/ lunes 25 de julio de 2022

Precariedad laboral, así son las condiciones para recién egresados en Puebla

Rodrigo y Ángel han experimentado en carne propia las condiciones del campo laboral al egresar de la universidad en Puebla

Las malas decisiones que han tomado el gobierno y la iniciativa privada en materia laboral durante los últimos 22 años han ocasionado que los puestos de trabajo que se ofertan actualmente en Puebla sean de mala calidad, lo que perjudica principalmente a las nuevas generaciones, que hoy están en busca de su desarrollo profesional.

En pleno 2022, es recurrente que los jóvenes accedan a empleos informales con precarias condiciones, como bajos salarios, falta de prestaciones, largas jornadas, contratos temporales y sin posibilidad de aspirar a una pensión para el retiro, lo que atenta contra su estabilidad.

Especialistas en temas económicos, profesionales y de recursos humanos describen las primeras dos décadas del nuevo siglo como la época del cáncer laboral, la cual está termina con trabajos que otorgan un verdadero bienestar a la población más joven.

Para entender a fondo el problema, es importante realizar una radiografía del mercado laboral en la entidad poblana, a fin de conocer cómo ha evolucionado con el paso del tiempo.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), del año 2000 al 2022 las personas en la informalidad laboral tuvieron un incremento del 32.9 por ciento, pues hace más de dos décadas había un millón 680 mil 709 poblanos en esas condiciones y ahora son 2 millones 234 mil 265.

Por si fuera poco, los trabajadores con ingresos de tres a cinco salarios mínimos (de 15 mil a 25 mil pesos mensuales) han disminuido 59.7 por ciento, pues antes, en el año 2000, 737 mil 125 empleados estaban bajo ese rango salarial, y ahora solo son 297 mil 225.

Recién egresados se enfrentan con un mercado laboral mal pagado y jornadas extenuantes. Foto: Archivo El Sol de Puebla


Mientras tanto, las personas que tienen un sueldo que abarca de uno a dos salarios mínimos (de 5 mil a 10 mil pesos mensuales), han incrementado 98.5 por ciento, ya que antes eran un millón 36 mil 295 trabajadores con ese ingreso, y actualmente la cifra subió a 2 millones 57 mil 882.

El cruce de esos dos datos demuestra que ahora son más las personas que perciben menos ingresos.

Otro indicador que muestra la mala calidad de los empleos actuales es el de la duración de las jornadas de trabajo, ya que las personas que laboran menos de 15 horas a la semana disminuyeron 15 por ciento, al pasar de 159 mil 295, en el 2000, a 135 mil 472.

De forma contraria, aquellos que trabajan por más de 48 horas tuvieron un aumento del 27 por ciento, pues anteriormente 592 mil 556 poblanos tenían esas jornadas, y actualmente son 752 mil 861.

El instituto también demuestra que en los últimos 22 años ha aumentado 39.7 por ciento el número de trabajadores que prestan sus servicios sin ningún tipo de contrato escrito, al pasar de 756 mil 137 a un millón 56 mil 324.

Cómo último dato para exponer cómo los empleos en Puebla han perdido calidad hay que hablar sobre el acceso a trabajos por tipo de actividad. En este rubro se dice que las personas cada vez ingresan más a las actividades primarias y terciarias como agricultura, ganadería, comercio, restaurantes y hoteles; mientras tanto, se ha vuelto complicado encontrar empleo en las industrias, gobiernos y organismos internacionales.

El 90% de las vacantes ofrecen malas condiciones

Ante el contexto actual que se vive en el mundo laboral, Héctor Márquez, presidente de la Asociación Mexicana de Empresas de Capital Humano (AMECH), expone a El Sol de Puebla que actualmente 9 de cada 10 vacantes de empleo que se ofertan en la entidad presentan malas condiciones laborales.

¿Qué problemas se enfrentan los jóvenes profesionistas recién egresados?. Foto: Archivo El Sol de Puebla


Algunas de sus características son que otorgan bajos salarios, otros pagan por comisiones, no hay prestaciones (seguridad social, vivienda y aguinaldo), los contratos son eventuales y las jornadas de trabajo son extensas.

