La primera actriz Rebecca Jones debutó con dos funciones llenas de su novísimo monólogo Una Mujer Extraordinaria, Atrapada en una Vida Ordinaria en el Teatro Principal de Puebla, donde hace cuarenta años comenzó sus pininos como actriz con Salvar a los defines.
Con aplausos y ovaciones de pie, la intérprete—que ahora aparece sin su característica melena—encarna a Shirley Valentine, una mujer que como el título bien lo describe está acorazada en un matrimonio monótono que la ha dejado sin la autosuficiencia necesaria para darse su valor como persona.
En 70 minutos que se pasan como agua, Jones nos transporta a su casa, que más bien se ha vuelto como una prisión. Con un marido que la ha cosificado para su servicio, una hija dominada por las redes sociales y un hijo algo distante. Shirley, que dejó su carrera y amigos por su familia, ahora se encuentra sola, buscando el sentido de su vida, la cual dejó atrás por complacer a otros, antes que así misma.
La terapia para esta mujer madura y guapa consiste en hablar con la pared donde tiene pegado un póster de Grecia. Su sueño siempre ha sido viajar allá, pero por una u otra razón lo ha postergado. Ahora que sus hijos se han ido y a su marido, Juan, parece no importarle en lo más mínimo su presencia, decide emprender 15 días de viaje.
Rebecca Jones lleva de la mano al espectador por su apartamento a convivir con su familia, a su infancia, adolescencia y hasta a Grecia con la imitación vocal de un sinfín de personajes, tanto hombres como mujeres, que convierten a ese escenario, donde aparentemente hay solo una persona, en una verdadera caravana.
En Grecia, Shirley—que se da la oportunidad de vivir un romance veraniego—descubre que su sueño no era estar ahí viendo la puesta del sol con una copa de vino, sino reencontrarse consigo misma.
La puesta en escena, basada en Shirley Valentine de Willy Russell, midió termómetro este lunes en la Angelópolis previo a su arribo a la Ciudad de México y a otras plazas de provincia.
Al final de las funciones, Rebecca agradeció a la audiencia con una reverencia y un emotivo: “¡Gracias Puebla!”.
- 70 minutos dura este monólogo basado en la obra Shirley Valentine de Willy Russell
- Las dos funciones reportaron lleno en el Teatro Principal