En la batalla por la erradicación de los popotes en restaurantes y demás establecimientos, como parte de una campaña internacional y nacional para evitar la muerte de cientos de aves y mamíferos marinos, hay personas o lugares que estarían exentas de esta propuesta.
Los hospitales son lugares donde el uso de los popotes es indispensable para la atención adecuada de pacientes. Aquellas personas que salen de una operación o se encuentran en un estado delicado de salud, deben consumir líquidos y en ocasiones no lo pueden hacer por si solos y deben usar uno de éstos para beber.
Aunque suene sencillo, en estos sitios es forzoso contar con cajas de popotes para los pacientes que lo requieren, aunque los nosocomios podrían apostarle a materiales biodegradables para evitar que ésto terminen en los ecosistemas naturales.
También, en decenas de casas es necesaria la presencia de popotes si se tienen familiares con enfermedades crónico-degenerativas, como mal de Parkinson, una enfermedad progresiva que afecta el sistema nervioso y en consecuencia los movimientos del cuerpo, que impide, por largas horas, que la persona pueda sostener objetos, debido a los temblores de su cuerpo.
Las personas con Alzheimer, en una etapa avanzada, llegan a requerir de los popotes para consumir alimentos. Esta enfermedad, provoca pérdida de la memoria y habilidades intelectuales que afecta la vida cotidiana de las personas.
Entre los síntomas está la desorientación, confusión y colocación de objetos fuera de lugar.
Otra de las enfermedades que puede obligar a la persona o consumir alimentos con popote, son aquellos que padecen artritis reumatoide. La deformación de los huesos y dolor que llegan a sentir exige que la persona consuma líquidos con un popote.
La lista de padecimientos que hace necesario el uso de popotes es larga, lo que hace ir en contra la campaña #Antipopotes promovida por asociaciones internacionales para la protección de la vida marina.
Sin embargo, dejar de usarlos en actividades cotidianas como consumir refresco, jugos, aguas o coctelería en restaurantes y bares es de gran ayuda para disminuir la cantidad de popotes que se usan diariamente en el mundo y que van a parar a los océanos.
Esta campaña inició desde hace algunos años, pero cobró fuerza este 2018. En su momento, un video colgado a Youtube evidenció el daño que puede representar para la fauna marina y el ejemplo claro era una tortuga en Costa Rica, a quien le extrajeron de la nariz un popote de aproximadamente 12 centímetros
El video compartido en 2015 era claro, mostraba el dolor que le causó a este reptil y la forma en la que sangraba, lo que sensibilizó a un sector de la población para emprender una lucha antipopotes.