“Con base en lo que comento, nos queda claro que la evolución del empleo ha sido cada vez más a la informalidad. Ahora es muy raro encontrar empresas que te ofrezcan cosas como antes, por lo que a los jóvenes se les dificulta acceder a un buen trabajo”, subraya.

Pese a esta situación, el empresario asegura que en muchas ocasiones las nuevas generaciones acceden a este tipo de empleos debido a una necesidad económica y a que no tienen experiencia para pedir mejores condiciones.

¿Qué profesiones son las más castigadas en el campo laboral?

De acuerdo con David Zenteno, subdirector de Estrategia de la plataforma de empleo OCC Mundial, las profesiones que tienen las peores condiciones laborales en Puebla son Diseño, Comunicación, Administración y Contabilidad.

Por su parte, los puestos de trabajo que se encuentran en la misma precariedad son los de venta, atención al cliente, almacenista, asesores financieros, recepcionista y ejecutivos de cuentas.

Todos ellos son catalogados de esta manera debido a que existe mucha competencia y poca demanda, además de que no son considerados como actividades indispensables que ameriten buenas condiciones laborales.

“Hay muchas más actividades y profesiones, pero principalmente estas son las más castigadas con malas condiciones de trabajo (…) Normalmente vemos que hay muchas personas buscando empleo en esas áreas, pero lamentablemente hay pocas oportunidades, y las que hay, están muy por debajo de lo que establece la ley”, reconoce.

De forma contraria, David Zenteno explica que hay actividades que tienen las mejores condiciones laborales del mercado, entre las que se encuentran las relacionadas con logística, manufactura y tecnologías de la información.

Jóvenes recién egresados optan por el comercio informal ante falta de oportunidades laborales. Foto: Archivo El Sol de Puebla

JÓVENES DE 22 A 35 AÑOS, LOS MÁS AFECTADOS

Tras el panorama laboral tan complicado que les toca vivir a las nuevas generaciones, Anselmo Chávez Capó, investigador de la Licenciatura en Administración Financiera y Bursátil de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), da a conocer que los más afectados son los jóvenes de 22 a 35 años de edad, quienes son considerados centennials y millennials.

El catedrático explica que ese sector representa más del 70 por ciento de la fuerza laboral actual en el estado, por lo que ellos son los más castigados al ser la mayoría de la población económicamente activa.

“Estos muchachos son los que están sufriendo las consecuencias de los malos empleos que tenemos. A ellos les toca sentir que un título universitario no garantiza un mejor trabajo”, advierte.

Asimismo, señala que estas generaciones también son los que están deteriorando su salud más rápido debido a los malos trabajos que les ocasionan estrés, insomnio y ansiedad.

“Lo que son los centennials y los millennials están enfermándose muy pronto, ya que desde que terminan la universidad e ingresan al mundo de trabajo se enfrentan a una inestabilidad laboral muy fuerte, que los tiene preocupados en todo momento”, expone.

Foto: Archivo El Sol de Puebla

Rodrigo y Ángel narran cómo es trabajar en la precariedad

Rodrigo Lezama y Ángel de la Rosa son de los muchos jóvenes que han trabajado en condiciones laborales precarias desde que terminaron sus estudios universitarios.

Ambas personas tenían una perspectiva diferente del mundo laboral, sin embargo, hoy se encuentran decepcionados de la realidad a la que se enfrentan las nuevas generaciones.

Incluso, mencionan que se vieron en la necesidad de renunciar de forma voluntaria a sus respectivos trabajos por bienestar propio, ya que la explotación laboral que sufrían les desarrolló diferentes enfermedades.

Rodrigo Lezama, de 26 años de edad e ingeniero de profesión, relató que desde los 22 años comenzó a trabajar en una empresa poblana dedicada a la industria automotriz.

En ese tiempo vio la oportunidad como un sueño cumplido, sin importar que las jornadas de trabajo superaran las 12 horas al día, ya que era joven y aguantaba de todo.

El entrevistado relató que en ese empleo rolaban constantemente los turnos sin previo aviso, por lo que había días que entraba a las 10 de la noche y salía a las 6 de la mañana, para posteriormente regresar a las 2 de la tarde. Esta situación hizo que tuviera que sacrificar su vida social, sentimental y familiar por mucho tiempo.

