/ lunes 4 de septiembre de 2023

A algunas personas les molesta la libertad y la autonomía: Enrique Graue

"Extrañaré la intensidad de esta responsabilidad. Toda mi atención la puse en el afán de engrandecer a la Universidad", dijo el rector de la UNAM Enrique Graue

Enrique Graue concluye que hoy —como siempre— la Universidad Nacional Autónoma de México es a un tiempo “muy fuerte y muy frágil: fortísima”. Considerada como la más importante del país. “Se le sabe y reconoce Máxima Casa de Estudios de la Nación y su jerarquía como la número 93 en el mundo. Trabaja muy bien sus áreas sustantivas. Creció en estos ocho años. Estoy seguro que la dejaré en excelentes manos. Sin duda alguna esta Rectoría es el mejor lugar de México”.

¿Por qué le apetece a grupos o a personas alterar la vida de la universidad? ¿Qué tiene de tentador querer intervenir en la vida de la universidad?

Te podría interesar: Sucesión en Rectoría UNAM: Junta de Gobierno escucha por primera vez a grupos colegiados

Intentos de controlarla no los he vivido. Creo que a algunas personas les molesta la libertad con la que la universidad actúa. Les molesta la autonomía y la libertad que tenemos. Nosotros estamos muy orgullosos de defender esta libertad y esta autonomía.

¿En qué?, ¿en dónde radica la fragilidad de la Universidad?

Fragilidad —se explica— porque no tenemos en la Universidad ningún sistema represivo. La Universidad actúa siempre para prevenir y contener problemas. Nos esforzamos en ello. Empero, en ocasiones, grupos pequeños realizan actos violentos que dañan el patrimonio universitario.

Tras un instante de silencio Graue asienta: La gran firmeza y fortaleza de la Universidad es la autoridad moral que la Universidad exhibe ante tales hechos.

¿La sociedad mexicana aprecia, respeta, quiere, defiende y se enorgullece de la Universidad Nacional?

Sí, y con gran firmeza —responde el oftalmólogo Enrique Graue—. La sociedad nacional aquilata muy bien el valor de la UNAM en el desarrollo de México al que contribuye desde siempre. Nuestra sociedad tiene en alta estima su autonomía; su libertad.

Si no fuera por la UNAM, yo no sería lo que soy y, en rigor, la movilidad social que propicia esta universidad es muy dinámica. Más todavía, México no se puede entender sin la Universidad Nacional Autónoma de México.


Si no fuera por la UNAM, yo no sería lo que soyEnrique Graue, rector de la UNAM

Cumple usted ocho años en la Rectoría de la UNAM, doctor Graue. Trató usted con dos Presidentes de la República. ¿Cómo fue su diálogo con ellos?

Fluido con ambos. En particular en los primeros años del Presidente actual. A últimas fechas no ha habido mayor contacto con él. Pero yo respeto sus opiniones.

¿En principio..?

Sí, cómo no. Nos hemos visto en varias ocasiones solos y recientemente lo he visto pero ya en actos públicos y él hacía mí con gran respeto y yo con gran consideración que un Presidente se merece.

¿Esa es la relación, doctor Graue, respeto y consideración?

Sí.

La UNAM ha hecho diversas colaboraciones con las secretarías de Estado para enfrentar problemáticas sociales. | Foto: cortesía

¿Cómo está (el Presidente) con la Universidad, dado que él es hijo de la UNAM?

No hemos comentado eso, fíjate, no me lo he preguntado. Comentamos inicialmente cómo veía él el tema de la matrícula estudiantil. Yo le expresé mis puntos de vista. Luego comentamos sobre la movilidad social y el tipo de alumnos que teníamos. A su vez, él también me dio su impresión muy favorable. Intentamos colaborar en todo lo que hemos podido.

¿Colaboración…?

Colaboración con las diferentes secretarías de Estado. La colaboración ante los problemas nacionales es innumerable. Colaboración en casi todos los problemas que enfrentamos.

Quizá suene vulgar, señor rector, pero dada su experiencia y su sensibilidad ¿Ha sentido que le quieren mover el piso? —propone el entrevistador—.

No, no —rechaza Graue—, los actos que hemos tenido son de grupos que obedecen otros intereses. Yo nunca he sentido que provengan del Estado.

Son grupos o grupitos o grupúsculos —plantea el reportero— que queman, dañan a punta de hachazos instalaciones de la UNAM y quedan impunes...

