Las mujeres jóvenes no se interesan por aprender a realizar artesanías de palma, lo que alguna vez fue el sustento de otras generaciones, porque no se gana ni lo de un salario mínimo y tampoco hay mercado o algún apoyo para apoyar a los artesanos, los cuales son muy pocos en la localidad de San Mateo Zoyamazalco.
Zoyamazalco, que significa, lugar de la palma y el venado, es una junta auxiliar de Coyotepec, que se ubica al sur y casi tres horas de la capital poblana, donde aún se pueden apreciar hermosos paisajes con abundante palma, que se han dejado de cortar.
De una población de cerca de 700 habitantes, solo el 2 por ciento, aun realiza algún tipo de artesanías como: petates, sombreros, canastas, bolsos, tortilleros, sopladores y alguna otra figura de palma; sin embargo, es para uso personal o para comercializarlo con algún conocido, porque no hay mercado donde puedan ofertar sus productos a un precio justo.
Ricarda Domínguez contó que por el año 1960, la mayoría de las señoras apoyaban en la economía de la casa, vendiendo tenates y petates, incluso sus esposos las ayudaban para poder producir más y terminarlos pronto para así venderlos y comprar lo básico de la comida.
"Un tenate de más o menos de 50 centímetros de alto o un petate de aproximadamente 1 metro cuadrado, nos lo pagaban a un peso por cada uno, con eso comprobamos, 20 centavos de jitomate, 30 centavos de chiles costeños, una sopa de 20 centavos y un cuarto de azúcar o sal y era para lo que nos alcanzaba con un petate", contó. Recordó también, que por la noche y parte de la madrugada los matrimonios realizarán hasta 4 petates o tenates, porque durante el día trabajaban en el campo, para obtener además de los gatos de la comida, también era para los pasajes de sus hijos que iban a la escuela en otro municipio, quienes ahora son profesores.
Anteriormente la mayoría de los señores que se dedicaban al campo, no tenían otros ingresos hasta que vendían sus cosechas y por ello tejer la palma era la única alternativa para los que ahí vivían.
Al paso del tiempo dejaron de llegar quienes les compraban sus artesanías, por la baja producción, porque explican que lo que se ganaba ya no alcazaba y por ello mismos las señoras más jóvenes perdieron el interés, asimismo porque tanto hombres como mujeres tuvieron otras oportunidades de trabajo con un sueldo mayor a las ganancias de los petates.
Actualmente son al menos de 20 señoras que aún tejen y lo hacen por costumbre, para uso personal o por gusto, pero que no viven de las ganancias de esta actividad.
“Las jovencitas que estudian pues ni como interesarse en aprender a tejer y otras tienen otro tipo de gustos para entretenerse, entonces ni por gusto ni necesidad quieren realizar artesanías y esto se va a perder cuando esta generación se vaya” declaró una vecina de este lugar.
Ahora los costos varían dependiendo del producto, que van desde los 10 pesos hasta los 200 pesos, y lo que se gana es poco, porque el tiempo que se invierte no recompensa el pago.
Por ejemplo, Leticia Martínez, ama de casa en sus ratos libres realiza sombreros, bolsos y tortilleros, por un bolso que tarda aproximadamente 5 horas consecutivas, durante tres días y apenas gana 200 pesos, con lo cual no subsistiría.
Además, hoy en día es común ver que los artículos de palma son sustituidos por plásticos que son más económicos, como los tortilleros que su costo va desde los 7 a 15 pesos, mientras que uno de palma cuesta alrededor de 20 a 25 pesos y se realiza durante casi todo el día.
Aunque en otros municipios vecinos hay un apoyo para los artesanos, como talleres e invitaciones a ferias, en Coyotepec, no existe ningún apoyo para rescatar esta actividad por parte de las autoridades.