Estudiantes mexicanos ni de "panzazo" pasan en matemáticas

Nueve de cada 10 alumnos se ubicaron en los niveles más bajos de logro dentro de los planteles que atienden a la población menos favorecida

Saúl Hernández

  · lunes 16 de abril de 2018

Escuelas desiguales / Foto: Cuartoscuro

A sus 17 años, Olga Medrano se convirtió en la primera mexicana en ganar una medalla de oro en la Olimpiada Europea Femenil de Matemáticas de 2016, hazaña por la que fue bautizada en redes sociales como #Lady Matemáticas. Ese mismo año, Diego Hinojosa, de 15 años, se alzó también con una presea dorada en la Olimpiada Matemática de Centroamérica y el Caribe.

Y más recientemente, Gustavo García Salazar, un niño de seis años, resultó ganador en el Campeonato Mundial de Aritmética Mental 2017 celebrado en Malasia al resolver 70 problemas en tres minutos y 40 segundos.

Pero Olga, Diego o el pequeño Gustavo son una minoría destacada en un país donde apenas el 14% de los alumnos de nivel básico y el 11% de los de nivel medio superior tienen un logro satisfactorio o sobresaliente en matemáticas.

El resto cuenta con conocimientos apenas indispensables o de plano no domina las operaciones aritméticas básicas, esto de acuerdo a los resultados más recientes de la prueba Planea, aplicada el año pasado a estudiantes de tercero de secundaria y del último grado de la educación media superior del país.

Para Fernando Ruiz, investigador de la organización Mexicanos Primero,el analfabetismo matemático en niños y adolescentes trae como consecuencia que en su momento opten por carreras universitarias en donde casi no haya números, descartando por completo las ciencias exactas y las ingenierías.

“Eso impacta en la formación de científicos y personal altamente calificado… Estas áreas son las que están directamente vinculadas con la productividad y con la formación de capital de las empresas”, señala el especialista.

De acuerdo con el Observatorio Laboral, las profesiones mejor pagadas son aquellas que requieren de habilidades numéricas como finanzas, física, economía, estadística o química. Y en un mundo que debe gestionar y analizar grandes volúmenes de datos, cada vez más empresas solicitan matemáticos aplicados.

Faltan profesores preparados

Ruiz señala que se puede medir de mejor forma el impacto que tiene la escuela sobre los estudiantes analizando su desempeño en matemáticas. A diferencia de otras materias, como lenguaje y comunicación, que depende mucho del capital cultural que los alumnos traen desde su hogar, las matemáticas “dependen en un grado importante de las capacidades que tiene el maestro de dominar los contenidos y de poder transmitirlos”, indica.

De acuerdo con el experto en educación, en México existe un déficit importante de formación de maestros en matemáticas en las escuelas normales y quienes estudian esta carrera en las universidades no optan por la docencia; o si lo hacen, no necesariamente la saben enseñar en un aula. Se trata de un problema sistémico que afecta sin excepción a todos los estados del país.

El resultado es que en 15 años de evaluaciones, los estudiantes mexicanos no han podido mejorar su destreza en el manejo de los números. Un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) revela que entre 2000 y 2015 México aumentó en menos de dos puntos su desempeño en el examen de matemáticas de la prueba PISA, que aplica la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).



Escuelas desiguales

La falta de conocimiento matemático se acentúa más en las modalidades educativas que atienden a las zonas rurales y a las poblaciones más desfavorecidas.

De acuerdo con los resultados más recientes de la prueba Planea, mientras que 66% de los alumnos de secundaria privada se ubicaron en los niveles más bajos de logro académico, en el mismo grado también estuvo el 98% de la matrícula de educación comunitaria y el 90% de la de telesecundaria.

Lo mismo sucede en el nivel medio superior: el 84% de los estudiantes en colegios particulares apenas pudo resolver operaciones matemáticas básicas, porcentaje que crece a 94% en el caso de las escuelas públicas estatales. Ruiz alerta que estos planteles tienen a los maestros más inexpertos, muchos no manejan el idioma materno de sus alumnos (en el caso de la población indígena) y tienen que trabajar sin los materiales educativos apropiados, por lo que terminan retirándose pronto.

“Tenemos que hacer una reforma estructural de la política docente que nos permita reducir la desigualdad en la dotación de maestros tanto en los centros urbanos como rurales”, indica Ruiz.

La política que propone se basa en asignar incentivos para arraigar a los maestros en las zonas más desfavorecidas y así evitar que éstas sigan padeciendo de una alta rotación docente.

“Hasta ahora, la reforma educativa se ha centrado en un mecanismo de selección de docentes, pero no contempló la regulación de su colocación”, considera el especialista.