/ jueves 1 de diciembre de 2022

Falta de atención, estigma y discriminación enfrentan las personas con VIH

En el Día Internacional de la lucha contra el VIH/SIDA, las personas sufren el estigma y la discriminación nacida de prejuicios y desinformación social

Las personas diagnosticadas con VIH se enfrentan a dos grandes barreras: la escasa infraestructura al alcance de toda la población, principalmente la de escasos recursos económicos, así como el estigma y la discriminación nacida de prejuicios y desinformación social.

En el Día Internacional de la lucha contra el VIH/SIDA, que se conmemora hoy 1 de diciembre, colectivos, especialistas y personas diagnosticadas con el virus evidencian la falta de más Centros Ambulatorios de Prevención y Atención en SIDA e ITS (Capasits) en territorio poblano, lo que entorpece la continuidad del tratamiento y esto deriva en el abandono de este y en una posible muerte temprana.

A ello se suma el hecho de que, a más de 40 años de su surgimiento, persiste el desconocimiento de qué es el VIH y cómo se transmite. Sigue siendo un problema de salud del que casi no se habla, por lo que los mitos han convertido al Virus de Inmunodeficiencia Humana, además, en una enfermedad social.

De acuerdo con el más reciente reporte epidemiológico de la Secretaría de Salud Pública del Estado de Puebla, en los últimos 38 años se notificaron 15 mil 816 casos, de los cuales el 75 por ciento de la población pertenecía a las jurisdicciones sanitarias de Puebla, Huejotzingo y Tehuacán.

Para Onán Vásquez, miembro de la organización Vida Plena y vocal del Coesida (Consejo Estatal para la Prevención y Control del VIH/SIDA Puebla), el que exista solo un centro de salud para atender estos casos en la entidad poblana entorpece el tratamiento de las personas.

Explicó que viajar de algún municipio de la periferia a la capital del estado representa un alto costo en tiempo y dinero para transporte, comida e incluso para hospedaje para muchas personas. Esto deriva en el abandono del tratamiento.

“La atención se está centralizando, aunque ya existe un servicio de atención piloto para la jurisdicción sanitaria de Tehuacán, no hay una atención en la Sierra Norte y los casos están en todo el estado”, expuso en entrevista con El Sol de Puebla.

De acuerdo con los datos públicos de la Secretaría de Salud, desde 1984 hasta septiembre de este año, 53.7 por ciento de las notificaciones fueron de personas que habitaban en el municipio de Puebla, 14.4 por ciento de Huejotzingo, 7.2 por ciento de Tehuacán, 5.7 por ciento de Tepexi de Rodríguez, 4.1 por ciento de Zacapoaxtla, 3.5 por ciento de Huauchinango y 3.4 por ciento de Izúcar de Matamoros.

Además, en dicho periodo la SSA fue la institución con mayor número de notificaciones registradas, con el 66.1 por ciento, que fueron atendidos en el Capasits, seguido del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), con 22.9 por ciento.

“Existe discriminación en los centros de salud porque no han abierto más servicios de atención integral, si se abre un piloto en la Sierra Norte o Negra y se informa a la gente que allá hay, tendríamos la ventaja de que no abandonarían el tratamiento y evitaríamos el deterioro de su salud”, consideró.

Por separado, Eduardo Gamboa Corona y Ana María Gallardo, integrantes de la organización Quimera, enfocada en el tema, compartieron que el proceso para recibir una primera consulta por parte de las instituciones de salud dura en promedio tres meses, sin embargo, cuando los pacientes son acompañados y orientados por organizaciones civiles, la espera puede reducirse a 72 horas.

José (seudónimo para proteger su identidad) vive con VIH desde hace cinco años y por lo menos una vez al mes viaja desde Santa Ana Xalmimilulco, situado en Huejotzingo, hasta la capital poblana para hacerse chequeo de rutina y recibir su tratamiento antirretroviral.

Aunque señaló que la cantidad de viajes que realiza es menor, comparada con otras personas, para su economía representa un gasto importante, pues debe de pagar su transporte de traslado, comida y, en ocasiones, hospedaje, cuando las citas son muy temprano o muy tarde.

