/ miércoles 23 de febrero de 2022

Sin toallas ni agua; vivir la menstruación en la cárcel es más que dolor corporal

El robo de tollas femeninas es motivo de peleas entre mujeres reclusas, pues cada pieza cuesta 8 pesos

La menstruación es un periodo que viven todas las mujeres, en algunos casos hay cambios hormonales, dolor y hasta más sangre de la prevista, pero ¿se imaginan cómo es vivir este lapso en la cárcel, en donde las toallas femeninas son caras, no hay baños dignos y las presas tienen que pagar por agua y papel para tener una buena higiene durante estos días?

El Sol de Puebla entrevistó a cuatro exreclusas del Centro de Readaptación Social (Cereso) de San Miguel y todas coincidieron en que la cárcel no está pensada para las mujeres y no existen las condiciones básicas para poder vivir de manera digna el ciclo menstrual.

¿CÓMO ES EL ACCESO A PRODUCTOS DE HIGIENE EN LA PRISIÓN?

Ana tiene 20 años y estuvo en el penal de San Miguel dos años y 8 meses, obtuvo toallas femeninas en la cárcel gracias a sus familiares y al trabajo que tenía dentro del Cereso. Hay tres tiendas dentro de este penal en donde ella podía adquirir toallas, pero cada una costaba 8 pesos, es decir, que si una mujer tiene su periodo cinco días y por día ocupa dos toallas gasta en su menstruación 80 pesos, cuando una reclusa por semana “si bien le va” gana 300 pesos, pero ese dinero tiene que distribuirlo en sus demás gastos.

RECLUSAS USAN ROPA VIEJA Y CALCETINES COMO TOALLAS SANITARIAS

Si no hay toallas femeninas, las presas optan por ocupar calcetines, ropa vieja o papel higiénico para cuidarse, aunque en ocasiones es molesto y no protege tan bien como una toalla, sin embargo, el papel también es caro y cada rollo les cuesta a las reclusas 35 pesos.

Es importante destacar que los coágulos sanguíneos son una parte natural del mecanismo de defensa del cuerpo | Foto: Freepik

Relata que la menstruación es un periodo complicado, principalmente para las presas que no tienen familiares, ya que gracias a ellos es como muchas de las internas pueden obtener toallas femeninas o tampones sin pagar por ellos.

Hay trabajos, pero pagan poco y es complicado adquirirlas. Además, todo es caro, aunque las tiendas son manejadas por las propias internas. Si no tienen dinero también en su periodo adquirían deudas, porque tenían que pedir prestado para poder comprarse una toalla femenina relató.

María es otra reclusa que estuvo en San Miguel tres meses y tres semanas, ella considera que el sistema penitenciario está hecho para un delincuente hombre, no para una mujer, pues las autoridades no solventan los derechos básicos de ellas como el de menstruar de manera digna.

Mujeres en cárceles padecen menstruación. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

ENTRE RECLUSAS SE ROBAN TOALLAS SANITARIAS

Recuerda que la menstruación complicaba hasta la convivencia al interior del Cereso, ya que, al no tener este tipo de productos, las mujeres los roban de las cosas de sus compañeras, lo que generaba conflictos entre ellas.

El periodo más complicado para menstruar es cuando las mujeres están en el área de ingresos, porque habitan un “cuarto chiquito” hasta con más de 40 mujeres. Durante este tiempo, algunas duermen en el piso, no saben cómo funciona la vida en San Miguel y no tienen dinero para comprar nada.

Había muchas peleas allá adentro por estos robos que se daban para que las mujeres pudieran comprarse toallas. Allá en San Miguel no te dan nada, solo cumplen con el “rancho” que es el desayuno, comida y cena, pero todo lo demás debes de adquirirlo por tu cuenta y es muy caro. No tienes por parte del Cereso ni un artículo de higiene personal agregó.

MUJERES PRESAS PAGAN 15 PESOS POR BOTE DE AGUA

“Lupe” compartió que durante la menstruación es muy común que las mujeres manchen de sangre su ropa, pero si esto te pasa dentro de la cárcel es más complicado, ya que el agua también tiene un costo de 15 pesos el bote y si el agua es caliente cuesta 30 pesos, ya que para calentarla tienen que ocupar una resistencia.

En suma, lavar la ropa también es un proceso complicado ya que sólo hay 20 lavaderos para todas las personas privadas de su libertad. Estos lavaderos son peleados por las internas en un horario de 8 de la mañana a 12 del día, además en estos espacios se registran muchos robos de prendas.

