/ domingo 30 de agosto de 2020

Así puedes identificar a un maltratador infantil, especialistas describen su perfil 

Además de las repercusiones físicas, los infantes violentados también pueden presentar daños a nivel cognoscitivo

La violencia hacia los menores tiene su causa en el problema de uso y abuso de sustancias, historias de maltrato desde la infancia, inestabilidad económica, alta impulsividad y baja tolerancia a la frustración, aseguran especialistas.

“Un padre maltratador, en muchos casos, también ha sido objeto de maltrato. Las condiciones de este ambiente familiar, también son caracterizadas por encontrarse en pobreza, además de que puede venir asociada, por parte de los padres, una falta de control de sus emociones y ante una situación de tensión sean muy poco tolerantes al comportamiento normal de un niño”, comenta en entrevista Mónica Palafox, coordinadora de la maestría en psicoterapia en la Universidad Iberoamericana de Puebla.

Y es que, en la mayoría de los casos, según Hilda Tovar González, psicóloga adscrita al servicio de Salud Mental en el Hospital para el Niño Poblano, existen factores psicosociales que pueden propiciar a que un padre o madre de familia pueda tener una conducta de violencia hacia sus hijos y estos pueden ser: disfunción familiar, padres solteros, separaciones, divorcios, problemas familiares y de pareja.

A su vez, éstos pueden conjugarse con factores que generan importante preocupación y estrés como problemas económicos concebidos por desempleo, dificultad para proveer para necesidades básicas de vivienda, comida y vestido, así como problemas de uso y abuso de sustancias (alcohol y drogas), que generalmente provocan que el agresor tenga dificultad en el control de impulsos, una baja tolerancia a la frustración y que fácilmente atente a las personas en su entorno.

En días pasados el caso de Yatziri, la pequeña de 7 años de edad que ingresó el 20 de agosto al Hospital del IMSS de la Margarita con golpes y maltrato severo, conmovió a todo el estado, pues la víctima presentó Síndrome del Niño Maltratado y múltiples lesiones que pusieron en riesgo su vida.

De acuerdo a Hilda Tovar, este tipo de ultraje, también conocido como Síndrome de Kempe, es por el que llegan algunos niños en condiciones de sospecha a los hospitales, mismos que han sido agredidos en situaciones reiteradas.

Por su parte, Palafox señala que inclusive hay un patrón que se puede observar mucho en las clínicas donde los papás acuden con los menores que han sufrido algún agravio extremo, pero en horarios que no son comunes.

“Acuden mucho en la madrugada, argumentando que el niño ha sufrido un accidente, pero una vez que estos pequeños son evaluados por parte de los médicos, se dan cuenta de las múltiples cicatrices; con radiografías descubren que tienen otras fracturas recientes y además el niño presenta un comportamiento característico de estar sumamente temeroso, ansioso y en muchas de las ocasiones, por este mismo temor, no relatan que han sido de objeto de abuso”, afirma.

El Síndrome del Niño Maltratado (SNM) es una forma grave de maltrato infantil, consecuencia de violencia doméstica que se constituye en una entidad pediátrica y médico-legal que se acompaña de daño físico o psicológico inferido a un niño mediante agresiones reiteradas, provocadas por uno o más adultos que están a cargo de la víctima. El conocimiento adecuado de los criterios puede ayudar a su identificación por parte del personal médico.

En su arribo al hospital, la pequeña Yatziri fue llevada al área de urgencias por una infección bacteriana en el área abdominal que se propaga rápidamente en el cuerpo y que incluso puede causar la muerte, además de presentar moretones en el rostro, desnutrición crónica agudizada, desgaste proteico energéticos, deshidratación moderada y niveles bajos de sodio en la sangre.

¿DE QUÉ MANERA SE VEN AFECTADOS LOS HIJOS DE LOS PADRES VIOLENTOS?

Julio César Penagos, profesor de tiempo completo e investigador de Psicología en la UDLAP asegura que el maltrato infantil, aparte de producir efectos emocionales, va a desencadenar efectos secundarios en los infantes, que incluso pueden llegar a afectar en las capacidades de memoria, mismos que van a depender del caso, la edad y la situación en la que ocurrió el ultraje.

“Estos efectos en la memoria son a largo plazo, no a la memoria a largo plazo, sino a largo plazo puede llegar a tener problema de memora, es decir, hay efectos, no solo a nivel emocional que es la parte obvia, sino, el efecto puede ser incluso a nivel cognoscitivo, y la otra cosa, es la cuestión de reproducción de amortiguamiento es que aprendes a que la violencia es una forma de vida”, comparte.

En opinión de Mónica, los pequeños que sufren este tipo de problemas tendrán una autoestima muy baja, caerán en estado depresivo y muchos de ellos vivirán en situación de calle.

“El pequeño siente que no tienen salida ante esta situación y algunos de ellos, que buscan la manera de poder escapar de esta situación de agresores, son muchos niños en situación de calle, que ante este maltrato prefieren huir del hogar antes de seguir siendo maltratados”, platica.