Esa —ataja rápidamente Graue— es una de las grandes preguntas que surgen siempre ante todos los ataques. ¿Por qué? Y no hay una única respuesta al fenómeno. Ahí estarían desde grupos que tienen una sociopatía. Por lo general no son tan universitarios, sino pandilleros de alrededor de la Universidad que entran a robar. Tomas de esos sucesos muestran clara intención de robar. Existen fotos que obligarían a pensar en la intención de desestabilizar. A fin de cuentas, nada que dé firmeza a esa impresión.

Sala de estar en el sexto piso de la Torre de Rectoría. Es mediodía y la estancia está casi helada. "Al doctor Graue le encanta trabajar a esta temperatura. Ni modo —explica cercanísimo colaborador. “¿Agua de limón? ¿Café?” —propone el rector Enrique Graue—. Llega con Néstor Martínez Cristo, director de Comunicación Social.

“No me deja trabajar”, quejumbrea Graue.”Yo nomás lo pongo al tanto”, se desembaraza Néstor. Diálogo que se disuelve en risas. Néstor intervendrá para exaltar."

“El rector Enrique Graue impulsó el prestigio e importancia internacional de la UNAM hasta colocarla en el sitio número 93 de las mejores del mundo. A su llegada la encontró en el casillero 163. Ascendió 70 lugares”, presume Martínez.

Seis, siete pisos abajo, en el campus de Ciudad Universitaria, la vida es joven, elástica, graciosa. Un trío de jóvenes exhibe flexibilidad, armonía, gracia. Giran, saltan, se contorsionan. Dilatan miembros y alientos. Estalla la vida en el hermoso escenario."

Uh, si vieras —tienta Néstor Martínez Cristo— cada domingo este campus se hace Chaultepec..."

Ya está en su lugar Enrique Graue.

¿Cómo han sido sus años de rector? ¿Los de su íntima soledad, doctor Graue?

Enrique Graue asegura que la UNAM tiene a los mejores investigadores y alumnos. | Foto: cortesía

Creo que nadie estudia para ser rector. Déjeme empezar por ahí. Se va uno haciendo. Platicábamos —argumenta Graue— de hechos del rector Ignacio Chávez. Bien. Le platicaré aquí, en corto, que apenas tenía yo una semana en este cargo, cuando me llamó el doctor Guillermo Soberón y me soltó: “¿Cómo te sientes, Enrique?”. Y le respondí: “Pues aquí, aprendiendo, maestro... Y él me devolvió: “Déjame decirte que estuve ahí, ocho años en la Rectoría, y aprendí desde el primero hasta el último día”.

Es que la Universidad siempre proporciona eso. ¡Tan grave es, por supuesto, la responsabilidad que uno tiene! —exclamó—. Queda el enriquecimiento de conocer día a día a la Universidad. Aprendizaje cotidiano que se hace experiencia. Saber acumulado que no pesa. La Universidad no se torna peso. Disfruto ser su rector. La Universidad es a la par preocupación y satisfacción. Servirla, tarea preciosa.

Aquí se vive intensamente. Extrañaré la intensidad de esta responsabilidad. Toda mi atención y capacidad física la puse en el afán de engrandecer a la Universidad. Dada la lejanía de mi domicilio —explica confiado el doctor Graue—, estos años no comí en casa. Estuve atento a todas las expresiones de la vida universitaria. Con serenidad y la experiencia relatada encaré sus problemas. Nunca me obligaron a pasar aquí la noche en vela. Nunca dejé de dormir en mi casa.

Hombre de modales y habla reposados, afecto a explicar minuciosamente cada afirmación o juicio u opinión, el oftalmólogo Enrique Graue disfruta su buen humor. Chancea con Néstor Martínez Cristo con la gana de un joven estudiante. No precipita respuestas. Exhibe su dueñez cuando establece categórico “no voy a decir ni una palabra de ese tema”.

¿Por qué no influye la Universidad nacional en la educación pública? Ya el doctor Juan Ramón de la Fuente advirtió que “nuestra educación pública, laica y gratuita, carece de la calidad que esta hora del mundo exige”.

Tú te refieres a la educación básica —acota el rector Graue—.

Sí, señor rector. Pues uno supone que la Universidad Nacional bien puede actuar, influir, determinar, rumbo a la educación básica, a la educación.

Bueno —condiciona Graue— primero, sí tenemos una influencia muy importante en la Educación Media Superior. Nuestro Sistema de Educación Media Superior es muy amplio. Justamente, días atrás, dije a los jóvenes, a los estudiantes que ingresan a la UNAM, ya a través del pase reglamentado o del concurso de selección resultan ser los mejores estudiantes de la República. Aquí los formamos para que lleguen a ser lo que son.