Pasaron cuatro años de su estancia por esa compañía, y el tiempo comenzó a cobrar las facturas de su desgaste físico y emocional, pues desarrolló padecimientos como estrés crónico, ansiedad, insomnio y anemia.

“Quedé asqueado de las condiciones laborales que vivimos en Puebla y en todo el país. Lo que cuento es porque lo viví, lo sentí, lo palpé y me harté (…) Estoy consciente de que todos debemos empezar desde abajo para picar piedra e ir creciendo con el paso del tiempo. Pero otra cosa muy diferente es que seamos el comodín de los jefes y nos quieran tratar como sea (…) Al inicio uno no lo siente porque es más joven, pero con el paso de los años la vida cobra sus facturas”, expresa.

Tras esta experiencia profesional, Rodrigo tomó la decisión de renunciar a su empleo para dedicarse a un negocio familiar que considera le traerá más beneficios económicos y de salud.

Otro caso es el de Ángel de la Rosa, de 25 años de edad, quien cuenta que prestó sus servicios por más de cuatro años en un establecimiento dedicado al hospedaje temporal.

En dicho empleo le ofrecían un salario de 8 mil pesos mensuales por ser el administrador general, pero no había prestaciones, no tenía un horario fijo y la carga laboral era demasiada.

Jóvenes recurren a realizar alguna actividad en el transporte público para obtener dinero. Foto: Archivo El Sol de Puebla

De acuerdo con su testimonio, accedió a ese empleo por necesidad económica, por falta de experiencia laboral y también por desconocimiento de las condiciones adecuadas que debe brindar un trabajo conforme a la ley.

“Tenía 19 años cuando tomé ese empleo y la verdad es que se me hizo muy fácil trabajar ahí porque estaba más joven y no sabía nada del mundo laboral (…) Yo lo que quería era dinero, aunque fuera poco, no dieran prestaciones, no hubiera apoyo médico y aunque me sobreexplotaran”, aclara.

Tras vivir de esa manera por más de cuatro años, Ángel desarrolló diversos problemas de salud, tales como pérdida de la memoria, estrés y alteraciones psicológicas.

“La verdad es que pasó el tiempo y me descuidé mucho por el trabajo. Tras comenzar con problemas de salud tomé la decisión de renunciar para generar dinero por cuenta propia”, concluye.

¿Qué nos llevó a perder la calidad de los empleos?

Juan Alberto Vázquez Muñoz, profesor de la facultad de Economía de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), da a conocer que existe una responsabilidad compartida entre gobierno e iniciativa privada, que llevó a Puebla a perder la calidad de los empleos que se ofertan.

Desde el punto de vista gubernamental, se dijo que las autoridades han aprobado diversas reformas laborales que lejos de beneficiar a la población han destruido poco a poco las condiciones de trabajo.

Asimismo, tampoco han intervenido lo suficiente en temas de inversión y generación de empleos de calidad, por lo que han dejado toda la responsabilidad a las empresas privadas.

Por su parte, los empresarios han abonado a la precariedad laboral debido a que siempre ponen sus intereses económicos por encima de los beneficios de la base trabajadora.

De igual forma, muchas compañías en busca de evadir su responsabilidad patronal ante el Servicio de Administración Tributaria (SAT) o el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) no se dan de alta, por lo que ofrecen empleos de mala calidad.

Jóvenes en busca de empleos. Foto: Archivo El Sol de Puebla

LA SOLUCIÓN AL PROBLEMA

Para Fabiola Spíndola Flores, coordinadora de la Licenciatura en Dirección de Recursos Humanos en la Universidad Iberoamericana en Puebla, aún es momento de tomar cartas en el asunto para darle una solución al problema de la precariedad laboral en el estado.

A manera de solución, recomienda como primer paso que los jóvenes aumenten su preparación, para que al término de la carrera cuenten con la experiencia suficiente que les permita negociar sus condiciones laborales.

En lo que respecta al gobierno federal y estatal, dice que deben aumentar su inversión pública para la generación de infraestructura que permita la creación de más puestos de trabajo.