Explicó que pasa casi una hora trasladándose y gasta entre mil y mil 500 pesos cuando tiene que hospedarse en la capital junto con su madre, quien lo acompaña a las citas. “Mi mamá viaja conmigo y eso también representa que deje de trabajar esos días y que se los descuenten. Aunque estamos acostumbrados a esta rutina, estaría mejor tener un centro de salud aquí cerca, nos evitaría cansancio y gastos extras”.

Una pastilla para mejorar la calidad de vida

Los avances científicos han logrado convertir el VIH en una enfermedad crónica, por lo que conseguir que el virus se mantenga bajo control, indetectable e intransmisible es ya rutina, pues esto depende de un tratamiento antirretroviral.

Sin embargo, no todos los medicamentos pueden ser igualmente eficaces o beneficiar por igual a los pacientes en el control del virus, pues hay otros problemas de salud que pueden estar asociados al tratamiento antirretroviral y que se podrían corregir cambiando la medicación.

Ante esta situación, el representante de la organización Quimera señaló que una persona que vive con VIH no puede quedarse sin medicación, pues es regresar a la primera etapa cuando fue detectado, lo que pone en riesgo su salud. Detalló que el costo de retrovirales ronda entre los 2 mil y 5 mil pesos, por lo que la gente se ve obligada a recurrir a centros de salud para obtenerlo de forma gratuita.

En este sentido, el doctor e investigador de la facultad de Medicina de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), Víctor Manuel Caballero Solano, explicó que, si se diagnostica rápido y se inicia de forma temprana un tratamiento antirretroviral, mejor será el pronóstico a largo plazo.

Destacó que la medicación puede desembocar en otros problemas de salud menores, como un malestar digestivo, pero es poco probable que esto suceda.

En contraste, Onán Vásquez, Gamboa Corona y Néstor López expusieron que el aumento de triglicéridos y colesterol, inflamación en diversos órganos, la inhibición del apetito o la alteración del sueño, son efectos secundarios frecuentes de la medicación que, en ocasiones, ni cambiando el producto se erradican.

No obstante, Caballero Solano reconoció que las personas con VIH tienen el doble de probabilidades de padecer problemas de salud. “El VIH lo que hace es disminuir las defensas del cuerpo, entonces pueden existir infecciones en pulmón, intestino, riñón, piel e incluso pueden aparecer tumores”.

Información pública de la SSA exhibe que de enero a septiembre de este año se reportaron 521 casos de VIH y la mayoría de ellos está en el estadio 1 –infección aguda— con el 54.7 y el estadio 3síndrome de inmunodeficiencia adquirida, la fase más grave20.9 por ciento.

Persiste temor por discriminación

El estigma de quienes viven con VIH es tan fuerte que a las personas les da miedo dar a conocer su estado porque no quieren correr el riesgo de que otras personas los señalen. Tal es el caso de Mario (seudónimo para proteger su identidad), a quien hace un año le detectaron la infección.

En entrevista con El Sol de Puebla, dijo que desde que fue notificado tomó la decisión de mantener en privado su diagnóstico para evitar ser víctima de actos de discriminación; sin embargo, el trato que recibe por parte del personal del sector salud en ocasiones está marcado por descalificativos.

Platicó que ha sido víctima deagresiones menores’ y falta de empatía por parte del personal de salud cuando va a recoger resultados de pruebas de carga viral. “Yo he preferido no hacer público mi diagnóstico, precisamente para no ser víctima de señalamientos”.

“Se necesita hablar sobre el tema para que no haya estigmas o malos tratos, desde enfermeras, trabajadores de farmacias, que son los que tienen mayor contacto con la gente, pero de todos los niveles se debe de ir erradicando estos prejuicios”, concluyó.

Sobre el tema, Onán Vásquez insistió que los prejuicios sobre el VIH aún están vigentes y recordó el caso del hombre que trabajaba en la empresa de autobuses y transporte Estrella Roja, donde fue señalado como “sidoso”, así como objeto de burlas y exclusión por parte de sus compañeros, después de que se enteraron de su diagnóstico.

“Las personas con VIH se enfrentan a todo tipo de violencias en los espacios públicos, la gente sigue desconociendo el tema y creyendo que se transmite por tomar o comer del mismo recipiente o saludar de beso”, consideró.

En contraste, Néstor López, defensor de los derechos humanos en Puebla, un año después de ser diagnosticado decidió hacer público su caso con la intención de generar conciencia en su círculo social.

