En una ceremonia a puerta cerrada en las instalaciones de Rancho Colorado, este miércoles el cuerpo del policía Jesús Humberto N, mejor conocido como el Comandante Veneno, recibió un homenaje póstumo por parte de familiares, amigos y compañeros de trabajo para luego ser velado en su domicilio, donde uniformados de la Secretaría de Seguridad Ciudadana del municipio de Puebla montaron guardia.
“Lo digo decididamente, la delincuencia no va a ganar; la tranquilidad va a regresar a nuestra ciudad”, bajo estas palabras el Coordinador Ejecutivo de la Presidencia Municipal, Javier Palou expresó sus condolencias a los deudos, quienes en medio del llanto no encontraron consuelo alguno ante esta pérdida.
A su vez, la encargada de la SSC, María de Lourdes Rosales, reconoció al comandante caído como un hombre responsable, disciplinado y comprometido con la ciudadanía, destacando sus 16 años de trayectoria y más 70 detenciones y remisiones de presuntos delincuentes o infractores de la ley.
Acto seguido, se realizó el último pase de lista en el que se detonaron salvas de honor en memoria de Jesús Humberto; a la par, familiares del elemento acaecido colocaron una placa metálica con su nombre en el monumento dedicado a los oficiales muertos en cumplimiento de su deber mientras que la banda de guerra de la institución efectuó el toque reglamentario de silencio y se reiteró el exhortó a las Fuerzas Municipales de Seguridad Ciudadana.
Una vez concluido el evento, la carroza fúnebre partió hacia el sur de la ciudad, donde familiares y amigos lo velaron.
Entre flores, ceras y una bandera de México que cubría su féretro, el cual también estaba acompañado de su gorra de policía y una fotografía dentro de un marco de madera, los dolientes continuaron rezando por la memoria del comandante adscrito a la Región Sur, Zona Ocho, que incluso a los 30 años de edad decidió incorporarse a las filas de la SSC mediante la cual sirvió 16 años a la ciudadanía.
Con rostros embargados de dolor, policías municipales continuaron llegando al domicilio de la víctima, donde por varios minutos montaron guardia mientras que los deudos aún no daban crédito a lo ocurrido, incluso, por seguridad y temor a sufrir alguna represalia por parte de los delincuentes, prefirieron no dar declaración alguna.