FÉMINAS PRESAS NO TIENEN ACCESO A MEDICAMENTOS POR COLICOS MENSTRUALES

De los cólicos ni se diga, no permiten el ingreso de medicinas y es muy complicado que en la enfermería den un medicamento, a menos de que sea algo grave. Si una mujer se siente mal tiene que curarse los cólicos con tés o con prendas mojadas con agua caliente.

Otra exreclusa es Mary, ella cree que en donde la sufren más es en el área de salud mental, pues estas mujeres fueron olvidadas por sus familiares y no tienen visitas que puedan apoyarlas con este tipo de productos.

URGE GARANTIZAR HIGIENE MENSTRUAL EN CÁRCELES

Alejandra Acevedo y Ana María Acevedo, miembros de la organización Pro Niñez, compartieron que en el penal de San Miguel, es necesario y de suma importancia garantizar el derecho humano a una higiene menstrual digna, ya que esto es un punto que pide la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).

Ellas creen que la menstruación digna no debería ser un privilegio en la cárcel, sino un derecho para todas las reclusas, es decir, que obtengan de manera gratuita toallas sanitarias o tampones, analgésicos, así como ropa interior y si las autoridades no pueden brindarles estos productos, que dentro del penal existan posibilidades de un mejor trabajo para que puedan adquirirlos.

Aprovecharon para compartir que, en su momento, otra fundación les brindó copas menstruales para que las mujeres de San Miguel pudieran ocuparlas, sin embargo, la posibilidad de tener un pocillo específico para su menstruación o tener agua suficiente para lavarlo es muy complicado dentro del penal, por lo que esto no es una opción.

No tienen el espacio ni el lugar para poder tener este tipo de producto, además entrar al baño es otro proceso. Es como una especie de letrina que no tiene lavadero, el baño es un cuarto de 1 x 1 con una taza y cada dormitorio tiene su baño, entonces no sería viable”, compartieron.

Hay que recordar que el Grupo Pro Niñez se dedicaba a entregar kits de higiene personal a mujeres del penal de San Miguel y también daban apoyos a los hijos de estas mujeres, no obstante, cuando arrancó la actual administración estatal les negaron el ingreso a San Miguel y, hasta el momento, no han podido retomar este apoyo.

Todos los nombres de las exreclusas fueron cambiados a petición de ellas, pero este medio tiene los nombres completos y las grabaciones originales.

La menstruación es un periodo que viven todas las mujeres, en algunos casos hay cambios hormonales, dolor y hasta más sangre de la prevista, pero ¿se imaginan cómo es vivir este lapso en la cárcel, en donde las toallas femeninas son caras, no hay baños dignos y las presas tienen que pagar por agua y papel para tener una buena higiene durante estos días?

El Sol de Puebla entrevistó a cuatro exreclusas del Centro de Readaptación Social (Cereso) de San Miguel y todas coincidieron en que la cárcel no está pensada para las mujeres y no existen las condiciones básicas para poder vivir de manera digna el ciclo menstrual.

¿CÓMO ES EL ACCESO A PRODUCTOS DE HIGIENE EN LA PRISIÓN?

Ana tiene 20 años y estuvo en el penal de San Miguel dos años y 8 meses, obtuvo toallas femeninas en la cárcel gracias a sus familiares y al trabajo que tenía dentro del Cereso. Hay tres tiendas dentro de este penal en donde ella podía adquirir toallas, pero cada una costaba 8 pesos, es decir, que si una mujer tiene su periodo cinco días y por día ocupa dos toallas gasta en su menstruación 80 pesos, cuando una reclusa por semana “si bien le va” gana 300 pesos, pero ese dinero tiene que distribuirlo en sus demás gastos.

RECLUSAS USAN ROPA VIEJA Y CALCETINES COMO TOALLAS SANITARIAS

Si no hay toallas femeninas, las presas optan por ocupar calcetines, ropa vieja o papel higiénico para cuidarse, aunque en ocasiones es molesto y no protege tan bien como una toalla, sin embargo, el papel también es caro y cada rollo les cuesta a las reclusas 35 pesos.

Es importante destacar que los coágulos sanguíneos son una parte natural del mecanismo de defensa del cuerpo | Foto: Freepik

Relata que la menstruación es un periodo complicado, principalmente para las presas que no tienen familiares, ya que gracias a ellos es como muchas de las internas pueden obtener toallas femeninas o tampones sin pagar por ellos.

