La mujer de 28 años ha tenido que superar la batalla mástriste de su carrera: la pérdida de su pareja en accidente
La tristeza no la venció. La luchadora Tahamara Rubí BarrónGarcía, quien es conocida en el ámbito luchístico como LaMagnífica, pudo superar en tres caídas la batalla más triste desu carrera, perder a su compañero no solo de vida sino también detrabajo, es decir a Óscar Leonardo Torres Parra, cuyo nombreartístico fue Rey Celestial.
El gladiador de 22 años de edad murió atropellado elpasado 16 de septiembre cerca del entronque de Amalucan; elconductor responsable escapó de la zona y aunque existen al menosochos videos del accidente, solo se sabe que el culpable al parecerreside en el Estado de México.
Aquella noche Rey Celestial dejó en la orfandad a una pequeñade dos años, pero también en la viudez a una mujer de 28 años deedad.
“Siempre te voy a amar, siempre vas a estar en mi mente y enmi corazón”, así fue como despidió Tahamara Barrón a ÓscarLeonardo Torres Parra, el día de su sepelio, el pasado 18 deseptiembre.
A partir de ese instante, la mujer de 28 años,originaria del estado de Jalisco y descendiente de una familia deluchadores desde la madre, el padre, hermanos y primos, ha tenidoque buscar cómo sobreponerse a la tristeza.
“Todo esto ha sido algo inesperado y demasiado difícil, puesme costaba mucho trabajo ir a luchar a los lugares donde él mehabía presentado con los promotores, con los compañeros, inclusodonde llegamos a alternar como pareja. Fue tomarme un tiempo hastaque tuviera la fuerza necesaria para seguir luchando”, admitióLa Magnífica, desde uno de los sillones de su casa, y acompañadadel mayor tesoro que tiene de Rey Celestial, su hija IrmaLissette.
[caption id="attachment_909174" align="aligncenter" width="209"]Foto: Cortesía[/caption]
La mujer, que además de ser luchadora, ama de casa yentrenadora, que después del accidente de su esposo abandonó porcasi dos meses lo que asegura es su pasión pero también elsustento de su familia, en semanas recientes regresó alcuadrilátero para mostrar de qué está hecha.
“La vida nos da muchas opciones y lecciones, pero yocreo que son las lecciones las que debemos de tomar. Es algo muycomplicado tener la fuerza y la paciencia para salir adelante.Siempre he pensado que no hay imposibles y aunque a lo largo decuatro años no he podido estar en algo estable o viajar a losEstados Unidos con alguna empresa de lucha libre, no mearrepiento”, compartió la gladiadora, técnica o ruda, según lorequiera en su momento la función, ya sea en la Arena Coliseo SanRamón, donde regularmente lucha, o en cualquier otrorecinto.
Cobijada por sus compañeros y con el respaldo tanto de susfamiliares como los de su esposo, Tahamara Rubí sigue de pie, enla lucha, sin importar las lesiones o fracturas con las que puedaresultar en cada pelea. Su motor, su hija Irma Lissette así comoJosé Ángel y Gabriela Yamilet de siete y cinco años de edadrespectivamente, estos dos últimos pequeños, producto de unprimer matrimonio.
Hoy por hoy, La Magnífica, además de aprender a salirde la depresión, busca rendirle homenaje a su esposo y que lagente no se olvidé de él, ya que en cada lucha, en cadapresentación, sale con una playera en la cual está plasmada lamáscara de Rey Celestial, quien aparte de ser luchador,confeccionaba su propio vestuario.
Aunque la pequeña de dos años de edad, a diario espera elregreso de su padre ya que cree que se fue a luchar, a la familiade Óscar Leonardo no le queda más que unas fotografías, lasenseñanzas y los buenos momentos que pasaron junto a él.
[caption id="attachment_909175" align="aligncenter" width="209"]Foto: Cortesía[/caption]