La noche del viernes 18 de enero de 1985, cuatro militares acordaron salir de “fiesta” sin imaginar que el estigma de la muerte los acechaba. Mentes malévolas planearon y crearon el asesinato más cruel en la historia criminal de México.
Sábado 19 de enero, 4 de la madrugada, una patrulla de la entonces Policía Federal de Caminos con cuatro agentes a bordo, improvisó un retén en el kilómetro 27 de la carretera federal Puebla-Atlixco con el pretexto de una revisión de “alcoholímetro”.
Le hicieron la parada a un automóvil marca “Valíant Volare” de color azul con placas del D.F., donde viajaban 4 militares de nombres Gerardo, Roberto, Sergio y Ángel.
Los oficiales les pidieron identificarse no sin antes haber discutido acaloradamente; el militar que iba al volante pretendió sacar su credencial. El “Torcho” (no era Policía de Caminos, solo acompañante) creyendo que iba a sacar una arma, le dispara dejándolo herido.
Los otros policías golpearon a los tres restantes con las cachas de sus pistolas dejándolos inconscientes. El domingo 20 de enero de 1985, el coche “Valíant” fue encontrado por las autoridades policiacas de Puebla y Veracruz en el fondo de las cumbres de Acutzingo, incendiado y con cuatro cuerpos calcinados. Todos los medios de comunicación daban la noticia de un fatal accidente.
UNA LLAMADA TELEFONICA
En la cabina de las instalaciones del noticiero matutino “Esquina Radiofónica”, del compañero y amigo Enrique Montero Ponce (QEPD), un ciudadano quien dijo haber sido testigo del ataque a los militares, aclara todo y empieza la investigación.
ESTOS FUERON LOS HECHOS
De dicho retén se llevan a los militares a las oficinas del Valle de las grúas de Atlixco, ahí planean todo; un doctor de la policía estatal sugiere los inyecten con cloruro de potasio, los dejan inconscientes.
Los suben a una camioneta marca Ford “Econoline” y otros se van en el “Valíant” vestidos con los uniformes de los militares, toman carretera rumbo a Veracruz, pasan por la caseta de Amozoc, se bajan y hacen “teatro” como si fueran las víctimas, para dejar constancia que iban ebrios dejando incluso caer una credencial militar.
Llegan a las cumbres de Acutzingo, vigilan, sacan de la camioneta Ford Econoline, los cuerpos inertes de los militares, ¡dos iban vivos! y los trasladan a su auto “Valíant”; acto seguido abren el cofre, provocan una chispa con una bujía, se incendia el carro y los empujan hacia el barranco.
Los implicados en este trágico suceso lo fueron, Jorge, Jacobo, José Luis, Marcos “N” y los policías estatales; Femando y el Doctor Arturo, quienes purgan una condena de 40 años de prisión.
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