Después de llegar inesperadamente a casa con unas copas de más, te recostaste en la cama, sin decir nada, no era anormal, pasamos por unos días un tanto difíciles, donde pelear hasta por lo más mínimo era parte del día a día y eso implicaba que la comunicación se limitara inusualmente, por tu orgullo o el mío. De manera que, me limité a recostarme a tu lado, permaneciendo atenta a que estuvieras bien.
De pronto me tomaste entre tus brazos, esos que me reconfortaban de una manera inexplicable y que hacía días necesitaba, sólo para tener la certeza de que todo estaría bien. De pronto, el silencio que nos envolvía se fue al preguntarme de la nada: ¿Por qué me quieres tanto? porque lo sé, me lo dices todos los días aún sin hablar, aunque estemos enojados por alguna razón, sé que me quieres” a lo que inconscientemente respondí con un suspiro seguido de un “No sé, sólo te quiero… o… tal vez sí, pero nunca te lo diré”.
Después me besaste y susurraste “Me queda claro que muchas de las veces en las que hay problemas, yo soy quien los empiezo, gracias por quererme de la forma en la que lo haces”, a lo que te correspondí con un beso, y el deseo insaciable de tener una respuesta adecuada, pero sencillamente no tuve las palabras que se ajustaran a lo mucho y poco que quería expresar.
Después de unos días y momentos de introspección, supe lo que quería decir: Te amo porque eres la persona que he decidido amar, haciendo una elección consciente, porque disfruto de todos y cada una de los momentos que paso a tu lado, y no por el simple hecho de que seas imprescindible para mi felicidad, porque dependa enfermizamente de ti, porque seas el resultado de una búsqueda insana y egocéntrica de lo que me hace falta, o porque no me sienta yo misma sin ti, y es que, que queda claro, mi amor hacia ti no nace de necesitarte, florece de preferirte a ti y sólo a ti, de forma libre, por ser simplemente tú, sin crear expectativas de lo que el día de mañana pudiera suceder, lo cierto es que es hoy el escenario que comparto contigo para vivir y solo eso, vivir una historia diferente cada día.
Tú, con tus defectos y virtudes, has sido quien ha confiado en mí, hasta en aquellos momentos en los que ni yo misma podría, y que me motivas a ser una mejor persona cada día. Me has dado la noción de que no existe una relación perfecta, y que justo las diferencias y lo nada normales que somos, hacen de esto, algo tan nuestro y cuidadosamente resguardado.
Quizás no tuve las palabras exactas en el momento adecuado, y que dije jamás sabrías por qué te quiero, pero ¿Por qué no ser honesta conmigo misma y contigo?
CONTACTO:
Dr. Joaquín Alejandro Soto Chilaca
Médico Psiquiatra, Sexólogo, Psiquiatra Forense y Psicoterapeuta
Director de Mindful. Expertos en Psiquiatría y Psicología