/ lunes 9 de noviembre de 2020

Historias del Covid-19: ellos vencieron al virus y viven una segunda oportunidad de vida

Entre el miedo al contagio, pérdida de peso y la falta de la familia, llevan a estos pacientes recuperados a motivar a la conciencia colectiva  

Una segunda oportunidad de vida es lo que pacientes recuperados de Covid-19 afirman haber ganado tras vencer la enfermedad que, en algunos casos, los tuvo al borde de la muerte. De viva voz, comparten que a pesar de las más de 5 mil defunciones que el virus ha dejado a su paso durante estos ocho meses, aún hay escepticismo en algunas personas, por lo que, con sus experiencias desean generar conciencia en aquellos que no creen, y al mismo tiempo, dar una luz de esperanza a los que siguen luchando contra la enfermedad.

Juan José Aguilar Jiménez, de 44 años de edad, compartió que tras haber sido hospitalizado pensó que jamás volvería a ver a su familia, en especial, a su pequeña hija de 10 años quien le dio la fuerza para salir adelante.

“Al principio uno cree que esto no es verdad, que es mentira, pero cuando empecé con los síntomas de resfriado me di cuenta que algo andaba mal. Poco a poco se fue agravando hasta que llegué al hospital de San José”, compartió.

Recordó que, durante los 15 días que estuvo internado en el hospital, sintió desesperación por la falta de oxígeno, aunado al hecho de no saber nada de su familia. A esto, también se sumó el ver cómo fallecían otros pacientes que estaban en la misma área que él.

“Recuerdo que cuando llegué, vi a un paciente intubado y me tocó verlo durante dos días. Al tercero lo declararon muerto. Lo mismo sucedió con otro paciente de alrededor de 40 años, quien me dijo que no tenía ninguna enfermedad adicional y tenía la esperanza de salir del hospital, pero lamentablemente, también falleció”.

Ser testigo de estas y otras muertes, provocó que Juan pensara que podía sumarse a estos lamentables casos. “No solamente eran los que me tocaba ver en el cuarto, también escuchábamos que decían ´ya falleció el paciente de tal cama´. Tan solo en esos días, supe de otras 10 personas que fallecieron por el virus y es algo que te provoca miedo”, compartió.

Las camas nunca estaban vacías. Así como se desocupaban las sanitizaban para darles espacio a los nuevos pacientes que presentaban signos de gravedad. “Los nuevos pacientes llegaban con intensos ataques de tos, todo el día se la pasaban tosiendo. Yo trataba de tranquilizarme para que mis niveles de oxigenación no bajaran, pero también, hubo un momento en que estuvieron a punto de intubarme”.

Tras recibir la atención médica, Juan José pudo evolucionar favorablemente para vencer la enfermedad y aunque quiso advertirles a más personas sobre esta situación, hubo quienes se resistieron a creerlo. “Recuerdo que un amigo me decía, ´esto no es verdad, esto es un invento del gobierno´, lamentablemente él empezó a creerlo cuando se enfermó. Hace unas semanas falleció. Con esto, les puedo decir que la enfermedad sí existe y que mata a la gente”, destacó.

“ESCUCHAR A MI FAMILIA ME DIO EL RESPIRO QUE NECESITABA”

Javier Garzón, de 35 años, también sintió que podía perder la vida durante su hospitalización. Las recargas de oxígeno para poder respirar, fueron una constante en la semana y media que estuvo internado en el Hospital de La Margarita.

“Entrar y desconectarte del exterior, en especial de tu familia, es una sensación de incertidumbre. Eso es lo que más te desconcierta emocionalmente. Después de un par de días, tuve la oportunidad de comunicarme con mis padres, y escucharlos, me dio el respiro que necesitaba”, compartió.

Detalló que así como había pacientes que daban todo para salir adelante, había otros que pedían dejarlos morir. “Tú no sabes lo que está sufriendo la otra persona para que lleguen al grado de decir ´ya, por favor, déjenme morir´, Había otros que deseaban ver a su familia y eso los mantenía con ánimo”, recordó.

Javier reconoció que, en cierto momento, el temor se hizo presente cuando los médicos le indicaron la posibilidad de intubarlo, debido a que sus pulmones cada vez necesitaban más oxigenación. “Es un fugaz, pero muy cercano encuentro con la muerte, porque cada vez te cuesta más trabajo respirar. Llegas a pensar que puedes morir, sobre todo, porque también ves a otros pacientes cercanos que están bien un día, y al siguiente, ya no la cuentan”, detalló.

Tras definir su experiencia como un difícil capítulo, ahora valora más la vida y da prioridad a lo que le hace sentir bien. “El hecho de ver que estuviste a nada de morir, te hace revalorizar tu vida y agradeces que haya personas que te quieran mucho”, aseguró.

PERDIÓ 15 KILOS POR LA ENFERMEDAD

El señor Roberto, de 76 años de edad, también salió triunfante de esta enfermedad y aunque tuvo que renunciar a su trabajo para dedicarse al cien por ciento a su salud, agradece que el médico que lo atendió le haya dado el seguimiento oportuno para salir adelante y disfrutar nuevamente de su familia.

