Hace dos meses familiares de las víctimas que sufrieron violencia física y moral por parte de Ricardo, primo del presunto feminicida de Karla López Albert, adelantaron que el sujeto presumía que pronto lograría su libertad. Aunque las autoridades judiciales lo negaron, el convicto cumplió y ya duerme en su casa.
Y es que Ricardo, acusado de violencia intrafamiliar, logró que el juez penal que lleva el caso le concediera cambiar las medidas cautelares de cárcel en el penal de San Miguel a prisión domiciliaria, por lo que desde el pasado 5 de mayo abandonó el Cereso.
Quienes lo conocen dicen que una vez en su residencia, el imputado convocó a todos sus amigos y realizó una fiesta que acabó hasta la madrugada del otro día.
También se supo que como el acusado será vigilado de manera permanente afuera de su casa por una patrulla de la Policía Estatal, se encuentra molesto porque no le permite seguir haciendo lo que acostumbra.
Aquí se publicó el pasado mes de marzo que las familias de las mujeres violentadas y golpeadas por Ricardo temían que cumpliera lo que a grito abierto pregonaba con sus compañeros de celda: que sus amistades en el Tribunal Superior de Justicia le ayudarían para que en breve ya fuera a “dormir calientito”.