Aislamiento, agresión, trastornos del sueño y alimenticios, son algunos de los focos rojos que podrían haber sufrido un abuso sexual, según la maestra en Neurosicología, Claudia Godínez Castillo. El especialista recomienda como medida de prevención hablar abiertamente de la sexualidad con los menores en el hogar.
Para la también fundadora y directora del Instituto de Investigación y Difusión en Neurociencias, Berakah, el abuso sexual infantil es una forma de violencia, en la que no necesariamente debe haber una penetración para considerarla como tal, sino prácticamente cualquier hecho que involucre una actividad sexual inapropiada para la edad del menor.
Los tipos de abuso van desde mostrar imágenes explícitas, el toqueteo lascivo o de corte erótico y sexual, hasta la penetración; generalmente el perpetrador siempre tendrá mayor edad que la víctima.
Aunque Claudia considera que la figura de autoridad no siempre influye para ser un abusador, muchas veces la violencia sexual tiene que ver con poder más que con el ejercicio sexual. “La figura de autoridad siempre se va a aprovechar de la seducción, del engaño, de la confianza para perpetrar una agresión”.
Dentro de los trastornos del sueño y alimenticios, está mojar la cama o despertarse abruptamente por las noches, así como vomitar o comer menos o más, según sea el caso. Sin embargo, no son los únicos focos de alerta, ya que también existen las alteraciones lúdicas, que versan en el hecho de que los pequeños perciben los juegos infantiles clásicos, como aburridos, es decir, pierden el interés en ellos y tienen la pretensión de otras formas de entretenimiento, que involucran características de ámbito sexual, por ejemplo ver pornografía por sí mismos, que desvistan a sus muñecos y que los envuelvan en actos sexuales. Incluso representar los genitales exacerbados en los dibujos, también es parte de la sintomatología.
Asimismo, quien pudo sufrir una transgresión sexual podría tener alteraciones en su imagen, es decir, podría enunciar que son feos o tontos, que no se sienten cómodos con su aspecto físico, por lo que incluso buscan cubrir su rostro y / o cuerpo; dichas acciones, incluso, podrían llevar a la víctima a autoinfligirse algún daño corporal.
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Sobre las formas de reconocer a un abusador, Godínez Castillo considera que la atención debe recaer absolutamente en la víctima, no en el verdugo, por lo que hace patente el hecho de dar voz a los pequeños y creer en ellos, pues en algunas ocasiones los padres acuden con otro adulto para confirmar que sus hijos sufrieron un abuso, haciendo de lado la verdad de los menores.
Eliminar los temas tabúes sobre la sexualidad con nuestros hijos es determinante para la prevención del abuso sexual, a decir de Godínez Castillo: “La prevención, la información y educación sexual en la casa y en la escuela es determinante, así como la intervención educativa participativa para los padres, que busca generar vínculos con tus hijos para prevenir las agresiones ”.
Finalmente, para el especialista, la terapia cognitivo-conductual está desarrollada para mejorar de manera eficiente toda la sintomatología que se presenta en ansiedad, depresión y estrés postraumático, que si bien no hace olvidar el evento sufrido, coadyuva a la mejora en la calidad de vida de la víctima, no obstante, existen casos a los que se le tendrá que agregar la farmacología, para enriquecer el tratamiento integral.