Los estudiantes que ingresan a la UNAM resultan ser los mejores estudiantes de la RepúblicaEnrique Graue, rector de la UNAM

¿Los mejores bachilleres, rector?

Sí —asegura—. Los formamos para que sean los mejores bachilleres de México y para que puedan ingresar a la licenciatura con las mejores capacidades.

Y hay que aceptar —sigue el rector— que lo hemos logrado. Prueba de ello son sus éxitos, los premios alcanzados en justas mundiales de matemáticas, robótica, sistemas aeroespaciales. Los muchachos salen muy bien preparados. Primer lugar en cada una de esas disciplinas. Evidencia de la buena preparación que aquí adquieren —hace una pausa el doctor Enrique Graue Wiechers, apenas para dar ritmo a su respiración.

Y por lo que hace a rangos básicos de educación ¡desde luego que la UNAM examina, estudia y proyecta obras que influyan en la formación de los educandos. Aquí se aludió al estudioso Jorge Eduardo Navarrete, educador, economista, embajador. Investiga la evolución de métodos y materiales y técnicas de la enseñanza. Días atrás se discutió sobre los Libros de Texto Gratuitos y ya, desde luego, académicos de la UNAM, trabajan propuestas futuras. No se nos convidó —como UNAM— a participar en los textos ya circulantes. Desde luego nuestros estudiosos, a título personal, examinan el asunto.

Desde los días de Don Gerardo Bueno Zirión escuchó a científicos explicar que “los investigadores mexicanos somos muy buenos; buenísimos. Hacemos investigación de frontera. Pero ¡ay! Somos muy pocos, poquísimos . Por eso no avanzamos...” ¿Cuál es el estado de la Ciencia en México?"

En la UNAM tenemos 15 mil investigadores de tiempo completo. Trabajan en escuelas, facultades, institutos de investigación. En el Sistema Nacional de Investigadores son cinco mil 400. Dan cuerpo a proyectos. Escriben artículos para revistas muy especializadas en el mundo. Tenemos 303 patentes —reveló—. No hay institución en nuestro medio que nos iguale.

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Atamos tratos internacionales para la investigación científica. Entidades financiadoras de Francia, Alemania, Estados Unidos, lazos que se traducen en sustancial aporte de recursos. Conacyt también apoya, y si bien disminuyeron recursos y apoyos, la UNAM aporta recursos."

Enrique Graue concluye que hoy —como siempre— la Universidad Nacional Autónoma de México es a un tiempo “muy fuerte y muy frágil: fortísima”. Considerada como la más importante del país. “Se le sabe y reconoce Máxima Casa de Estudios de la Nación y su jerarquía como la número 93 en el mundo. Trabaja muy bien sus áreas sustantivas. Creció en estos ocho años. Estoy seguro que la dejaré en excelentes manos. Sin duda alguna esta Rectoría es el mejor lugar de México”.

¿Por qué le apetece a grupos o a personas alterar la vida de la universidad? ¿Qué tiene de tentador querer intervenir en la vida de la universidad?

Te podría interesar: Sucesión en Rectoría UNAM: Junta de Gobierno escucha por primera vez a grupos colegiados

Intentos de controlarla no los he vivido. Creo que a algunas personas les molesta la libertad con la que la universidad actúa. Les molesta la autonomía y la libertad que tenemos. Nosotros estamos muy orgullosos de defender esta libertad y esta autonomía.

¿En qué?, ¿en dónde radica la fragilidad de la Universidad?

Fragilidad —se explica— porque no tenemos en la Universidad ningún sistema represivo. La Universidad actúa siempre para prevenir y contener problemas. Nos esforzamos en ello. Empero, en ocasiones, grupos pequeños realizan actos violentos que dañan el patrimonio universitario.

Tras un instante de silencio Graue asienta: La gran firmeza y fortaleza de la Universidad es la autoridad moral que la Universidad exhibe ante tales hechos.

¿La sociedad mexicana aprecia, respeta, quiere, defiende y se enorgullece de la Universidad Nacional?

Sí, y con gran firmeza —responde el oftalmólogo Enrique Graue—. La sociedad nacional aquilata muy bien el valor de la UNAM en el desarrollo de México al que contribuye desde siempre. Nuestra sociedad tiene en alta estima su autonomía; su libertad.

