La manera en que están jugando los Rays de Tampa Bay, es el ejemplo claro de los equipos que llegan embalados a la recta final de la campaña y además de su calidad, aprovechan lo que les ofrece el beisbol para encaminarse a logros importantes.
Me recuerda a los Nacionales de la campaña pasada, que llegaron a la postemporada, se embalaron y ya nadie los detuvo hasta dar la sorpresa y ganar la Serie Mundial.
La diferencia fue que los Nacionales tuvieron que ganar primero el juego de comodín a los Cerveceros y después venir de atrás en cada una de sus series hasta consumar la obra.
Mientras, las Rayas llegaron como primer lugar de una División complicada, como es el Este de la Liga Americana y terminaron ganando la carrera a los poderosos Yanquis y a los Azulejos de Toronto.
El equipo de La Florida fue el más ganador en la Liga Americana con 40 triunfos y 20 derrotas, y el segundo mejor de toda la Gran Carpa, solo superado por la magistral marca de 43-17 de Los Dodgers de los Ángeles.
Entonces no es ninguna obra de la casualidad que el equipo se haya despachado primero a los Azulejos en la serie de comodines, que ahora se definió en miniseries a ganar dos de tres, después a los Yanquis en cinco duelos y ahora se encuentra a punto de destronar a los Astros de Houston, monarcas del nuevo circuito, y perfilarse a jugar su segundo clásico de otoño.
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Un equipo que invierte poco, que trabaja con sus talentos y es bien dirigido desde 2014 por Kevin Cash, un exreceptor que jugó ocho campañas en la Gran Carpa, que se retiró en 2010 a los 32 años y vistió franelas como las de Toronto, Rays, Boston, Yanquis y Houston, entre otras organizaciones.
Tampa luce completo: pitcheo abridor de calidad, bullpen respetable y bateo oportuno.
La serie contra Houston ha sido pareja, y los Rays saben que tienen que jugar por nota para salir adelante y aprovechar cualquier descuido del rival.
Así sucedió en el segundo juego, cuando un mal tiro de Altuve, que no pudo controlar Gurriel, permitió a Choi llegar quieto a la inicial, para que viniera Manny Margot y la sacara por todo el central con dos a bordo.
Ese batazo, donde todas las carreras fueron sucias, marcó la diferencia en el duelo.
Un error lamentable, donde el primera base cubano tuvo todo el tiempo del mundo para poner fuera a Choi. Bastaba con estirarse al máximo para tomar la bola con el guante, sin retirar el pie de la almohadilla, y se consumara el salvador tercer out. No fue así, y Houston pagó caro su pecado.
Unos Astros, que se encuentran totalmente apagados y maniatados por el pitcheo de los Rays, y donde queda comprobado que no es lo mismo batear avisado, que adivinar los pitcheos.
En fin, que las series de campeonato están en su apogeo, y no hay que perder de vista lo que sucede en la Liga Nacional, porque esos Bravos están más que decididos a echarle a perder la fiesta a los Dodgers y evitar que lleguen a su tercer clásico de otoño en las últimas cuatro campañas...
En otro tema, Pericos anunciará mañana un convenio de colaboración con el municipio de Atlixco. ¿Será que a partir de 2021 volverán a entrenar en Metepec como sucedió entre 2003 y 2006?