Finalmente, la psicóloga Hilda expone que las víctimas, generalmente son pequeños que en su historia personal no fueron deseados o planeados, o que tienen algún tipo de discapacidad física, intelectual o emocional. Algunos presentan problemas en la conducta, como consecuencia de la situación que viven o el problema de conducta es el antecedente que el agresor ve como una justificación a su maltrato.

“El niño en consecuencia presentará baja autoestima, dificultades en las relaciones interpersonales, falta de seguridad en sí mismo y terminan sintiendo que los golpes son algo con lo que deben vivir y lidiar”, concreta.

EL FENÓMENO DE LA VIOLENCIA ES MULTIFACTORIAL

Según Julio César, explica que el fenómeno de la violencia en todos los ámbitos es multifactorial, son diversas las causas, por lo que no se puede encontrar de manera general un evento causal.

Sin embargo, existen tres factores que la literatura científica se ha observado que pueden propiciar a que los papás fundamenten el abuso:

- La permisividad cultural: existen sociedades que normalmente terminan aprobando el castigo físico. Hay países donde dicen que está bien que le peguen al hijo, como un castigo físico, pero no en la forma tan penosa como la del caso la pequeña Yat.

- La reproducción de las mismas situaciones de violencia que se vivieron: es altamente probable que padres golpeadores hayan sido niños golpeados, es bastante común.

- Situaciones que tienen que ver propiamente con el castigo: violencia en la propia familia por cuestiones emocionales o por conflictos, esto es una situación disfuncional que puede orillar a que se termine agrediendo a un menor.

“Si no hay mecanismos de contención en la familia, poco a poco va a avanzar, eso es un hecho, la violencia escala, entonces si pasa una cachetada van a pasar a dos, si pasa de dos van a convertirse en un golpe… esto es una cadena que se da en la vida y es muy probable”, refuta.

Por otra parte, asevera que, de manera equivocada, es muy común que la gente piense que desquitarse con la almohada va a solucionar el problema, pero lo único que ha demostrado la literatura y los experimentos científicos, es que eso termina aumentando la violencia.

“Si ya disté un paso, va a ser otro y otro, y si sucede con una almohada, lo que uno hace cuando uno se está aparentemente desquitando con otro objeto, en realidad lo que estás haciendo es que estas pensando en la persona que te castigó y con la que te quieres violentar, en realidad estas aumentando tu hostilidad hacia las personas, por eso digo que avanzar en el camino de la violencia, de a poquito, va a continuar”, finalizó.


La violencia hacia los menores tiene su causa en el problema de uso y abuso de sustancias, historias de maltrato desde la infancia, inestabilidad económica, alta impulsividad y baja tolerancia a la frustración, aseguran especialistas.

“Un padre maltratador, en muchos casos, también ha sido objeto de maltrato. Las condiciones de este ambiente familiar, también son caracterizadas por encontrarse en pobreza, además de que puede venir asociada, por parte de los padres, una falta de control de sus emociones y ante una situación de tensión sean muy poco tolerantes al comportamiento normal de un niño”, comenta en entrevista Mónica Palafox, coordinadora de la maestría en psicoterapia en la Universidad Iberoamericana de Puebla.

Y es que, en la mayoría de los casos, según Hilda Tovar González, psicóloga adscrita al servicio de Salud Mental en el Hospital para el Niño Poblano, existen factores psicosociales que pueden propiciar a que un padre o madre de familia pueda tener una conducta de violencia hacia sus hijos y estos pueden ser: disfunción familiar, padres solteros, separaciones, divorcios, problemas familiares y de pareja.

A su vez, éstos pueden conjugarse con factores que generan importante preocupación y estrés como problemas económicos concebidos por desempleo, dificultad para proveer para necesidades básicas de vivienda, comida y vestido, así como problemas de uso y abuso de sustancias (alcohol y drogas), que generalmente provocan que el agresor tenga dificultad en el control de impulsos, una baja tolerancia a la frustración y que fácilmente atente a las personas en su entorno.

En días pasados el caso de Yatziri, la pequeña de 7 años de edad que ingresó el 20 de agosto al Hospital del IMSS de la Margarita con golpes y maltrato severo, conmovió a todo el estado, pues la víctima presentó Síndrome del Niño Maltratado y múltiples lesiones que pusieron en riesgo su vida.

De acuerdo a Hilda Tovar, este tipo de ultraje, también conocido como Síndrome de Kempe, es por el que llegan algunos niños en condiciones de sospecha a los hospitales, mismos que han sido agredidos en situaciones reiteradas.

Por su parte, Palafox señala que inclusive hay un patrón que se puede observar mucho en las clínicas donde los papás acuden con los menores que han sufrido algún agravio extremo, pero en horarios que no son comunes.