Finalmente, hace un llamado para que la iniciativa privada mejore las condiciones laborales de sus empleados, ya que ellos son el recurso que hace crecer a una compañía.

Las malas decisiones que han tomado el gobierno y la iniciativa privada en materia laboral durante los últimos 22 años han ocasionado que los puestos de trabajo que se ofertan actualmente en Puebla sean de mala calidad, lo que perjudica principalmente a las nuevas generaciones, que hoy están en busca de su desarrollo profesional.

En pleno 2022, es recurrente que los jóvenes accedan a empleos informales con precarias condiciones, como bajos salarios, falta de prestaciones, largas jornadas, contratos temporales y sin posibilidad de aspirar a una pensión para el retiro, lo que atenta contra su estabilidad.

Especialistas en temas económicos, profesionales y de recursos humanos describen las primeras dos décadas del nuevo siglo como la época del cáncer laboral, la cual está termina con trabajos que otorgan un verdadero bienestar a la población más joven.

Para entender a fondo el problema, es importante realizar una radiografía del mercado laboral en la entidad poblana, a fin de conocer cómo ha evolucionado con el paso del tiempo.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), del año 2000 al 2022 las personas en la informalidad laboral tuvieron un incremento del 32.9 por ciento, pues hace más de dos décadas había un millón 680 mil 709 poblanos en esas condiciones y ahora son 2 millones 234 mil 265.

Por si fuera poco, los trabajadores con ingresos de tres a cinco salarios mínimos (de 15 mil a 25 mil pesos mensuales) han disminuido 59.7 por ciento, pues antes, en el año 2000, 737 mil 125 empleados estaban bajo ese rango salarial, y ahora solo son 297 mil 225.

Recién egresados se enfrentan con un mercado laboral mal pagado y jornadas extenuantes. Foto: Archivo El Sol de Puebla


Mientras tanto, las personas que tienen un sueldo que abarca de uno a dos salarios mínimos (de 5 mil a 10 mil pesos mensuales), han incrementado 98.5 por ciento, ya que antes eran un millón 36 mil 295 trabajadores con ese ingreso, y actualmente la cifra subió a 2 millones 57 mil 882.

El cruce de esos dos datos demuestra que ahora son más las personas que perciben menos ingresos.

Otro indicador que muestra la mala calidad de los empleos actuales es el de la duración de las jornadas de trabajo, ya que las personas que laboran menos de 15 horas a la semana disminuyeron 15 por ciento, al pasar de 159 mil 295, en el 2000, a 135 mil 472.

De forma contraria, aquellos que trabajan por más de 48 horas tuvieron un aumento del 27 por ciento, pues anteriormente 592 mil 556 poblanos tenían esas jornadas, y actualmente son 752 mil 861.

El instituto también demuestra que en los últimos 22 años ha aumentado 39.7 por ciento el número de trabajadores que prestan sus servicios sin ningún tipo de contrato escrito, al pasar de 756 mil 137 a un millón 56 mil 324.

Cómo último dato para exponer cómo los empleos en Puebla han perdido calidad hay que hablar sobre el acceso a trabajos por tipo de actividad. En este rubro se dice que las personas cada vez ingresan más a las actividades primarias y terciarias como agricultura, ganadería, comercio, restaurantes y hoteles; mientras tanto, se ha vuelto complicado encontrar empleo en las industrias, gobiernos y organismos internacionales.

El 90% de las vacantes ofrecen malas condiciones

Ante el contexto actual que se vive en el mundo laboral, Héctor Márquez, presidente de la Asociación Mexicana de Empresas de Capital Humano (AMECH), expone a El Sol de Puebla que actualmente 9 de cada 10 vacantes de empleo que se ofertan en la entidad presentan malas condiciones laborales.

¿Qué problemas se enfrentan los jóvenes profesionistas recién egresados?. Foto: Archivo El Sol de Puebla


Algunas de sus características son que otorgan bajos salarios, otros pagan por comisiones, no hay prestaciones (seguridad social, vivienda y aguinaldo), los contratos son eventuales y las jornadas de trabajo son extensas.

“Con base en lo que comento, nos queda claro que la evolución del empleo ha sido cada vez más a la informalidad. Ahora es muy raro encontrar empresas que te ofrezcan cosas como antes, por lo que a los jóvenes se les dificulta acceder a un buen trabajo”, subraya.