Si no fuera por la UNAM, yo no sería lo que soy y, en rigor, la movilidad social que propicia esta universidad es muy dinámica. Más todavía, México no se puede entender sin la Universidad Nacional Autónoma de México.


Si no fuera por la UNAM, yo no sería lo que soyEnrique Graue, rector de la UNAM

Cumple usted ocho años en la Rectoría de la UNAM, doctor Graue. Trató usted con dos Presidentes de la República. ¿Cómo fue su diálogo con ellos?

Fluido con ambos. En particular en los primeros años del Presidente actual. A últimas fechas no ha habido mayor contacto con él. Pero yo respeto sus opiniones.

¿En principio..?

Sí, cómo no. Nos hemos visto en varias ocasiones solos y recientemente lo he visto pero ya en actos públicos y él hacía mí con gran respeto y yo con gran consideración que un Presidente se merece.

¿Esa es la relación, doctor Graue, respeto y consideración?

Sí.

La UNAM ha hecho diversas colaboraciones con las secretarías de Estado para enfrentar problemáticas sociales. | Foto: cortesía

¿Cómo está (el Presidente) con la Universidad, dado que él es hijo de la UNAM?

No hemos comentado eso, fíjate, no me lo he preguntado. Comentamos inicialmente cómo veía él el tema de la matrícula estudiantil. Yo le expresé mis puntos de vista. Luego comentamos sobre la movilidad social y el tipo de alumnos que teníamos. A su vez, él también me dio su impresión muy favorable. Intentamos colaborar en todo lo que hemos podido.

¿Colaboración…?

Colaboración con las diferentes secretarías de Estado. La colaboración ante los problemas nacionales es innumerable. Colaboración en casi todos los problemas que enfrentamos.

Quizá suene vulgar, señor rector, pero dada su experiencia y su sensibilidad ¿Ha sentido que le quieren mover el piso? —propone el entrevistador—.

No, no —rechaza Graue—, los actos que hemos tenido son de grupos que obedecen otros intereses. Yo nunca he sentido que provengan del Estado.

Son grupos o grupitos o grupúsculos —plantea el reportero— que queman, dañan a punta de hachazos instalaciones de la UNAM y quedan impunes...

Esa —ataja rápidamente Graue— es una de las grandes preguntas que surgen siempre ante todos los ataques. ¿Por qué? Y no hay una única respuesta al fenómeno. Ahí estarían desde grupos que tienen una sociopatía. Por lo general no son tan universitarios, sino pandilleros de alrededor de la Universidad que entran a robar. Tomas de esos sucesos muestran clara intención de robar. Existen fotos que obligarían a pensar en la intención de desestabilizar. A fin de cuentas, nada que dé firmeza a esa impresión.

Sala de estar en el sexto piso de la Torre de Rectoría. Es mediodía y la estancia está casi helada. "Al doctor Graue le encanta trabajar a esta temperatura. Ni modo —explica cercanísimo colaborador. “¿Agua de limón? ¿Café?” —propone el rector Enrique Graue—. Llega con Néstor Martínez Cristo, director de Comunicación Social.

“No me deja trabajar”, quejumbrea Graue.”Yo nomás lo pongo al tanto”, se desembaraza Néstor. Diálogo que se disuelve en risas. Néstor intervendrá para exaltar."

“El rector Enrique Graue impulsó el prestigio e importancia internacional de la UNAM hasta colocarla en el sitio número 93 de las mejores del mundo. A su llegada la encontró en el casillero 163. Ascendió 70 lugares”, presume Martínez.

Seis, siete pisos abajo, en el campus de Ciudad Universitaria, la vida es joven, elástica, graciosa. Un trío de jóvenes exhibe flexibilidad, armonía, gracia. Giran, saltan, se contorsionan. Dilatan miembros y alientos. Estalla la vida en el hermoso escenario."

Uh, si vieras —tienta Néstor Martínez Cristo— cada domingo este campus se hace Chaultepec..."

Ya está en su lugar Enrique Graue.

¿Cómo han sido sus años de rector? ¿Los de su íntima soledad, doctor Graue?

Enrique Graue asegura que la UNAM tiene a los mejores investigadores y alumnos. | Foto: cortesía

Creo que nadie estudia para ser rector. Déjeme empezar por ahí. Se va uno haciendo. Platicábamos —argumenta Graue— de hechos del rector Ignacio Chávez. Bien. Le platicaré aquí, en corto, que apenas tenía yo una semana en este cargo, cuando me llamó el doctor Guillermo Soberón y me soltó: “¿Cómo te sientes, Enrique?”. Y le respondí: “Pues aquí, aprendiendo, maestro... Y él me devolvió: “Déjame decirte que estuve ahí, ocho años en la Rectoría, y aprendí desde el primero hasta el último día”.

