/ martes 2 de marzo de 2021

Riesgo de muerte latente, así es ser rescatista de montaña de Cruz Roja

A pesar de las dificultades que trae consigo el oficio, los rescatistas arriesgan la vida por la integridad de otros

Un promedio de 672 horas iniciales de preparación, disciplina y gusto o conocimientos básicos de montañismo, es lo que un integrante de la unidad de rescate en zonas montañosas de la Cruz Roja, requiere para poder participar en la búsqueda, rescate o incluso recuperación de cadáveres de personas extraviadas, cuyas acciones pueden complicarse y llevar hasta 40 horas de ardua labor.

Ángel Israel Mendoza Oliver, coordinador de dicha unidad de rescate que ha participado en al menos 36 servicios por año, a lo largo de más de una década ha vivido la experiencia de subir a las montañas y llevar a cabo el rescate de decenas de personas. Aunque la satisfacción de ayudar a la gente es enorme para quien tiene actitud de servicio, cuando el final no es el esperado, los sentimientos encontrados afloran pues hay ocasiones en los que incluso no se logra el rescate de los cadáveres de las víctimas.

En entrevista para El Sol de Puebla, el especialista en motañismo contó que él ingresó a esta área de la Cruz Roja desde 2006, a través de la invitación de un compañero de la universidad; después de practicar de forma independiente y tomar otros cursos, decidió quedarse como voluntario en la benemérita institución de ayuda.

“También se trata de vocación. La captación de personal es porque ya son montañistas o quieren hacer montañismo, muchas veces llegan a Cruz Roja y creen que somos un club de montaña y no es así. Existen códigos de ética y comportamiento a través de la Unión Internacional de Asociaciones de Alpinismo (UIAA) que es la máxima autoridad en cuanto a montañismo”, comenta Ángel de 40 años de edad.

El entrevistado refiere que el montañismo abarca muchas disciplinas como el senderismo, la escalada en roca, en hielo, y todas las facetas de la escalada por lo que para ser voluntario de la unidad de rescate en zonas montañosas, se requiere de un curso inicial de 24 fines de semana que se reparten en cuestiones teóricas y prácticas, además de su examen para cubrir 672 horas con todo y la plática de inducción para aclarar dudas ya que después de saber que no es un club de montaña, algunos prefieren irse pues solo buscan acampar.

Por lo anterior, recalcó, es necesario tener disciplina y gusto por aminorar el sufrimiento humano en cualquier terreno, incluso recuerda que en uno de los casos más complicados, tuvieron que laborar por casi 40 horas para poder ubicar y rescatar el cadáver de una persona que cayó a una barranca.

“Se trató de un señor que medía poco más de dos metros, se desbarrancó y desafortunadamente murió, lo tuvimos que bajar por el lado del Izta Popo y estuvimos casi 40 horas laborando, ese ha sido el servicio más pesado”, narra Ángel.

El declarante comenta que, para activar un servicio, es a través de una llamada de auxilio al 9-1-1, una vez corroborada la información se establece contacto con la persona que reporta y se trata de ubicar por dónde van, si llevan alimento, agua, ropa adecuada para pasar la noche y se les pregunta si tienen alguna experiencia en montañismo.

Cuatro voluntarios como mínimo son los que deben confirmar su participación para poder activar la búsqueda y rescate para así tener los suficientes elementos para maniobrar ya que a veces el terreno es complicado y se llega a poner en riesgo la vida de los mismos rescatistas que no reciben un sueldo como voluntarios y al contrario, invierten entre 4 mil 500 y 12 mil pesos para parte de su equipo ya que el resto es proporcionado por Cruz Roja.

“Hace unos años, un chico que se cayó por la malinche, cayó a una barranca de más de 800 metros y solicitábamos mucho equipo pues meterse a esas barrancas implica que siempre haya derrumbes y la gente siempre quiere tener el consuelo de recuperar el cuerpo de su familiar, pero también nosotros somos humanos y tenemos nuestras limitantes, estamos exponiendo la vida de los compañeros y en lugar de recuperar un cuerpo, van a tener que ser dos o tres, si expones a la gente”, explica el rescatista.

Aunque hasta antes de 2020 el equipo de rescate en zonas montañosas participó en al menos 36 servicios por año, en el referido año disminuyeron los auxilios, no obstante, hay quienes siguen acudiendo a estos lugares a pesar de la contingencia sanitaria, por lo que hace un llamado para abstenerse de acudir a zonas montañosas.

PERFIL DEL PARTICIPANTE

Finalmente, para quienes estén interesados en pertenecer a la unidad de rescate en zonas montañosas, deben saber que el perfil de los participantes consiste en ser una persona interesada en aprender, ser mayor de edad, no tener ninguna condicionante que ponga en riesgo su vida, ni afecciones cardiacas, tampoco problemas respiratorios, deben presentar su examen médico, estudiar o trabajar, contar con bachillerato o equivalente, de preferencia ser Técnico en Urgencias Médicas (TUM’s), si no lo es, será capacitado en la unidad de Medicina de Montaña. De igual manera deben tener resistencia física, trabajar bajo presión y ser disciplinado.

Posterior a su capacitación, deben cumplir con 8 meses a 1 año de servicio en la especialidad, ya como operativo. Ahí cuentan con una persona a la que se le denomina sombra, el cual es un padrino que vigila que las cosas se hagan bien.