“Acuden mucho en la madrugada, argumentando que el niño ha sufrido un accidente, pero una vez que estos pequeños son evaluados por parte de los médicos, se dan cuenta de las múltiples cicatrices; con radiografías descubren que tienen otras fracturas recientes y además el niño presenta un comportamiento característico de estar sumamente temeroso, ansioso y en muchas de las ocasiones, por este mismo temor, no relatan que han sido de objeto de abuso”, afirma.

El Síndrome del Niño Maltratado (SNM) es una forma grave de maltrato infantil, consecuencia de violencia doméstica que se constituye en una entidad pediátrica y médico-legal que se acompaña de daño físico o psicológico inferido a un niño mediante agresiones reiteradas, provocadas por uno o más adultos que están a cargo de la víctima. El conocimiento adecuado de los criterios puede ayudar a su identificación por parte del personal médico.

En su arribo al hospital, la pequeña Yatziri fue llevada al área de urgencias por una infección bacteriana en el área abdominal que se propaga rápidamente en el cuerpo y que incluso puede causar la muerte, además de presentar moretones en el rostro, desnutrición crónica agudizada, desgaste proteico energéticos, deshidratación moderada y niveles bajos de sodio en la sangre.

¿DE QUÉ MANERA SE VEN AFECTADOS LOS HIJOS DE LOS PADRES VIOLENTOS?

Julio César Penagos, profesor de tiempo completo e investigador de Psicología en la UDLAP asegura que el maltrato infantil, aparte de producir efectos emocionales, va a desencadenar efectos secundarios en los infantes, que incluso pueden llegar a afectar en las capacidades de memoria, mismos que van a depender del caso, la edad y la situación en la que ocurrió el ultraje.

“Estos efectos en la memoria son a largo plazo, no a la memoria a largo plazo, sino a largo plazo puede llegar a tener problema de memora, es decir, hay efectos, no solo a nivel emocional que es la parte obvia, sino, el efecto puede ser incluso a nivel cognoscitivo, y la otra cosa, es la cuestión de reproducción de amortiguamiento es que aprendes a que la violencia es una forma de vida”, comparte.

En opinión de Mónica, los pequeños que sufren este tipo de problemas tendrán una autoestima muy baja, caerán en estado depresivo y muchos de ellos vivirán en situación de calle.

“El pequeño siente que no tienen salida ante esta situación y algunos de ellos, que buscan la manera de poder escapar de esta situación de agresores, son muchos niños en situación de calle, que ante este maltrato prefieren huir del hogar antes de seguir siendo maltratados”, platica.

Finalmente, la psicóloga Hilda expone que las víctimas, generalmente son pequeños que en su historia personal no fueron deseados o planeados, o que tienen algún tipo de discapacidad física, intelectual o emocional. Algunos presentan problemas en la conducta, como consecuencia de la situación que viven o el problema de conducta es el antecedente que el agresor ve como una justificación a su maltrato.

“El niño en consecuencia presentará baja autoestima, dificultades en las relaciones interpersonales, falta de seguridad en sí mismo y terminan sintiendo que los golpes son algo con lo que deben vivir y lidiar”, concreta.

EL FENÓMENO DE LA VIOLENCIA ES MULTIFACTORIAL

Según Julio César, explica que el fenómeno de la violencia en todos los ámbitos es multifactorial, son diversas las causas, por lo que no se puede encontrar de manera general un evento causal.

Sin embargo, existen tres factores que la literatura científica se ha observado que pueden propiciar a que los papás fundamenten el abuso:

- La permisividad cultural: existen sociedades que normalmente terminan aprobando el castigo físico. Hay países donde dicen que está bien que le peguen al hijo, como un castigo físico, pero no en la forma tan penosa como la del caso la pequeña Yat.

- La reproducción de las mismas situaciones de violencia que se vivieron: es altamente probable que padres golpeadores hayan sido niños golpeados, es bastante común.

- Situaciones que tienen que ver propiamente con el castigo: violencia en la propia familia por cuestiones emocionales o por conflictos, esto es una situación disfuncional que puede orillar a que se termine agrediendo a un menor.

“Si no hay mecanismos de contención en la familia, poco a poco va a avanzar, eso es un hecho, la violencia escala, entonces si pasa una cachetada van a pasar a dos, si pasa de dos van a convertirse en un golpe… esto es una cadena que se da en la vida y es muy probable”, refuta.

Por otra parte, asevera que, de manera equivocada, es muy común que la gente piense que desquitarse con la almohada va a solucionar el problema, pero lo único que ha demostrado la literatura y los experimentos científicos, es que eso termina aumentando la violencia.

“Si ya disté un paso, va a ser otro y otro, y si sucede con una almohada, lo que uno hace cuando uno se está aparentemente desquitando con otro objeto, en realidad lo que estás haciendo es que estas pensando en la persona que te castigó y con la que te quieres violentar, en realidad estas aumentando tu hostilidad hacia las personas, por eso digo que avanzar en el camino de la violencia, de a poquito, va a continuar”, finalizó.


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