señaló que fueron otros bodegueros quienes les dieron la autorización.

Contrario a ello, acusó que son particulares quienes de manera ilegal construyen en las zonas arboladas, ya que a la fecha suman tres locales. Comentó que desde las administraciones pasadas iniciaron esta denuncia, sin embargo, nadie hizo algo para demoler estas estructuras.

“Nunca hubo una situación en que se diera una invasión de áreas verdes, al contrario, nosotros denunciamos al ayuntamiento la construcción en unas áreas verdes, ya van tres locales. Denunciamos esas construcciones irregulares y el ayuntamiento en conjunto con el comité de la central están siendo omisos”, dijo.

Áreas verdes fueron vendidas en 2005

En una edición pasada esta casa editorial buscó a los dueños de las áreas verdes que fueron vendidas en el 2005, cuando el ayuntamiento de Puebla, en ese entonces presidido por Luis Paredes Moctezuma, votó de manera unánime en cabildo para la venta, erección y escrituración de los predios.

Salvador García Espinoza fue uno de los compradores de cuatro polígonos al interior de la Central de Abasto, los cuales fueron vendidos uno por uno por un total de 189 mil 324.8 pesos.

Apuntó que de manera legal adquirió los predios, por lo que cuenta con escrituras que lo avalan y pese a que han querido demoler las construcciones, no se ha logrado por lo que promovió un juicio de amparo a su favor.

Respecto a ello, las autoridades municipales de Puebla informaron que al haber una disputa legal no pueden dar a conocer más detalles y negaron una postura por parte de la actual administración, así como los planos originales del inmueble.

Sin embargo, en febrero de este año, Felipe Velázquez Gutiérrez, titular de la Secretaría de Gestión y Desarrollo Urbano del Ayuntamiento de Puebla, dio a conocer que 23 locales construidos de manera irregular en la Central de Abasto serán demolidos en los próximos meses.

El funcionario destacó que el año pasado el gobierno de la ciudad ganó uno de los dos litigios que tenían con un particular respecto a la construcción de obras en áreas verdes de la Central de Abasto, no obstante, no dio más detalles.


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