Pese a esta situación, el empresario asegura que en muchas ocasiones las nuevas generaciones acceden a este tipo de empleos debido a una necesidad económica y a que no tienen experiencia para pedir mejores condiciones.

¿Qué profesiones son las más castigadas en el campo laboral?

De acuerdo con David Zenteno, subdirector de Estrategia de la plataforma de empleo OCC Mundial, las profesiones que tienen las peores condiciones laborales en Puebla son Diseño, Comunicación, Administración y Contabilidad.

Por su parte, los puestos de trabajo que se encuentran en la misma precariedad son los de venta, atención al cliente, almacenista, asesores financieros, recepcionista y ejecutivos de cuentas.

Todos ellos son catalogados de esta manera debido a que existe mucha competencia y poca demanda, además de que no son considerados como actividades indispensables que ameriten buenas condiciones laborales.

“Hay muchas más actividades y profesiones, pero principalmente estas son las más castigadas con malas condiciones de trabajo (…) Normalmente vemos que hay muchas personas buscando empleo en esas áreas, pero lamentablemente hay pocas oportunidades, y las que hay, están muy por debajo de lo que establece la ley”, reconoce.

De forma contraria, David Zenteno explica que hay actividades que tienen las mejores condiciones laborales del mercado, entre las que se encuentran las relacionadas con logística, manufactura y tecnologías de la información.

Jóvenes recién egresados optan por el comercio informal ante falta de oportunidades laborales. Foto: Archivo El Sol de Puebla

JÓVENES DE 22 A 35 AÑOS, LOS MÁS AFECTADOS

Tras el panorama laboral tan complicado que les toca vivir a las nuevas generaciones, Anselmo Chávez Capó, investigador de la Licenciatura en Administración Financiera y Bursátil de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), da a conocer que los más afectados son los jóvenes de 22 a 35 años de edad, quienes son considerados centennials y millennials.

El catedrático explica que ese sector representa más del 70 por ciento de la fuerza laboral actual en el estado, por lo que ellos son los más castigados al ser la mayoría de la población económicamente activa.

“Estos muchachos son los que están sufriendo las consecuencias de los malos empleos que tenemos. A ellos les toca sentir que un título universitario no garantiza un mejor trabajo”, advierte.

Asimismo, señala que estas generaciones también son los que están deteriorando su salud más rápido debido a los malos trabajos que les ocasionan estrés, insomnio y ansiedad.

“Lo que son los centennials y los millennials están enfermándose muy pronto, ya que desde que terminan la universidad e ingresan al mundo de trabajo se enfrentan a una inestabilidad laboral muy fuerte, que los tiene preocupados en todo momento”, expone.

Foto: Archivo El Sol de Puebla

Rodrigo y Ángel narran cómo es trabajar en la precariedad

Rodrigo Lezama y Ángel de la Rosa son de los muchos jóvenes que han trabajado en condiciones laborales precarias desde que terminaron sus estudios universitarios.

Ambas personas tenían una perspectiva diferente del mundo laboral, sin embargo, hoy se encuentran decepcionados de la realidad a la que se enfrentan las nuevas generaciones.

Incluso, mencionan que se vieron en la necesidad de renunciar de forma voluntaria a sus respectivos trabajos por bienestar propio, ya que la explotación laboral que sufrían les desarrolló diferentes enfermedades.

Rodrigo Lezama, de 26 años de edad e ingeniero de profesión, relató que desde los 22 años comenzó a trabajar en una empresa poblana dedicada a la industria automotriz.

En ese tiempo vio la oportunidad como un sueño cumplido, sin importar que las jornadas de trabajo superaran las 12 horas al día, ya que era joven y aguantaba de todo.

El entrevistado relató que en ese empleo rolaban constantemente los turnos sin previo aviso, por lo que había días que entraba a las 10 de la noche y salía a las 6 de la mañana, para posteriormente regresar a las 2 de la tarde. Esta situación hizo que tuviera que sacrificar su vida social, sentimental y familiar por mucho tiempo.

