Además de enfrentarse a diferentes riesgos propios de su labor, muchos policías también deben lidiar con la discriminación y desigualdad por parte de sus compañeros o jefes; tal es el caso de Daniela, de 40 años de edad, quien a pesar de haber conseguido varios grados, su trabajo no es reconocido por sus compañeros, quienes creen que obtuvo sus ascensos por “favores” sexuales y no por su capacidad.
Daniela, nombre ficticio por seguridad de la entrevistada, siempre imaginó ser policía, pero nunca consideró que en el camino habría muchas dificultades. A pesar de los sentimientos encontrados, la mujer siguió adelante para darles una mejor calidad de vida a sus hijos.
Poco a poco, con su trabajo, esmero y esfuerzo se ganó la confianza y admiración de algunos de sus jefes, quienes le brindaron la oportunidad de formar parte de su grupo de “escoltas”; en ese instante, la entrevistada comenzó a recibir comentarios malintencionados respecto a que “seguramente” ya sostenía una relación sentimental con su jefe y por eso había recibido beneficios, haciendo menos su capacidad y disposición de trabajo por el solo hecho de ser mujer y porque algunas compañeras eran conocidas por ese tipo de prácticas.
Con el tiempo la entrevistada demostró que su lugar, reconocimientos y grado dentro de la corporación no eran más que producto de su trabajo, esfuerzo y experiencia, sorteando diferentes peligros.
No obstante, la declarante admitió que también existen compañeras que son muy jóvenes y que al no contar con ningún tipo de responsabilidad o alguien por quién ver, su trabajo no lo toman con la seriedad que debe de ser y por ese tipo de elementos llegan a generalizar a todas las mujeres policías.
Daniela señaló que su labor es de muchos riesgos, lo cuales inician desde que sale de casa para dirigirse al trabajo, y una vez dentro de la jornada laboral el peligro es enorme, pues a diario se enfrentan a delincuentes sin saber qué pasará y si podrán regresar a casa, pues algunos de sus compañeros han muerto en cumplimiento del deber.
“Los riesgos son muchos y variados, todo el tiempo vas a un auxilio sin saber a qué te vas a enfrentar, incluso en los operativos los riesgos son altos; tan solo en la zona del mercado Hidalgo, Unión y La Cuchilla, no quieren a los policías. En las manifestaciones también la gente te agrede. Algo que recuerdo mucho y que en ese momento la gente estaba incontrolable, son los saqueos a las tiendas en la ciudad en 2017 con el alza al precio de la gasolina; había momentos en los que a las zonas llegábamos cuatro o cinco policías, y nos encontrábamos con decenas de personas robando, lanzando piedras y luego, luego te empezaban a agredir. Es de las experiencias que se me quedaron grabadas por la complejidad de que, por un lado, tenías que cumplir con tu trabajo, pero por el otro, no podías hacerles algo porque luego te acusan de abuso de autoridad”, narró la elemento policial.
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A lo anterior, indicó Daniela, hay que sumarle que cuando acuden a los auxilios y encienden la torreta de la patrulla, la gente piensa que solo la encienden porque quiere llegar rápido a desayunar o alguna situación distinta a un auxilio, por lo que lejos de darles el paso, los automovilistas comienzan a cerrarse y eso los pone susceptibles de sufrir algún accidente cómo ha pasado con algunos elementos.
Pese a que ya está acostumbrada a lidiar con todas las dificultades anteriores, Daniela pide un poco de empatía por parte de la sociedad ya que, indicó, así como hay policías cuya conducta es cuestionable, también hay quienes tienen puesta la camiseta y arriesgan a diario su vida con tal de cumplir lo mejor posible con su trabajo.
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