Al momento, la unidad de rescate en zonas montañosas cuenta con 11 voluntarios y un perro de rescate.

Un promedio de 672 horas iniciales de preparación, disciplina y gusto o conocimientos básicos de montañismo, es lo que un integrante de la unidad de rescate en zonas montañosas de la Cruz Roja, requiere para poder participar en la búsqueda, rescate o incluso recuperación de cadáveres de personas extraviadas, cuyas acciones pueden complicarse y llevar hasta 40 horas de ardua labor.

Ángel Israel Mendoza Oliver, coordinador de dicha unidad de rescate que ha participado en al menos 36 servicios por año, a lo largo de más de una década ha vivido la experiencia de subir a las montañas y llevar a cabo el rescate de decenas de personas. Aunque la satisfacción de ayudar a la gente es enorme para quien tiene actitud de servicio, cuando el final no es el esperado, los sentimientos encontrados afloran pues hay ocasiones en los que incluso no se logra el rescate de los cadáveres de las víctimas.

En entrevista para El Sol de Puebla, el especialista en motañismo contó que él ingresó a esta área de la Cruz Roja desde 2006, a través de la invitación de un compañero de la universidad; después de practicar de forma independiente y tomar otros cursos, decidió quedarse como voluntario en la benemérita institución de ayuda.

“También se trata de vocación. La captación de personal es porque ya son montañistas o quieren hacer montañismo, muchas veces llegan a Cruz Roja y creen que somos un club de montaña y no es así. Existen códigos de ética y comportamiento a través de la Unión Internacional de Asociaciones de Alpinismo (UIAA) que es la máxima autoridad en cuanto a montañismo”, comenta Ángel de 40 años de edad.

El entrevistado refiere que el montañismo abarca muchas disciplinas como el senderismo, la escalada en roca, en hielo, y todas las facetas de la escalada por lo que para ser voluntario de la unidad de rescate en zonas montañosas, se requiere de un curso inicial de 24 fines de semana que se reparten en cuestiones teóricas y prácticas, además de su examen para cubrir 672 horas con todo y la plática de inducción para aclarar dudas ya que después de saber que no es un club de montaña, algunos prefieren irse pues solo buscan acampar.

Por lo anterior, recalcó, es necesario tener disciplina y gusto por aminorar el sufrimiento humano en cualquier terreno, incluso recuerda que en uno de los casos más complicados, tuvieron que laborar por casi 40 horas para poder ubicar y rescatar el cadáver de una persona que cayó a una barranca.

“Se trató de un señor que medía poco más de dos metros, se desbarrancó y desafortunadamente murió, lo tuvimos que bajar por el lado del Izta Popo y estuvimos casi 40 horas laborando, ese ha sido el servicio más pesado”, narra Ángel.

El declarante comenta que, para activar un servicio, es a través de una llamada de auxilio al 9-1-1, una vez corroborada la información se establece contacto con la persona que reporta y se trata de ubicar por dónde van, si llevan alimento, agua, ropa adecuada para pasar la noche y se les pregunta si tienen alguna experiencia en montañismo.

Cuatro voluntarios como mínimo son los que deben confirmar su participación para poder activar la búsqueda y rescate para así tener los suficientes elementos para maniobrar ya que a veces el terreno es complicado y se llega a poner en riesgo la vida de los mismos rescatistas que no reciben un sueldo como voluntarios y al contrario, invierten entre 4 mil 500 y 12 mil pesos para parte de su equipo ya que el resto es proporcionado por Cruz Roja.

“Hace unos años, un chico que se cayó por la malinche, cayó a una barranca de más de 800 metros y solicitábamos mucho equipo pues meterse a esas barrancas implica que siempre haya derrumbes y la gente siempre quiere tener el consuelo de recuperar el cuerpo de su familiar, pero también nosotros somos humanos y tenemos nuestras limitantes, estamos exponiendo la vida de los compañeros y en lugar de recuperar un cuerpo, van a tener que ser dos o tres, si expones a la gente”, explica el rescatista.

Aunque hasta antes de 2020 el equipo de rescate en zonas montañosas participó en al menos 36 servicios por año, en el referido año disminuyeron los auxilios, no obstante, hay quienes siguen acudiendo a estos lugares a pesar de la contingencia sanitaria, por lo que hace un llamado para abstenerse de acudir a zonas montañosas.

PERFIL DEL PARTICIPANTE

Finalmente, para quienes estén interesados en pertenecer a la unidad de rescate en zonas montañosas, deben saber que el perfil de los participantes consiste en ser una persona interesada en aprender, ser mayor de edad, no tener ninguna condicionante que ponga en riesgo su vida, ni afecciones cardiacas, tampoco problemas respiratorios, deben presentar su examen médico, estudiar o trabajar, contar con bachillerato o equivalente, de preferencia ser Técnico en Urgencias Médicas (TUM’s), si no lo es, será capacitado en la unidad de Medicina de Montaña. De igual manera deben tener resistencia física, trabajar bajo presión y ser disciplinado.

Posterior a su capacitación, deben cumplir con 8 meses a 1 año de servicio en la especialidad, ya como operativo. Ahí cuentan con una persona a la que se le denomina sombra, el cual es un padrino que vigila que las cosas se hagan bien.

Al momento, la unidad de rescate en zonas montañosas cuenta con 11 voluntarios y un perro de rescate.

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