/ jueves 11 de junio de 2020

El BOA poblano que sí podría existir

Medio en broma, medio en serio, el gobernador Miguel Barbosa soltó en una de sus habituales mañaneras, la del miércoles, que sabía de la existencia de un BOA (Bloque Amplio Opositor) poblano, creado para malinterpretar de manera perversa sus declaraciones con el fin de atacarlo y desacreditarlo, de forma permanente, frente a la opinión pública. Pero no solo a él, sino a todos los gobernantes emanados de la cuatroté.

En efecto, de la misma forma que el presidente Andrés Manuel López Obrador, presunto líder político de Barbosa, había denunciado la presunta existencia de un grupo similar, opositor a él y a sus intereses, enfocado en derrotarlo a él y al Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) en las elecciones intermedias de 2021, y luego, quitarlo del poder en el ejercicio de revocación de mandato que habrá un año después, en 2022.

Igualito, pero a nivel local, Barbosa se sacó dela manga a un grupo opositor, curiosamente llamado de la misma forma: BOA, que ha pretendido mantenerlo contra las cuerdas desde el arranque de su gobierno, por haber perdido los beneficios y privilegios del pasado, con el empleo de calumnias, mentiras y aliados comprados en los medios de comunicación.

Por supuesto, puso nombres.

Y no hubo novedades.

Porque aquellos a quienes ubicó como rivales como rivales de la cuatroté, pero principalmente de su gobierno, son los mismos con quienes ha tenido diferencias desde que comenzó a gobernar y unos otros que, con el tiempo, ha ido sumando a su lista de adversarios.

Disparó sobre los rectores de la BUAP y de la UDLAP, Alfonso Esparza y Luis Ernesto Derbez, respectivamente; sobre el diputado federal Fernando Manzanilla; sobre el presidente local de Coparmex, Fernando Treviño, y de nueva cuenta, sobre la presidenta municipal de Puebla, Claudia Rivera.

No hubo rostros nuevos en la lista de adversarios del gobernador.

Los que pronunció ya llevaban un rato dentro de la lista, salvo el caso de Derbez, que fue recientemente integrado por atreverse a declarar en contra de la cuestionada y criticada reforma a la Ley de Educación.

A Derbez le llamó panista, como si eso fuese un delito o una condición para ser echado del grupo de poblanos que aspiran a tener una mejor comunidad y ser tomados en cuenta por su gobierno, sin importar la simpatía política o partidista que tenga.

El BOA de Barbosa, entonces, sí existe.

Pero no a partir de un grupo de conspiradores que un día decidió sentarse a la mesa de un domicilio recóndito para esbozar un plan de derrocamiento en contra del gobernador, sino al revés.

Si el BOA tiene nombres identificables y alguna vez elige reunirse para, entonces sí, armar un plan de resistencia en contra del barbosismo, será como consecuencia de ese grupo en el poder que los ha señalado y marcado como enemigos por mera intolerancia a la crítica.

El Bloque Amplio Opositor ya existe.

Solo falta que se organice para que, como dice López Obrador a nivel nacional, se arme de valor para actuar unido y desde las urnas el próximo año para otorgarle posiciones de poder a uno o varios partidos políticos diferentes a Morena.

Si a los opositores, quienes han sido señalados y desgastados por el poder, no se les había ocurrido plantearse la unión de fuerzas para resistirse al autoritarismo, AMLO y Barbosa, en sus respectivos niveles, pueden pensar que esta vez sí podría ocurrir, y gracias, o por culpa, de ellos mismos.

@jorgerdzc

jrodriguez@elsoldepuebla.com.mx

Medio en broma, medio en serio, el gobernador Miguel Barbosa soltó en una de sus habituales mañaneras, la del miércoles, que sabía de la existencia de un BOA (Bloque Amplio Opositor) poblano, creado para malinterpretar de manera perversa sus declaraciones con el fin de atacarlo y desacreditarlo, de forma permanente, frente a la opinión pública. Pero no solo a él, sino a todos los gobernantes emanados de la cuatroté.

En efecto, de la misma forma que el presidente Andrés Manuel López Obrador, presunto líder político de Barbosa, había denunciado la presunta existencia de un grupo similar, opositor a él y a sus intereses, enfocado en derrotarlo a él y al Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) en las elecciones intermedias de 2021, y luego, quitarlo del poder en el ejercicio de revocación de mandato que habrá un año después, en 2022.

Igualito, pero a nivel local, Barbosa se sacó dela manga a un grupo opositor, curiosamente llamado de la misma forma: BOA, que ha pretendido mantenerlo contra las cuerdas desde el arranque de su gobierno, por haber perdido los beneficios y privilegios del pasado, con el empleo de calumnias, mentiras y aliados comprados en los medios de comunicación.

Por supuesto, puso nombres.

Y no hubo novedades.

Porque aquellos a quienes ubicó como rivales como rivales de la cuatroté, pero principalmente de su gobierno, son los mismos con quienes ha tenido diferencias desde que comenzó a gobernar y unos otros que, con el tiempo, ha ido sumando a su lista de adversarios.

Disparó sobre los rectores de la BUAP y de la UDLAP, Alfonso Esparza y Luis Ernesto Derbez, respectivamente; sobre el diputado federal Fernando Manzanilla; sobre el presidente local de Coparmex, Fernando Treviño, y de nueva cuenta, sobre la presidenta municipal de Puebla, Claudia Rivera.

No hubo rostros nuevos en la lista de adversarios del gobernador.

Los que pronunció ya llevaban un rato dentro de la lista, salvo el caso de Derbez, que fue recientemente integrado por atreverse a declarar en contra de la cuestionada y criticada reforma a la Ley de Educación.

A Derbez le llamó panista, como si eso fuese un delito o una condición para ser echado del grupo de poblanos que aspiran a tener una mejor comunidad y ser tomados en cuenta por su gobierno, sin importar la simpatía política o partidista que tenga.

El BOA de Barbosa, entonces, sí existe.

Pero no a partir de un grupo de conspiradores que un día decidió sentarse a la mesa de un domicilio recóndito para esbozar un plan de derrocamiento en contra del gobernador, sino al revés.

Si el BOA tiene nombres identificables y alguna vez elige reunirse para, entonces sí, armar un plan de resistencia en contra del barbosismo, será como consecuencia de ese grupo en el poder que los ha señalado y marcado como enemigos por mera intolerancia a la crítica.

El Bloque Amplio Opositor ya existe.

Solo falta que se organice para que, como dice López Obrador a nivel nacional, se arme de valor para actuar unido y desde las urnas el próximo año para otorgarle posiciones de poder a uno o varios partidos políticos diferentes a Morena.

Si a los opositores, quienes han sido señalados y desgastados por el poder, no se les había ocurrido plantearse la unión de fuerzas para resistirse al autoritarismo, AMLO y Barbosa, en sus respectivos niveles, pueden pensar que esta vez sí podría ocurrir, y gracias, o por culpa, de ellos mismos.

@jorgerdzc

jrodriguez@elsoldepuebla.com.mx