Contó que, hasta el momento, no ha sido víctima de agresiones por discriminación, pero platicó que la desinformación persiste dentro de centros de salud pues en ocasiones los médicos no saben cómo atender otras enfermedades de un paciente con VIH, además de que hacen gestos de desagrado.

Mayor infraestructura, capacitación de personal e información a la sociedad

Los especialistas entrevistados por esta casa editorial coincidieron en que la poca infraestructura al alcance de toda la población, así como la falta de sensibilidad del personal que labora en las instituciones de salud y discriminación son las principales barreras para la gente que vive con el virus.

Atender esta problemática, que se ha postergado por tanto tiempo, necesita voluntad política y un presupuesto suficiente para invertir. A decir de Eduardo Gamboa, la respuesta para combatir la desinformación son campañas de difusión todo el año y no solo un día en específico, así como llevar pláticas a centros escolares.

Insistió que, a través de su organización, seguirá con las jornadas de pruebas rápidas para detectar VIG, Sífilis y Hepatitis C, pues es una forma de aportar a las siguientes generaciones.

Por su parte, Onán Vásquez insistió en la construcción de más clínicas de Capasits, en específico que se construyan en las localidades con mayor número de casos diagnosticados de VIH/SIDA en el estado, como lo son Huejotzingo y Tepexi de Rodríguez. Refirió que esto sería otorgarle facilidades a las personas para que puedan mantenerse vivas.

Asimismo, resaltó que las personas que brindan atención como lo son doctores, enfermeras, personal de vigilancia, entre otros, deberían de ser capacitados en el tema, con la intención de evitar que caigan en actos de discriminación o desconocimiento del tema y con ello se retrase la atención al paciente.

Incluyó que la ciudadanía debería estar más informada sobre el tema para evitar señalamientos y discriminación que en muchas ocasiones derivan en la pérdida de empleo y restricción a algunos espacios públicos. Finalmente, consideró que son las organizaciones civiles las encargadas de hablar sobre el tema y ser el primer contacto con la gente, cuando los servidores de la salud tienen que desempeñar esa función.

“El VIH no es discapacitante, el juicio moral que se le hace a las personas es lo que debe de desaparecer”, puntualizó.

Por último, Víctor Caballero coincidió en la importancia de informar a la población sobre el VIH y la importancia de mantener medidas preventivas, puesto esto inhibe las conductas de riesgo.

Las personas diagnosticadas con VIH se enfrentan a dos grandes barreras: la escasa infraestructura al alcance de toda la población, principalmente la de escasos recursos económicos, así como el estigma y la discriminación nacida de prejuicios y desinformación social.

En el Día Internacional de la lucha contra el VIH/SIDA, que se conmemora hoy 1 de diciembre, colectivos, especialistas y personas diagnosticadas con el virus evidencian la falta de más Centros Ambulatorios de Prevención y Atención en SIDA e ITS (Capasits) en territorio poblano, lo que entorpece la continuidad del tratamiento y esto deriva en el abandono de este y en una posible muerte temprana.

A ello se suma el hecho de que, a más de 40 años de su surgimiento, persiste el desconocimiento de qué es el VIH y cómo se transmite. Sigue siendo un problema de salud del que casi no se habla, por lo que los mitos han convertido al Virus de Inmunodeficiencia Humana, además, en una enfermedad social.

De acuerdo con el más reciente reporte epidemiológico de la Secretaría de Salud Pública del Estado de Puebla, en los últimos 38 años se notificaron 15 mil 816 casos, de los cuales el 75 por ciento de la población pertenecía a las jurisdicciones sanitarias de Puebla, Huejotzingo y Tehuacán.

Para Onán Vásquez, miembro de la organización Vida Plena y vocal del Coesida (Consejo Estatal para la Prevención y Control del VIH/SIDA Puebla), el que exista solo un centro de salud para atender estos casos en la entidad poblana entorpece el tratamiento de las personas.

Explicó que viajar de algún municipio de la periferia a la capital del estado representa un alto costo en tiempo y dinero para transporte, comida e incluso para hospedaje para muchas personas. Esto deriva en el abandono del tratamiento.

“La atención se está centralizando, aunque ya existe un servicio de atención piloto para la jurisdicción sanitaria de Tehuacán, no hay una atención en la Sierra Norte y los casos están en todo el estado”, expuso en entrevista con El Sol de Puebla.

