/ jueves 16 de agosto de 2018

Con mariachi, dan el último adiós a la oficial que terminó con muerte cerebral

“Mi hija está en el pedacito de cada persona”, asegura su madre tras haber donado sus órganos

Rodeada por sus familiares y amigos, pero además acompañada por cinco vehículos policiales, este miércoles el cuerpo de Yolanda Estefanía partió del velatorio Humboldt a la iglesia La Divina Providencia ubicada al sur de la ciudad. Luego de la ceremonia religiosa, sus restos fueron trasladados al panteón Guadalupe, donde por fin le dieron cristiana sepultura.

Con mariachi, portando playeras con la imagen de Yolanda y diversas muestras de cariño, fue como le dieron el último adiós a la joven de 28 años de edad, que tras dedicarse a salvaguardar a la ciudadanía y morir por la colisión de la patrulla en la que viajaba, decidió aun en vida donar sus órganos, los cuales hoy les dan una esperanza de vida a otras personas.

Leonor Román, madre de la agente acaecida, en entrevista para El Sol de Puebla, admitió que al principio se negaba a donar los órganos de su hija, sin embargo, tras meditarlo y recordar que esa era la voluntad de Yolanda, permitió la operación para la extracción de los órganos.

“Yo la verdad no quería donar sus órganos pero cuando vi que en la casa había un papel en el que ella pedía que en caso de muerte, se donaran sus órganos, accedí. Si era su voluntad ayudar a la gente, pues adelante, mi hija está en el pedacito de cada persona”, comentó la señora Leonor.

Como una mujer alegre, noble y que a pesar del daño que algunas personas le hacían, sabía perdonar, es el recuerdo con el que hoy su familia guarda en sus memorias a Yolanda Estefanía.

Foto: Héctor González

“Mi hija era muy noble, tenía una compañera discapacitada y le ayudaba a vender sus tortas. Le gustaba reírse, mi hija era lo que yo siempre quise ser. La última vez que hablé con ella fue el sábado antes del accidente”, recordó entre lágrimas, la madre de la agente policial.

Ahora que la joven ya fue sepultada, Leonor aseguró que buscará que las autoridades le den una explicación sobre la mecánica del accidente y de la posible sanción que tendrá el oficial que aquel miércoles por la mañana, chocó la patrulla 193 contra objeto fijo que derivó en la muerte cerebral de la hoy occisa.

Cabe decir que aunque un juez de control ordenó la liberación o retiro de custodia al policía que manejaba la patrulla, este quedó sujeto a investigación por los delitos de lesiones y daño a propiedad ajena, con las medidas cautelares de firma periódica, prohibición para salir del país y una exhibición económica.

Rodeada por sus familiares y amigos, pero además acompañada por cinco vehículos policiales, este miércoles el cuerpo de Yolanda Estefanía partió del velatorio Humboldt a la iglesia La Divina Providencia ubicada al sur de la ciudad. Luego de la ceremonia religiosa, sus restos fueron trasladados al panteón Guadalupe, donde por fin le dieron cristiana sepultura.

Con mariachi, portando playeras con la imagen de Yolanda y diversas muestras de cariño, fue como le dieron el último adiós a la joven de 28 años de edad, que tras dedicarse a salvaguardar a la ciudadanía y morir por la colisión de la patrulla en la que viajaba, decidió aun en vida donar sus órganos, los cuales hoy les dan una esperanza de vida a otras personas.

Leonor Román, madre de la agente acaecida, en entrevista para El Sol de Puebla, admitió que al principio se negaba a donar los órganos de su hija, sin embargo, tras meditarlo y recordar que esa era la voluntad de Yolanda, permitió la operación para la extracción de los órganos.

“Yo la verdad no quería donar sus órganos pero cuando vi que en la casa había un papel en el que ella pedía que en caso de muerte, se donaran sus órganos, accedí. Si era su voluntad ayudar a la gente, pues adelante, mi hija está en el pedacito de cada persona”, comentó la señora Leonor.

Como una mujer alegre, noble y que a pesar del daño que algunas personas le hacían, sabía perdonar, es el recuerdo con el que hoy su familia guarda en sus memorias a Yolanda Estefanía.

Foto: Héctor González

“Mi hija era muy noble, tenía una compañera discapacitada y le ayudaba a vender sus tortas. Le gustaba reírse, mi hija era lo que yo siempre quise ser. La última vez que hablé con ella fue el sábado antes del accidente”, recordó entre lágrimas, la madre de la agente policial.

Ahora que la joven ya fue sepultada, Leonor aseguró que buscará que las autoridades le den una explicación sobre la mecánica del accidente y de la posible sanción que tendrá el oficial que aquel miércoles por la mañana, chocó la patrulla 193 contra objeto fijo que derivó en la muerte cerebral de la hoy occisa.

Cabe decir que aunque un juez de control ordenó la liberación o retiro de custodia al policía que manejaba la patrulla, este quedó sujeto a investigación por los delitos de lesiones y daño a propiedad ajena, con las medidas cautelares de firma periódica, prohibición para salir del país y una exhibición económica.

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