La crianza y venta de gallinas en las comunidades de San Miguel Espejo y San Miguel Canoa, se ha vuelto poco viable, pues debido a la cancelación de eventos masivos como fiestas o celebraciones, las ventas bajaron de manera considerable, siendo este negocio el que menos ganancia deja, aseguran avicultores poblanos.
Dichas aves son utilizadas normalmente para la comida que se da en las fiestas patronales o celebraciones familiares, sin embargo, con la emergencia sanitaria, estos eventos se dejaron de lado y con ello la preocupación comenzó a surgir entre las familias que viven de este negocio.
En entrevista con El Sol de Puebla, Juana Domínguez Pérez avicultora de San Miguel Espejo señala que las ventas han disminuido durante la pandemia, ya que, de vender diez gallinas al día, hoy solo compran cinco, en un rango de precio de 22 a 25 pesos.
Por si esto fuera poco, la producción de huevos también ha decaído, lo que dificulta aún más la manera de ganarse la vida, ya que al día solo se producen alrededor de tres kilos de blanquillos, los cuales son vendidos en 25 pesos, lo que ya no genera ganancia.
“Esta es nuestra fuente de trabajo, pero he visto que bajó mucho y hay que seguir echándole ganas”, declara doña Juana.
En tanto, en San Miguel Canoa, la situación es similar, debido a que, si bien las gallinas son de consumo en general, la crianza de las mismas ya no es remunerable, debido a que el bulto de alimento cuesta aproximadamente 400 pesos y al solo vender pocas, implica seguir alimentándolas por mayor tiempo, por lo que el poco dinero se vuelve a invertir en lo mismo, inclusive se pone demás.
Tal es el caso de Luisa Zepeda Sánchez, vendedora en la granja “El Arco”, quien relata que al día los vecinos llegan a comprar de 10 a 15 pollos de 17 a 22 pesos, mientras que, con anterioridad, se vendían hasta 60 gallinas. Referente a los kilos de huevo, asevera que ya no son de mucha ayuda, pues solo se producen dos kilos, los cuales venden en 22 pesos.
“Todo lo que ponen de huevos es para comprarles alimento, ya no es viable, se les da de comer, lo que van poniendo con eso se compra el alimento”, indica.
Por su parte, Lorena indica que en estos meses las ganancias se han visto mermadas, y aunque tienen para comer, aunque sea “un caldito de pollo”, lo que llegan a ganar en la venta de una gallina no sirve de mucho, invertirle en estos momentos es muy arriesgado.
“Ahorita de que no hay trabajo no compran la gallina, si nos afecta económicamente para comer, tenemos para hacernos, aunque sea un caldito de pollo, pero ya no hay ganancias, porque no hay fiestas, no hay nada de eso, por eso no se vende como se vendía antes”.
Los testimonios de los avicultores reafirman las circunstancias difíciles por las que atraviesan, pues aseguran que ya no les alcanza ni para comprar el alimento y al comparar las ventas en las temporadas fuertes como las fiestas patronales o día de muertos del año pasado, hoy no se vendieron ni la mitad de sus gallinas.