Hay trabajos, pero pagan poco y es complicado adquirirlas. Además, todo es caro, aunque las tiendas son manejadas por las propias internas. Si no tienen dinero también en su periodo adquirían deudas, porque tenían que pedir prestado para poder comprarse una toalla femenina relató.

María es otra reclusa que estuvo en San Miguel tres meses y tres semanas, ella considera que el sistema penitenciario está hecho para un delincuente hombre, no para una mujer, pues las autoridades no solventan los derechos básicos de ellas como el de menstruar de manera digna.

Mujeres en cárceles padecen menstruación. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

ENTRE RECLUSAS SE ROBAN TOALLAS SANITARIAS

Recuerda que la menstruación complicaba hasta la convivencia al interior del Cereso, ya que, al no tener este tipo de productos, las mujeres los roban de las cosas de sus compañeras, lo que generaba conflictos entre ellas.

El periodo más complicado para menstruar es cuando las mujeres están en el área de ingresos, porque habitan un “cuarto chiquito” hasta con más de 40 mujeres. Durante este tiempo, algunas duermen en el piso, no saben cómo funciona la vida en San Miguel y no tienen dinero para comprar nada.

Había muchas peleas allá adentro por estos robos que se daban para que las mujeres pudieran comprarse toallas. Allá en San Miguel no te dan nada, solo cumplen con el “rancho” que es el desayuno, comida y cena, pero todo lo demás debes de adquirirlo por tu cuenta y es muy caro. No tienes por parte del Cereso ni un artículo de higiene personal agregó.

MUJERES PRESAS PAGAN 15 PESOS POR BOTE DE AGUA

“Lupe” compartió que durante la menstruación es muy común que las mujeres manchen de sangre su ropa, pero si esto te pasa dentro de la cárcel es más complicado, ya que el agua también tiene un costo de 15 pesos el bote y si el agua es caliente cuesta 30 pesos, ya que para calentarla tienen que ocupar una resistencia.

En suma, lavar la ropa también es un proceso complicado ya que sólo hay 20 lavaderos para todas las personas privadas de su libertad. Estos lavaderos son peleados por las internas en un horario de 8 de la mañana a 12 del día, además en estos espacios se registran muchos robos de prendas.

FÉMINAS PRESAS NO TIENEN ACCESO A MEDICAMENTOS POR COLICOS MENSTRUALES

De los cólicos ni se diga, no permiten el ingreso de medicinas y es muy complicado que en la enfermería den un medicamento, a menos de que sea algo grave. Si una mujer se siente mal tiene que curarse los cólicos con tés o con prendas mojadas con agua caliente.

Otra exreclusa es Mary, ella cree que en donde la sufren más es en el área de salud mental, pues estas mujeres fueron olvidadas por sus familiares y no tienen visitas que puedan apoyarlas con este tipo de productos.

URGE GARANTIZAR HIGIENE MENSTRUAL EN CÁRCELES

Alejandra Acevedo y Ana María Acevedo, miembros de la organización Pro Niñez, compartieron que en el penal de San Miguel, es necesario y de suma importancia garantizar el derecho humano a una higiene menstrual digna, ya que esto es un punto que pide la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).

Ellas creen que la menstruación digna no debería ser un privilegio en la cárcel, sino un derecho para todas las reclusas, es decir, que obtengan de manera gratuita toallas sanitarias o tampones, analgésicos, así como ropa interior y si las autoridades no pueden brindarles estos productos, que dentro del penal existan posibilidades de un mejor trabajo para que puedan adquirirlos.

Aprovecharon para compartir que, en su momento, otra fundación les brindó copas menstruales para que las mujeres de San Miguel pudieran ocuparlas, sin embargo, la posibilidad de tener un pocillo específico para su menstruación o tener agua suficiente para lavarlo es muy complicado dentro del penal, por lo que esto no es una opción.

No tienen el espacio ni el lugar para poder tener este tipo de producto, además entrar al baño es otro proceso. Es como una especie de letrina que no tiene lavadero, el baño es un cuarto de 1 x 1 con una taza y cada dormitorio tiene su baño, entonces no sería viable”, compartieron.

Hay que recordar que el Grupo Pro Niñez se dedicaba a entregar kits de higiene personal a mujeres del penal de San Miguel y también daban apoyos a los hijos de estas mujeres, no obstante, cuando arrancó la actual administración estatal les negaron el ingreso a San Miguel y, hasta el momento, no han podido retomar este apoyo.

Todos los nombres de las exreclusas fueron cambiados a petición de ellas, pero este medio tiene los nombres completos y las grabaciones originales.

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