Con el objetivo de guardar el decoro imprescindible, el Vaticano ha actualizado el código de conducta para los empleados de la Fábrica de San Pedro, y entre las nuevas reglas, no se permite a los trabajadores tener tatuajes, ni tampoco usar pierncings.
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Fue este fin de semana, cuando la Oficina de la Santa Sede publicó el Quirógrafo del Papa Francisco sobre el Estatuto y Reglamento del Capítulo de la Basílica de San Pedro en el Vaticano, en el cual se determinaron nuevas normas que se aplicarán a los 5 mil funcionarios de toda la Santa Sede.
Es importante mencionar que, según el padre Enzo Fortunato, cabeza visible de las comunicaciones de la basílica, esa norma ya estaba en vigor en el pasado pero de forma diferente, y que ahora se oficializa por escrito.
Prohibidos los tatuajes y “piercings”, además de otras normas
De acuerdo con el documento publicado el pasado sábado 29 de junio, se establece que, todos los empleados, incluidos los denominados “sampietrini”, los encargados de la acogida, vigilancia, limpieza y mantenimiento de la basílica vaticana, deberán cumplir con el nuevo reglamento.
En este sentido, el reglamento establece que los trabajadores deberán de “cuidar su aspecto externo de acuerdo con las exigencias y costumbre del entorno de trabajo”, motivo por el cual, el Santo Padre ha ddeterminado que “los tatuajes visibles en la piel y los piercings están prohibidos”.
De igual manera, señala que deberán “llevar una vestimenta decente y adecuada a la actividad que vayan a desempeñar”, además de que el personal debe tener “una conducta religiosa y moral ejemplar, incluso en la vida privada y familiar, conforme a la doctrina de la Iglesia”.
De esta manera, es como se les obligará a “profesar la fe católica y vivir según sus principios”, así como demostrar que están casados por la Iglesia presentando un “acta canónica de matrimonio”, el certificado de Bautismo y Confirmación y demostrar que no tienen antecedentes penales.
Por otra parte, en el artículo 10 se establece que el personal está obligado a observar estrictamente la confidencialidad, por lo que la difusión de información interna o documentación del Vaticano a terceros, conllevara el despido inmediato de los funcionarios implicados.
Asimismo, los empleados laicos del vaticano tienen prohibido sacar originales, fotocopias u otro material de archivo, además de que tampoco pueden recibir ni enviar correspondencia privada utilizando los servicios del estado del vaticano, ni recibir visitas en sus lugares de trabajo.