Luego de que dos personas murieran y cuatro más resultaran lesionadas tras la volcadura de un “transporte pirata” sobre la Vía Atlixcáyotl, a la altura de Santa Clara Ocoyucan, los conductores de dichas unidades que prestan el servicio de manera irregular prácticamente desaparecieron.
En un recorrido que realizó El Sol de Puebla la mañana de ayer, se pudo notar la presencia de taxis rotulados -amarillo con negro- en ambos sentidos de la Vía Atlixcáyotl, sin embargo, no se apreció la circulación de “taxis pirata” en la zona.
Asimismo, se pudo constatar la presencia esporádica de algunas patrullas de la Policía Estatal que resguardaban el sitio ante la posible llegada de “las unidades chocolate”.
Un taxista que hace sitio en la zona comentó a este medio que las cuotas que cobran los “taxis chocolate” están muy por debajo de lo que ellos cobran por hacer viajes foráneos a los municipios de Izúcar de Matamoros o Atlixco, que alcanzan hasta los 600 pesos.
Es importante señalar que la presencia de los mismos usuarios del “transporte pirata” fue minúscula, no obstante, una pareja de esposos aguardaba afuera de una estación de gas –donde generalmente “los taxis chocolate” hacen base- en espera de uno de los vehículos, quienes refirieron que hacen uso de las unidades al menos dos veces por semana; a pesar de que desconocían del accidente que cobró la vida de dos personas, dijeron que se seguirán trasladando a bordo de los automóviles, pues el costo es menor.
Según señalaron, dichas unidades les cobran 80 pesos por persona, en comparación con los 60 pesos que deberían pagar por abordar una unidad de transporte público, que incluso, los dejará muy lejos de su destino final -Izúcar de Matamoros- y por el que tendrían que costear otro pasaje extra.
“Tal vez sea lo mismo, pero preferimos la comodidad de un automóvil”, sentenciaron. Además, indicaron que circulan en vehículos particulares para prevenir la aglomeración de personas en los autobuses donde viajan muchos usuarios.
Sin embargo, no es la única razón, ya que abordan las “unidades chocolate” por el miedo latente a ser víctimas de un asalto: “No usamos el transporte público por miedo a un robo”, refirió la pareja, que ante la desaparición de los conductores, finalmente decidió viajar en una colectiva que los llevara a su destino.
