Para entretener a los benjamines del hogar con una actividad divertida, “Cucos Playground”, ofreció una tarde llena de emoción en la búsqueda de huevos de pascua.
Diez niños acompañados de sus papás, tuvieron oportunidad de disfrutar esta tradición gastronómica de las fiestas de Pascua, en la que se regalan huevos como símbolo de prosperidad y fertilidad.
Los niños fueron recibidos con pinta caritas para convertirlos a todos en un conejo. Después los pequeños disfrutaron la cuenta cuentos que les relató de esta tradición y el significado del conejo de pascua. La historia narra que los huevos se pintan con los colores de la primavera y se dejan tirados para recordar que las buenas noticias siempre existen, que Dios es portadora de ellas y que estamos listos para recibirlas.
Después de escuchar el relato, los pequeños se dispusieron a buscar los huevos que estaba esparcidos por todo el recinto y con gran alegría, dibujaron con sus pies conejos de pascua.
Mientras tanto, los papás disfrutaron los alimentos y bebidas que ofrece “Cucos”, que es una cafetería que se creó pensando en las mamás y los pequeños de 2 a 7 años; cuenta con playground y en ocasiones especiales hay actividades para niños. Está ubicada en el local 13 de Plaza Bugambilias.
Historia del conejo de Pascua
“Cuenta la historia que hace muchos años existió un hombre muy bueno que todo Jerusalén conoció, se llamaba Jesús, y caminaba por la ciudad haciendo milagro; era muy generoso y rápidamente se ganó el corazón de las personas, los que eran malos se volvían buenos y los que eran buenos ayudaban más a las personas. Fue así que Jesús se hizo de 12 amigos más que también los seguían”, narró la cuenta cuentos.
El relato continuó, había algunas personas que no sabían que Jesús era hijo de dios y decidieron crucificarlo. Él estaba enterado, pero aun así se mantuvo feliz y dijo: “No estén tristes si esto me pasa voy a resucitar”. El día temido llegó y después de ser crucificado lo llevaron al sepulcro en donde se internó un conejo que había visto y escuchado toda la historia.
Al paso de los días, el conejo se puso triste porque pensó que ya no saldría de ahí, pero de pronto una luz maravillosa lo iluminó, era Jesús resucitado. Él fue testigo de que había una vida eterna y era mucho mejor que la vida que tenemos en la tierra. Lleno de emoción, el conejo quería compartir la noticia y para hacerlo empezó a pintar los huevos de su amiga la gallina con los colores de las flores de primavera. Para que la gente supiera que había una buena noticia los dejó tirados por el camino, pronto todo el mundo se enteró de la resurrección de Jesús.
“Es por eso que ahora lo recordamos dejando huevos de colores tirados, para recordar que las buenas noticias siempre existen, que dios es portadora de ellas y que estamos listos para recibirlas”, finalizó la cuenta cuentos.