De acuerdo con los datos públicos de la Secretaría de Salud, desde 1984 hasta septiembre de este año, 53.7 por ciento de las notificaciones fueron de personas que habitaban en el municipio de Puebla, 14.4 por ciento de Huejotzingo, 7.2 por ciento de Tehuacán, 5.7 por ciento de Tepexi de Rodríguez, 4.1 por ciento de Zacapoaxtla, 3.5 por ciento de Huauchinango y 3.4 por ciento de Izúcar de Matamoros.

Además, en dicho periodo la SSA fue la institución con mayor número de notificaciones registradas, con el 66.1 por ciento, que fueron atendidos en el Capasits, seguido del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), con 22.9 por ciento.

“Existe discriminación en los centros de salud porque no han abierto más servicios de atención integral, si se abre un piloto en la Sierra Norte o Negra y se informa a la gente que allá hay, tendríamos la ventaja de que no abandonarían el tratamiento y evitaríamos el deterioro de su salud”, consideró.

Por separado, Eduardo Gamboa Corona y Ana María Gallardo, integrantes de la organización Quimera, enfocada en el tema, compartieron que el proceso para recibir una primera consulta por parte de las instituciones de salud dura en promedio tres meses, sin embargo, cuando los pacientes son acompañados y orientados por organizaciones civiles, la espera puede reducirse a 72 horas.

José (seudónimo para proteger su identidad) vive con VIH desde hace cinco años y por lo menos una vez al mes viaja desde Santa Ana Xalmimilulco, situado en Huejotzingo, hasta la capital poblana para hacerse chequeo de rutina y recibir su tratamiento antirretroviral.

Aunque señaló que la cantidad de viajes que realiza es menor, comparada con otras personas, para su economía representa un gasto importante, pues debe de pagar su transporte de traslado, comida y, en ocasiones, hospedaje, cuando las citas son muy temprano o muy tarde.

Explicó que pasa casi una hora trasladándose y gasta entre mil y mil 500 pesos cuando tiene que hospedarse en la capital junto con su madre, quien lo acompaña a las citas. “Mi mamá viaja conmigo y eso también representa que deje de trabajar esos días y que se los descuenten. Aunque estamos acostumbrados a esta rutina, estaría mejor tener un centro de salud aquí cerca, nos evitaría cansancio y gastos extras”.

Una pastilla para mejorar la calidad de vida

Los avances científicos han logrado convertir el VIH en una enfermedad crónica, por lo que conseguir que el virus se mantenga bajo control, indetectable e intransmisible es ya rutina, pues esto depende de un tratamiento antirretroviral.

Sin embargo, no todos los medicamentos pueden ser igualmente eficaces o beneficiar por igual a los pacientes en el control del virus, pues hay otros problemas de salud que pueden estar asociados al tratamiento antirretroviral y que se podrían corregir cambiando la medicación.

Ante esta situación, el representante de la organización Quimera señaló que una persona que vive con VIH no puede quedarse sin medicación, pues es regresar a la primera etapa cuando fue detectado, lo que pone en riesgo su salud. Detalló que el costo de retrovirales ronda entre los 2 mil y 5 mil pesos, por lo que la gente se ve obligada a recurrir a centros de salud para obtenerlo de forma gratuita.

En este sentido, el doctor e investigador de la facultad de Medicina de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), Víctor Manuel Caballero Solano, explicó que, si se diagnostica rápido y se inicia de forma temprana un tratamiento antirretroviral, mejor será el pronóstico a largo plazo.

Destacó que la medicación puede desembocar en otros problemas de salud menores, como un malestar digestivo, pero es poco probable que esto suceda.

En contraste, Onán Vásquez, Gamboa Corona y Néstor López expusieron que el aumento de triglicéridos y colesterol, inflamación en diversos órganos, la inhibición del apetito o la alteración del sueño, son efectos secundarios frecuentes de la medicación que, en ocasiones, ni cambiando el producto se erradican.

No obstante, Caballero Solano reconoció que las personas con VIH tienen el doble de probabilidades de padecer problemas de salud. “El VIH lo que hace es disminuir las defensas del cuerpo, entonces pueden existir infecciones en pulmón, intestino, riñón, piel e incluso pueden aparecer tumores”.

Información pública de la SSA exhibe que de enero a septiembre de este año se reportaron 521 casos de VIH y la mayoría de ellos está en el estadio 1 –infección aguda— con el 54.7 y el estadio 3síndrome de inmunodeficiencia adquirida, la fase más grave20.9 por ciento.