“Esto nos hace darnos cuenta que la vida no la tenemos comprada y nos hace revalorarla. Se pierde toda la idea de tener cosas materiales y das prioridad a aquello que fortalece tu espíritu: a la familia a los amigos, así como su cariño y su amor”, indicó.

Aunque don Roberto no fue hospitalizado, estuvo en tratamiento ambulatorio durante un mes, tiempo en el que dependió de tanques de oxígeno para poder respirar. Esta situación preocupó tanto a su esposa como a toda su familia, debido a que la enfermedad lo hizo perder 15 kilos.

“Empecé con dolor de cuerpo, fiebre y problemas en el pulmón. Cuando me pusieron el oxígeno empecé a mejorar, pero durante ese tiempo bajé varios kilos”, detalló.

El señor Roberto indicó que desde su experiencia hubo tres cosas que le ayudaron a no perder el ánimo: la fe en Dios, la fe en su familia y el acompañamiento del neumólogo. Ahora tras salir triunfante de la enfermedad confía en que la ciudadanía reflexione sobre la gravedad de este virus.

MIEDO POR CONTAGIAR A SU BEBÉ

Karla, de 30 años de edad, recuerda que los primeros síntomas de gripa y la pérdida del sentido del gusto la alertaron sobre la posibilidad de tener el virus. Su temor no se hizo esperar debido a que es madre de una bebé de 11 meses y temía ponerla en riesgo.

“Llevé un proceso de cuarentena muy estricto, por eso fue complicado entender cómo me había contagiado, y lo segundo que pasó por mi mente, fue sentir mucho miedo porque es una enfermedad que apenas estamos conociendo y uno no sabía exactamente cómo iba a evolucionar, además de que no quería arriesgar a mi bebé”, detalló.

Asegura que su familia se preocupó por ella y por su pequeña hija, por lo que de inmediato solicitaron la atención de un especialista, pero al ser una paciente joven, sin comorbilidades y haber solicitado la atención oportuna, la enfermedad no evolucionó a niveles más críticos.

“Sufres mucho al pensar que pudiste contagiar a otras personas, en mi caso a mis padres o a mi hija que siendo tan chiquita, te da temor que pueda pasarle algo grave. Afortunadamente pudimos detener la enfermedad, aunque una de las secuelas más persistente es el dolor de espalda”, afirmó.

Por último, igual que los testimonios anteriores, pidió a la sociedad unirse en esta batalla contra la enfermedad acatando las recomendaciones sanitarias y poder terminar con esta pandemia que ha cobrado miles de vidas en el estado.

Una segunda oportunidad de vida es lo que pacientes recuperados de Covid-19 afirman haber ganado tras vencer la enfermedad que, en algunos casos, los tuvo al borde de la muerte. De viva voz, comparten que a pesar de las más de 5 mil defunciones que el virus ha dejado a su paso durante estos ocho meses, aún hay escepticismo en algunas personas, por lo que, con sus experiencias desean generar conciencia en aquellos que no creen, y al mismo tiempo, dar una luz de esperanza a los que siguen luchando contra la enfermedad.

Juan José Aguilar Jiménez, de 44 años de edad, compartió que tras haber sido hospitalizado pensó que jamás volvería a ver a su familia, en especial, a su pequeña hija de 10 años quien le dio la fuerza para salir adelante.

“Al principio uno cree que esto no es verdad, que es mentira, pero cuando empecé con los síntomas de resfriado me di cuenta que algo andaba mal. Poco a poco se fue agravando hasta que llegué al hospital de San José”, compartió.

Recordó que, durante los 15 días que estuvo internado en el hospital, sintió desesperación por la falta de oxígeno, aunado al hecho de no saber nada de su familia. A esto, también se sumó el ver cómo fallecían otros pacientes que estaban en la misma área que él.

“Recuerdo que cuando llegué, vi a un paciente intubado y me tocó verlo durante dos días. Al tercero lo declararon muerto. Lo mismo sucedió con otro paciente de alrededor de 40 años, quien me dijo que no tenía ninguna enfermedad adicional y tenía la esperanza de salir del hospital, pero lamentablemente, también falleció”.

Ser testigo de estas y otras muertes, provocó que Juan pensara que podía sumarse a estos lamentables casos. “No solamente eran los que me tocaba ver en el cuarto, también escuchábamos que decían ´ya falleció el paciente de tal cama´. Tan solo en esos días, supe de otras 10 personas que fallecieron por el virus y es algo que te provoca miedo”, compartió.

Las camas nunca estaban vacías. Así como se desocupaban las sanitizaban para darles espacio a los nuevos pacientes que presentaban signos de gravedad. “Los nuevos pacientes llegaban con intensos ataques de tos, todo el día se la pasaban tosiendo. Yo trataba de tranquilizarme para que mis niveles de oxigenación no bajaran, pero también, hubo un momento en que estuvieron a punto de intubarme”.

