Un total de 730 días han transcurrido desde que a Puebla llegó el primer caso de Covid-19. Al cumplir su segundo aniversario en la entidad, el SARS-CoV-2 le arrebató la vida y la esperanza a miles de familias que perdieron un ser querido, a 17 mil 13 para ser exactos.
No obstante, la realidad parece estar muy lejana de esa cifra todavía, pues las autoridades estatales admitieron que el conteo sólo lo conforman las personas que obtuvieron una prueba positiva a la enfermedad antes de morir, dejando en la incertidumbre el dato sobre cuántos poblanos que no contaron con ese requisito, fallecieron verdaderamente.
Fue el 8 de marzo cuando el titular de la Secretaría de Salud (SS) estatal, José Antonio Martínez García, admitió que las cifras que genera día a día la dependencia, respecto a las defunciones ocasionadas por complicaciones a causa de Covid-19, pudieran representar un retraso, pero sobre todo, una inexactitud respecto a lo que vive día a día la ciudadanía de a pie.
El dato con el que amaneció Puebla el 7 de marzo, ya era de por sí espantoso: “En lo que respecta lamentablemente a las defunciones, tenemos un acumulado de 17 mil”, enunció el funcionario estatal en su habitual rueda de prensa.
Nadie imaginó que la realidad pudiera ser más lúgubre, hasta que se escuchó la respuesta de Martínez García, a los cuestionamientos referentes al exceso de muertes en el estado, según lo reportado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), a finales de 2021.
Al preguntarle sobre los números que publicó el organismo federal, respecto a las posibles 25 mil 342 muertes asociadas a la Covid-19, el funcionario asintió que en efecto, esos fallecimientos pudieran pertenecer al listado, pues la autoridad sólo contabiliza las vidas perdidas, que tuvieron la certeza médica de haber padecido la enfermedad momentos antes de morir.
De acuerdo con los datos del INEGI, en los 21 meses que delimitaron como referencia, el 63 por ciento de exceso de muertes, podrían estar directamente relacionadas a SARS-CoV-2. De ser cierto ese patrón, las muertes actuales podrían ser hasta dos veces mayor a lo que reportó por última vez la dependencia sanitaria.
Por último, Martínez García dejó más dudas que respuestas, pues pese a que explicó que la dependencia cuenta con un cuerpo colegiado, que se encarga de verificar que las muertes de personas que tuvieron síntomas característicos de Coronavirus, pero con diagnósticos contrarios a la enfermedad, puedan ser contabilizadas por la autoridad sanitaria, no detalló los tiempos que ocupan en realizar dicho análisis forense, ni quienes integran dichos órganos médicos, ampliando las dudas sobre si alguna vez las personas que perdieron la vida a causa de SARS-CoV-2, pero sin prueba positiva, serán visibilizadas por el Estado.
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