Pasaron cuatro años de su estancia por esa compañía, y el tiempo comenzó a cobrar las facturas de su desgaste físico y emocional, pues desarrolló padecimientos como estrés crónico, ansiedad, insomnio y anemia.

“Quedé asqueado de las condiciones laborales que vivimos en Puebla y en todo el país. Lo que cuento es porque lo viví, lo sentí, lo palpé y me harté (…) Estoy consciente de que todos debemos empezar desde abajo para picar piedra e ir creciendo con el paso del tiempo. Pero otra cosa muy diferente es que seamos el comodín de los jefes y nos quieran tratar como sea (…) Al inicio uno no lo siente porque es más joven, pero con el paso de los años la vida cobra sus facturas”, expresa.

Tras esta experiencia profesional, Rodrigo tomó la decisión de renunciar a su empleo para dedicarse a un negocio familiar que considera le traerá más beneficios económicos y de salud.

Otro caso es el de Ángel de la Rosa, de 25 años de edad, quien cuenta que prestó sus servicios por más de cuatro años en un establecimiento dedicado al hospedaje temporal.

En dicho empleo le ofrecían un salario de 8 mil pesos mensuales por ser el administrador general, pero no había prestaciones, no tenía un horario fijo y la carga laboral era demasiada.

Jóvenes recurren a realizar alguna actividad en el transporte público para obtener dinero. Foto: Archivo El Sol de Puebla

De acuerdo con su testimonio, accedió a ese empleo por necesidad económica, por falta de experiencia laboral y también por desconocimiento de las condiciones adecuadas que debe brindar un trabajo conforme a la ley.

“Tenía 19 años cuando tomé ese empleo y la verdad es que se me hizo muy fácil trabajar ahí porque estaba más joven y no sabía nada del mundo laboral (…) Yo lo que quería era dinero, aunque fuera poco, no dieran prestaciones, no hubiera apoyo médico y aunque me sobreexplotaran”, aclara.

Tras vivir de esa manera por más de cuatro años, Ángel desarrolló diversos problemas de salud, tales como pérdida de la memoria, estrés y alteraciones psicológicas.

“La verdad es que pasó el tiempo y me descuidé mucho por el trabajo. Tras comenzar con problemas de salud tomé la decisión de renunciar para generar dinero por cuenta propia”, concluye.

¿Qué nos llevó a perder la calidad de los empleos?

Juan Alberto Vázquez Muñoz, profesor de la facultad de Economía de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), da a conocer que existe una responsabilidad compartida entre gobierno e iniciativa privada, que llevó a Puebla a perder la calidad de los empleos que se ofertan.

Desde el punto de vista gubernamental, se dijo que las autoridades han aprobado diversas reformas laborales que lejos de beneficiar a la población han destruido poco a poco las condiciones de trabajo.

Asimismo, tampoco han intervenido lo suficiente en temas de inversión y generación de empleos de calidad, por lo que han dejado toda la responsabilidad a las empresas privadas.

Por su parte, los empresarios han abonado a la precariedad laboral debido a que siempre ponen sus intereses económicos por encima de los beneficios de la base trabajadora.

De igual forma, muchas compañías en busca de evadir su responsabilidad patronal ante el Servicio de Administración Tributaria (SAT) o el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) no se dan de alta, por lo que ofrecen empleos de mala calidad.

Jóvenes en busca de empleos. Foto: Archivo El Sol de Puebla

LA SOLUCIÓN AL PROBLEMA

Para Fabiola Spíndola Flores, coordinadora de la Licenciatura en Dirección de Recursos Humanos en la Universidad Iberoamericana en Puebla, aún es momento de tomar cartas en el asunto para darle una solución al problema de la precariedad laboral en el estado.

A manera de solución, recomienda como primer paso que los jóvenes aumenten su preparación, para que al término de la carrera cuenten con la experiencia suficiente que les permita negociar sus condiciones laborales.

En lo que respecta al gobierno federal y estatal, dice que deben aumentar su inversión pública para la generación de infraestructura que permita la creación de más puestos de trabajo.

Finalmente, hace un llamado para que la iniciativa privada mejore las condiciones laborales de sus empleados, ya que ellos son el recurso que hace crecer a una compañía.

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