En los últimos meses un tema de conversación en el espectáculo ha sido la presunta adicción que el actor y cantante Pablo Montero tiene al alcohol, al grado que su trabajo más reciente en la bioserie de Televisa sobre Vicente Fernández había visto afectado, pues incluso el productor Juan Osorio habría declarado que no volvería a trabajar con el originario de Torreón.
Por lo que el coahuilense habría recurrido a un implante para combatir esta enfermedad que, junto con su peculiar carácter y forma de ser, ya se encontraba transgrediendo su ámbito profesional, pues tan sólo durante la grabación del último capítulo de “El último rey: El hijo del pueblo”, Montero dejó plantada a la producción, nada más y nada menos por estar de fiesta.
¿Qué implante utilizó Pablo Montero para combatir su alcoholismo?
Tras otra serie de graves problemas relacionados con la misma adicción fue entonces que el actor decidió que había tocado fondo y reconoció el conflicto que enfrentaba, por lo que señaló que buscaría una solución a través de un tratamiento innovador que le permitiría dejar de beber, el cual proviene de Estados Unidos, según reveló el propio artista a un programa de espectáculos.
Según puntualizó el propio Montero se trata de un implante de Naltrexona, sustancia que es utilizada en el tratamiento de otras adicciones revirtiendo el efecto que generan en el organismo, tratamiento al cual se han sometido Gustavo Adolfo Infante y Claudio Yarto, pues consiste en una opción ambulatoria que permite liberarse de las adicciones sin necesidad de un internamiento.
Sobre la el motivo que lo llevó a buscar ayuda, el cantante afirmó que busca la rehabilitación para convertirse en un ejemplo para sus hijas, además de que no quiere causarle más mortificaciones a su madre, pues señala que su problema comenzó luego del asesinato de sus hermanos, pues afirma que todas esas emociones las fue reprimiendo, hasta encontrar un alivio en el alcohol.
¿En qué consiste el implante de Naltrexona?
Este tratamiento surgió de lo complicado que era la atención de adicciones a los opiáceos, pues ya se había recurrido a sustancias como la metadona o la buprenorfina, por lo que optaron por recurrir a la naltrexona, la cual es considerada como un opiáceo antagonista, pero tras enfrentar el problema de la periodicidad en el seguimiento del tratamiento de pensó en inyecciones depot o implante.
Fue a principios de la década de los setentas que se comenzaron con los primeros estudios sobre este método en animales, para diez años después comenzar con la experimentación en humanos, luego de que se demostrara que la fabricación de los mismos no era complicada, obteniendo depots o microimplantes de naltrexona capaces de liberar niveles terapéuticos en la sangre por periodos de tiempo de semanas o incluso meses.
Finalmente, fue hasta llegar a la Fase 3 de las pruebas que se comenzó a orientar el uso de esta sustancia en tratamientos contra el alcoholismo, logrando asegurar el seguimiento del tratamiento, logrando que los primeros dispositivos estuvieran disponibles en 1997 desde que se comenzó a contar con pacientes que lograron estar libres de la adicción al concluir el tratamiento.