Tras recibir la atención médica, Juan José pudo evolucionar favorablemente para vencer la enfermedad y aunque quiso advertirles a más personas sobre esta situación, hubo quienes se resistieron a creerlo. “Recuerdo que un amigo me decía, ´esto no es verdad, esto es un invento del gobierno´, lamentablemente él empezó a creerlo cuando se enfermó. Hace unas semanas falleció. Con esto, les puedo decir que la enfermedad sí existe y que mata a la gente”, destacó.

“ESCUCHAR A MI FAMILIA ME DIO EL RESPIRO QUE NECESITABA”

Javier Garzón, de 35 años, también sintió que podía perder la vida durante su hospitalización. Las recargas de oxígeno para poder respirar, fueron una constante en la semana y media que estuvo internado en el Hospital de La Margarita.

“Entrar y desconectarte del exterior, en especial de tu familia, es una sensación de incertidumbre. Eso es lo que más te desconcierta emocionalmente. Después de un par de días, tuve la oportunidad de comunicarme con mis padres, y escucharlos, me dio el respiro que necesitaba”, compartió.

Detalló que así como había pacientes que daban todo para salir adelante, había otros que pedían dejarlos morir. “Tú no sabes lo que está sufriendo la otra persona para que lleguen al grado de decir ´ya, por favor, déjenme morir´, Había otros que deseaban ver a su familia y eso los mantenía con ánimo”, recordó.

Javier reconoció que, en cierto momento, el temor se hizo presente cuando los médicos le indicaron la posibilidad de intubarlo, debido a que sus pulmones cada vez necesitaban más oxigenación. “Es un fugaz, pero muy cercano encuentro con la muerte, porque cada vez te cuesta más trabajo respirar. Llegas a pensar que puedes morir, sobre todo, porque también ves a otros pacientes cercanos que están bien un día, y al siguiente, ya no la cuentan”, detalló.

Tras definir su experiencia como un difícil capítulo, ahora valora más la vida y da prioridad a lo que le hace sentir bien. “El hecho de ver que estuviste a nada de morir, te hace revalorizar tu vida y agradeces que haya personas que te quieran mucho”, aseguró.

PERDIÓ 15 KILOS POR LA ENFERMEDAD

El señor Roberto, de 76 años de edad, también salió triunfante de esta enfermedad y aunque tuvo que renunciar a su trabajo para dedicarse al cien por ciento a su salud, agradece que el médico que lo atendió le haya dado el seguimiento oportuno para salir adelante y disfrutar nuevamente de su familia.

“Esto nos hace darnos cuenta que la vida no la tenemos comprada y nos hace revalorarla. Se pierde toda la idea de tener cosas materiales y das prioridad a aquello que fortalece tu espíritu: a la familia a los amigos, así como su cariño y su amor”, indicó.

Aunque don Roberto no fue hospitalizado, estuvo en tratamiento ambulatorio durante un mes, tiempo en el que dependió de tanques de oxígeno para poder respirar. Esta situación preocupó tanto a su esposa como a toda su familia, debido a que la enfermedad lo hizo perder 15 kilos.

“Empecé con dolor de cuerpo, fiebre y problemas en el pulmón. Cuando me pusieron el oxígeno empecé a mejorar, pero durante ese tiempo bajé varios kilos”, detalló.

El señor Roberto indicó que desde su experiencia hubo tres cosas que le ayudaron a no perder el ánimo: la fe en Dios, la fe en su familia y el acompañamiento del neumólogo. Ahora tras salir triunfante de la enfermedad confía en que la ciudadanía reflexione sobre la gravedad de este virus.

MIEDO POR CONTAGIAR A SU BEBÉ

Karla, de 30 años de edad, recuerda que los primeros síntomas de gripa y la pérdida del sentido del gusto la alertaron sobre la posibilidad de tener el virus. Su temor no se hizo esperar debido a que es madre de una bebé de 11 meses y temía ponerla en riesgo.

“Llevé un proceso de cuarentena muy estricto, por eso fue complicado entender cómo me había contagiado, y lo segundo que pasó por mi mente, fue sentir mucho miedo porque es una enfermedad que apenas estamos conociendo y uno no sabía exactamente cómo iba a evolucionar, además de que no quería arriesgar a mi bebé”, detalló.

Asegura que su familia se preocupó por ella y por su pequeña hija, por lo que de inmediato solicitaron la atención de un especialista, pero al ser una paciente joven, sin comorbilidades y haber solicitado la atención oportuna, la enfermedad no evolucionó a niveles más críticos.

“Sufres mucho al pensar que pudiste contagiar a otras personas, en mi caso a mis padres o a mi hija que siendo tan chiquita, te da temor que pueda pasarle algo grave. Afortunadamente pudimos detener la enfermedad, aunque una de las secuelas más persistente es el dolor de espalda”, afirmó.

Por último, igual que los testimonios anteriores, pidió a la sociedad unirse en esta batalla contra la enfermedad acatando las recomendaciones sanitarias y poder terminar con esta pandemia que ha cobrado miles de vidas en el estado.

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