Su nombre inscrito en los Salones de la Fama de Wimbledon yRoland Garros, su ranking como la cuarta mejor del mundo según laAsociación Femenina de Tenis y una larga lista de reconocimientosy premios, confirman a Yolanda Ramírez Partida, ahora de 81 añosde edad, como la más grande tenista que ha dado México.
Era una niña, de no más de 10 años cuando conoció el llamadodeporte blanco, mientras su hermana Carmen “Melita” tomabaclases de tenis para olvidar una desgracia familiar, la muerte delmayor de los hermanos, “en ese entonces no me gustaba, yo nadamás iba acompañando a mi mamá y me sentaba a ver a mihermana”, recuerda.
[caption id="attachment_412009" align="alignleft" width="489"]Foto: Julio César Martínez[/caption]
Un poco de tiempo después, cuando comenzó a recibir clases,escapaba de ellas con tal de echarse a la alberca a nadar, hastaque un día su madre la sorprendió, la reprendió y la orilló aelegir entre el tenis y la natación.
Otro tiempo después, Yola -como prefiere que la llamen-,reveló sus cualidades: el swim, ese movimiento corporal útil parael juego, pero sobretodo subrayó, el pase, ese toque en el brazo yla muñeca que imprime un efecto especial a la pelota y quedificulta el control para el rival y con ello descubrió su gustopor el deporte blanco, “ahí fue cuando ya me gustó el tenis,cuando descubrí mi pasión”, añade.
Decidida ya, a finales de la década de los 40, Yola, recibióla invitación para asistir a un torneo a Estados Unidos, en dondeno logró buenos resultados, excepto porque un experto entrenadorreconoció sus cualidades y la invitó a un torneo más, a Cuba,“él fue el que me abrió la puerta al tenis profesional”,añade.
En Cuba comenzó su leyenda, porque desde entonces viajó pormuchos países del mundo y volvía a México, siempre ganando.
A lo largo de ocho años, Yola Ramírez sumó victorias enprácticamente cada cancha que pisaba y en todas las modalidades,sólo por mencionar algunos de sus triunfos hay que decir que ganóel Campeonato Nacional de Tenis durante ocho años, el abierto deCanadá, en torneos de varios estados en la Unión Americana, comoAlabama, Arkansas, Oklahoma, Tennessee, y en otros países comoArgentina, Puerto Rico, Venezuela, Jamaica, Alemania, Francia,Italia, Bélgica, Estambul, Grecia, Austria y Suiza.
Sus buenos resultados le valieron en 1954 su primera invitacióna los más prestigiados torneos de tenis, el Roland Garros y deWimbledon, a los que asistió varias veces.
Por ejemplo, en 1958 se convirtió en campeona de dobles conRosa María Reyes y en 1960 campeona de dobles mixtos con BillyKnight, ambos en Roland Garros, en París, Francia; además dehaber sido finalista y semifinalista en varios torneos más como elde Wimbledon y los Abiertos de Est
[caption id="attachment_412012" align="alignright" width="503"]Foto: Julio César Martínez[/caption]
ados Unidos y de Australia.
“Solamente en individuales no gané, en esa categoría solofui semifinalista, pero en todos los demás, dobles (en pareja) ymixtos (en equipo con un tenista) gané todo, gané campeonatos delmundo, por ejemplo el título de campeona de dobles femenil en elTorneo Roland Garros (Francia), haciendo pareja con Rosa María‘la Pajarita’ Reyes”,
Por haber ganado y calificado como finalista y semifinalista enestos torneos, su nombre está inscrito en los Salones de la Famade Wimbledon y Roland Garros.
Hasta hace unos años, como veterana también consiguió variosreconocimientos, el Campeonato mundial para veteranas en Cape Town,África del Sur, en el año 2000; un año después el Campeonatomundial para veteranas en Perth, Australia y en 2002 el Campeonatomundial para veteranas en Welden, Austria.
Pero jugar no ha sido lo único que Yola Ramírez ha hecho bien,pues además fue la entrenadora de varios reconocidos tenistas quehan ganado Campeonatos Nacionales e internacionales, como MarnieOchoa, Oscar Ortiz, Erica Clarke y a, quizá la más reconocida desus discípulas, Gigi Fernández tenista de Puerto Rico que ganó 4Grand Slams y medallas de oro en las Olimpiadas de Barcelona 1992 yAtlanta 1996, “fui maestra de tenis y entrené a muchos, por másde 30 años”, añade.
AMOR A LA CANCHA… Y EN LA CANCHA
En una cancha de tenis también encontró el amor, pues mientrastranscurrían los años más exitosos de su carrera, la FederaciónMexicana de Tenis le pidió hacer mancuerna con Alfonso OchoaGámez, un joven y también reconocido tenista, y participar en untorneo nacional para el descubrimiento de nuevos talentos en eldeporte blanco.
[caption id="attachment_412015" align="aligncenter" width="462"]Foto: Julio César Martínez[/caption]
El gusto de ambos por el tenis y la convivencia los llevó aenamorarse, así que sostuvieron un noviazgo de cuatro años quefinalmente en 1962 consumaron con su relación, con un matrimoniosólido que dio como fruto dos hijos y que mantienen hasta lafecha.
Juntos pasaron algunas dificultades, como crisis económicacuando Alfonso aprovechó la beca ofrecida por una universidadestadounidense para concluir sus estudios profesionales pero desdehace algunos años crearon su propia empresa para el montaje decanchas de tenis.
Y desde hace poco más de un año se han dedicado además, todoslos fines de semana a dar clases de tenis a niños y adolescentesde escasos recursos en el fraccionamiento La Guadalupana.
Para Yola Ramírez, la invitación de su amigo, Luis Carbajalpara operar esta “escuela” de tenis es un motivo más deorgullo y satisfacción en la práctica del tenis, pues asegura quees una forma de retribuir al progreso social.
“SOY AFORTUNADA DE VIVIR CON Y DEL TENIS”
[caption id="attachment_412018" align="aligncenter" width="513"]Foto: Julio César Martínez[/caption]
A decir de Yola Ramírez, la vida sana y activa que siempretuvo, excepto desde algunos meses que dejó de practicar y enseñartenis cada día, es la razón por la que a sus 81 años, seencuentra en buen estado de ánimo y salud.
“Está demostrado que vive más y mejor, más tiempo lúcido,quien practica deporte y yo he sido muy afortunada de vivir con ydel tenis, y de que además del deporte he hecho mi vida y muchosamigos en el deporte”, concluye.