Es que la Universidad siempre proporciona eso. ¡Tan grave es, por supuesto, la responsabilidad que uno tiene! —exclamó—. Queda el enriquecimiento de conocer día a día a la Universidad. Aprendizaje cotidiano que se hace experiencia. Saber acumulado que no pesa. La Universidad no se torna peso. Disfruto ser su rector. La Universidad es a la par preocupación y satisfacción. Servirla, tarea preciosa.

Aquí se vive intensamente. Extrañaré la intensidad de esta responsabilidad. Toda mi atención y capacidad física la puse en el afán de engrandecer a la Universidad. Dada la lejanía de mi domicilio —explica confiado el doctor Graue—, estos años no comí en casa. Estuve atento a todas las expresiones de la vida universitaria. Con serenidad y la experiencia relatada encaré sus problemas. Nunca me obligaron a pasar aquí la noche en vela. Nunca dejé de dormir en mi casa.

Hombre de modales y habla reposados, afecto a explicar minuciosamente cada afirmación o juicio u opinión, el oftalmólogo Enrique Graue disfruta su buen humor. Chancea con Néstor Martínez Cristo con la gana de un joven estudiante. No precipita respuestas. Exhibe su dueñez cuando establece categórico “no voy a decir ni una palabra de ese tema”.

¿Por qué no influye la Universidad nacional en la educación pública? Ya el doctor Juan Ramón de la Fuente advirtió que “nuestra educación pública, laica y gratuita, carece de la calidad que esta hora del mundo exige”.

Tú te refieres a la educación básica —acota el rector Graue—.

Sí, señor rector. Pues uno supone que la Universidad Nacional bien puede actuar, influir, determinar, rumbo a la educación básica, a la educación.

Bueno —condiciona Graue— primero, sí tenemos una influencia muy importante en la Educación Media Superior. Nuestro Sistema de Educación Media Superior es muy amplio. Justamente, días atrás, dije a los jóvenes, a los estudiantes que ingresan a la UNAM, ya a través del pase reglamentado o del concurso de selección resultan ser los mejores estudiantes de la República. Aquí los formamos para que lleguen a ser lo que son.

Los estudiantes que ingresan a la UNAM resultan ser los mejores estudiantes de la RepúblicaEnrique Graue, rector de la UNAM

¿Los mejores bachilleres, rector?

Sí —asegura—. Los formamos para que sean los mejores bachilleres de México y para que puedan ingresar a la licenciatura con las mejores capacidades.

Y hay que aceptar —sigue el rector— que lo hemos logrado. Prueba de ello son sus éxitos, los premios alcanzados en justas mundiales de matemáticas, robótica, sistemas aeroespaciales. Los muchachos salen muy bien preparados. Primer lugar en cada una de esas disciplinas. Evidencia de la buena preparación que aquí adquieren —hace una pausa el doctor Enrique Graue Wiechers, apenas para dar ritmo a su respiración.

Y por lo que hace a rangos básicos de educación ¡desde luego que la UNAM examina, estudia y proyecta obras que influyan en la formación de los educandos. Aquí se aludió al estudioso Jorge Eduardo Navarrete, educador, economista, embajador. Investiga la evolución de métodos y materiales y técnicas de la enseñanza. Días atrás se discutió sobre los Libros de Texto Gratuitos y ya, desde luego, académicos de la UNAM, trabajan propuestas futuras. No se nos convidó —como UNAM— a participar en los textos ya circulantes. Desde luego nuestros estudiosos, a título personal, examinan el asunto.

Desde los días de Don Gerardo Bueno Zirión escuchó a científicos explicar que “los investigadores mexicanos somos muy buenos; buenísimos. Hacemos investigación de frontera. Pero ¡ay! Somos muy pocos, poquísimos . Por eso no avanzamos...” ¿Cuál es el estado de la Ciencia en México?"

En la UNAM tenemos 15 mil investigadores de tiempo completo. Trabajan en escuelas, facultades, institutos de investigación. En el Sistema Nacional de Investigadores son cinco mil 400. Dan cuerpo a proyectos. Escriben artículos para revistas muy especializadas en el mundo. Tenemos 303 patentes —reveló—. No hay institución en nuestro medio que nos iguale.

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