La Secretaría de Seguridad Pública (SSP) repartirá de manera periódica 8 mil toallas femeninas a las reclusas de los penales de Puebla, esto con el objetivo de que vivan su menstruación de manera digna y que no se vendan estos productos de necesidad básica dentro de la cárcel. Hay que recordar que El Sol de Puebla evidenció la situación por la que tenían que pasar las mujeres en este periodo.
El área de comunicación social de dicha dependencia informó a este medio que actualmente está en marcha un programa de entrega directa de todo el material sanitario para mujeres, en total se repartirán 8 mil piezas en esta primera etapa, que comprende 15 días.
Posteriormente continuará el reparto de forma periódica con el mismo número de piezas y para que la entrega sea más transparente, las autoridades penitenciarias harán la transferencia directa con las personas privadas de la libertad. No se darán a ningún área para que las soliciten ni se darán a custodias, sino que una por una las irá recibiéndolo de mano a mano.
Nadie se quedará a resguardo del material, todas las toallas femeninas se entregarán hasta que se acaben, el fin es que las reas no se vean en la necesidad de acudir a un área en específico para solicitarlas.
Este sistema se replicará cada mes con dos tandas de entrega y el programa arrancó este año. El número de 8 mil piezas es el mínimo, pero si en las visitas determinan que se necesitan más, solicitarán ampliar el número de toallas femeninas.
El Sol de Puebla dio a conocer el caso puntual del Cereso de San Miguel, pues exreclusas compartieron que la menstruación es un periodo complicado, pues las toallas femeninas son caras y no hay agua para tener una buena higiene durante estos días.
Comentaron que hay tres tiendas dentro de este penal en donde ellas pueden adquirir toallas, pero cada una cuesta 8 pesos, es decir, que si una mujer tiene su periodo de cinco días y por día ocupa dos toallas gasta en su menstruación 80 pesos, cuando una reclusa por semana “si bien le va” gana 300 pesos, pero ese dinero tiene que distribuirlo en sus demás gastos.
Si no hay toallas femeninas, las presas optan por ocupar calcetines, ropa vieja o papel higiénico para cuidarse, aunque en ocasiones es molesto y no protege tan bien como una toalla, sin embargo, el papel también es caro y cada rollo les cuesta a las reclusas 35 pesos. De igual modo, el agua también tiene un costo de 15 pesos el bote y si el agua es caliente cuesta 30 pesos, ya que para calentarla tienen que ocupar una resistencia.