Persiste temor por discriminación

El estigma de quienes viven con VIH es tan fuerte que a las personas les da miedo dar a conocer su estado porque no quieren correr el riesgo de que otras personas los señalen. Tal es el caso de Mario (seudónimo para proteger su identidad), a quien hace un año le detectaron la infección.

En entrevista con El Sol de Puebla, dijo que desde que fue notificado tomó la decisión de mantener en privado su diagnóstico para evitar ser víctima de actos de discriminación; sin embargo, el trato que recibe por parte del personal del sector salud en ocasiones está marcado por descalificativos.

Platicó que ha sido víctima deagresiones menores’ y falta de empatía por parte del personal de salud cuando va a recoger resultados de pruebas de carga viral. “Yo he preferido no hacer público mi diagnóstico, precisamente para no ser víctima de señalamientos”.

“Se necesita hablar sobre el tema para que no haya estigmas o malos tratos, desde enfermeras, trabajadores de farmacias, que son los que tienen mayor contacto con la gente, pero de todos los niveles se debe de ir erradicando estos prejuicios”, concluyó.

Sobre el tema, Onán Vásquez insistió que los prejuicios sobre el VIH aún están vigentes y recordó el caso del hombre que trabajaba en la empresa de autobuses y transporte Estrella Roja, donde fue señalado como “sidoso”, así como objeto de burlas y exclusión por parte de sus compañeros, después de que se enteraron de su diagnóstico.

“Las personas con VIH se enfrentan a todo tipo de violencias en los espacios públicos, la gente sigue desconociendo el tema y creyendo que se transmite por tomar o comer del mismo recipiente o saludar de beso”, consideró.

En contraste, Néstor López, defensor de los derechos humanos en Puebla, un año después de ser diagnosticado decidió hacer público su caso con la intención de generar conciencia en su círculo social.

Contó que, hasta el momento, no ha sido víctima de agresiones por discriminación, pero platicó que la desinformación persiste dentro de centros de salud pues en ocasiones los médicos no saben cómo atender otras enfermedades de un paciente con VIH, además de que hacen gestos de desagrado.

Mayor infraestructura, capacitación de personal e información a la sociedad

Los especialistas entrevistados por esta casa editorial coincidieron en que la poca infraestructura al alcance de toda la población, así como la falta de sensibilidad del personal que labora en las instituciones de salud y discriminación son las principales barreras para la gente que vive con el virus.

Atender esta problemática, que se ha postergado por tanto tiempo, necesita voluntad política y un presupuesto suficiente para invertir. A decir de Eduardo Gamboa, la respuesta para combatir la desinformación son campañas de difusión todo el año y no solo un día en específico, así como llevar pláticas a centros escolares.

Insistió que, a través de su organización, seguirá con las jornadas de pruebas rápidas para detectar VIG, Sífilis y Hepatitis C, pues es una forma de aportar a las siguientes generaciones.

Por su parte, Onán Vásquez insistió en la construcción de más clínicas de Capasits, en específico que se construyan en las localidades con mayor número de casos diagnosticados de VIH/SIDA en el estado, como lo son Huejotzingo y Tepexi de Rodríguez. Refirió que esto sería otorgarle facilidades a las personas para que puedan mantenerse vivas.

Asimismo, resaltó que las personas que brindan atención como lo son doctores, enfermeras, personal de vigilancia, entre otros, deberían de ser capacitados en el tema, con la intención de evitar que caigan en actos de discriminación o desconocimiento del tema y con ello se retrase la atención al paciente.

Incluyó que la ciudadanía debería estar más informada sobre el tema para evitar señalamientos y discriminación que en muchas ocasiones derivan en la pérdida de empleo y restricción a algunos espacios públicos. Finalmente, consideró que son las organizaciones civiles las encargadas de hablar sobre el tema y ser el primer contacto con la gente, cuando los servidores de la salud tienen que desempeñar esa función.

“El VIH no es discapacitante, el juicio moral que se le hace a las personas es lo que debe de desaparecer”, puntualizó.

Por último, Víctor Caballero coincidió en la importancia de informar a la población sobre el VIH y la importancia de mantener medidas preventivas, puesto esto inhibe las conductas de riesgo.

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