También conocida como generación Y, que comprende a los nacidos entre 1980 y 2000 aproximadamente, ha dado de qué hablar respecto a su habilidad de adaptación rápida al cambio, así como su necesidad de expresión y búsqueda incesante de experiencias, pero ¿cómo es el sexo para los millennials?
Invariablemente para hablar de este tema hemos de posicionarnos desde la perspectiva del millennial que atiende a dejar atrás los prejuicios de género e identidad sexual que sus predecesores construyeron, asumieron, o por alguna u otra razón vivieron con ellos, fueran o no de su agrado, de tal forma los millennials se encuentran en esa parte del proceso donde se han atrevido a dar ciertos pasos en el terreno, que en mi opinión, serán las futuras generaciones aquellas que terminen por revolucionar de forma tajante y sustancial dichos conceptos; no obstante, regresando al punto que nos ocupa la generación Y ha comenzado a explorar diferentes tipos de relaciones, algunas abiertas, en este sentido, el concepto de exclusividad no es un requisito imprescindible.
Lo anterior en resumidas cuentas se refiere a permitir la apertura a la mente, pero también al ámbito sentimental, porque aspiran a un compañero, sea sexual o sentimental que no los limite y que por el contrario les dé la oportunidad de arriesgarse, probar y experimentar, y en ese ensayo y error, el mundo de la tecnología ha venido a dotar de medios y herramientas a los millennials para buscar o comenzar su búsqueda, de tal manera, Twitter, Facebook, WhatsApp y otros similares han permitido estar a un direct message, like o emoji de encontrar a la presa.
Al respecto la opinión de aquellos predecesores es que más que facilitar la interacción, dichas herramientas han generado que la generación Y se observe con menos capacidades de interacción social para el establecimiento de relaciones interpersonales duraderas y concretamente hablando en el amor, lo que en consecuencia ha otorgado al concepto de pareja el adjetivo de desechable, en otras palabras, así como estamos a direct message, like o emoji de encontrar a esa persona que nos encante, también estamos a nada de un adiós sin previo aviso.
Sin embargo, para Jean M. Twenge, psicóloga investigadora de la Universidad de Chicago y Michigan, esta aseveración de la insensibilidad millennial no es tan simple como parecería, ya que en un su estudio publicado en 2017 que evalúa las influencias socioculturales en la sexualidad y las relaciones, identificó que existe una tendencia de tasas más altas de inactividad sexual entre los millennials sobre todo en lo que concierne a las mujeres y participantes afroamericanos, así como personas encuestadas con grado de educación universitaria.
De tal forma, Twenge, pone en tela de juicio que la generación Y sea más proclive al sexo ocasional frecuente, dada su habitual exposición a contenido que les informa en tiempo real de todo aquello que deseen saber al respecto, con tan solo tener un teléfono inteligente a la mano, ello puede atribuirse desde una intención positiva y sin dejar de lado las influencias sociales, culturales, económicas, religiosas, etc., a que la exposición a un sinfín de respuestas haga que los millennials asuman un mayor sentido de corresponsabilidad, en donde ya no solo le corresponde al hombre tomar las debidas precauciones para no tener encuentros infortunados, implicaciones negativas en la salud o embarazos no deseados, el sexo es una responsabilidad compartida y se habla sin tapujos, así, el empoderamiento femenino pesa porque sus deseos también importan y tienen que verse satisfechos.
Ello daría paso a que sí, existan encuentros fugaces, sin lazos emocionales, y hasta resultado de una mezcla entre lo tradicional y lo nuevo, pero con este sentido de conciencia y mutuo acuerdo y en consecuencia un encuentro más estudiado y seleccionado. Por otro lado y asumiendo una intención negativa, podríamos considerar que la decadencia del sexo en los millennials, sería el resultado de su acceso al mundo a través de una pantalla que no les obliga a la interacción personal, que en consecuencia dejaría de lado el coctel de sensaciones, emociones y deseos inmersos en esta forma de relacionarse y conocer a las personas, ¿hacia qué aseveración nos inclinamos?
Invariablemente, no será sino hasta pasado el periodo de madurez de esta generación que tendremos la certeza de ello, ya que pese a ser parte de una generación que permanece a prueba de su capacidad de adaptación al cambio, no dejan de ser seres humanos complejos, únicos e irrepetibles, pero también espontáneos e impredecibles, como sus antecesores y predecesores.
*CONTACTO:
Dr. Joaquín Alejandro Soto Chilaca
Médico psiquiatra, sexólogo, psiquiatra forense y psicoterapeuta.
Director de Mindful. Expertos en psiquiatría y psicología.
