Por Vicente L. Avendaño Fernández.
Respetando todas las opiniones, considero que la aparienciaexterior es importante: saber vestir, comer, divertirse y, engeneral, comportarse en distintos contextos sociales de la mejormanera; pero de igual manera hay que prestar atención a lo quesucede en el interior de una persona y advertir que resultaprioritario estar bien en cuanto a las emociones.
Es cierto que el mundo contemporáneo está lleno decontradicciones e injusticias, es más, personalmente creo quevivimos en la época más mala que ha visto este país en décadas,es por ello que surge la necesidad de acudir con personajes queayudan a equilibrar todo lo que sentimos.
Indudablemente, los profesionales de la psicología realizan unagran labor en una población que padece algún problema en una decada cuatro personas, según diversas fuentes, por lo que lanecesidad de las consultas y/o terapias es evidente. También hayque señalar a los sujetos que se sienten muy reconfortados alhablar con un ministro de culto o con los llamados coach.
El problema es que en algunas ocasiones, hay sujetos quedesarrollan una dependencia sobre una actividad que supuestamentelos ayudaría a estar bien emocionalmente, pero puede llegar aconvertirse en un tipo de adicción, como muestra satíricamenteel personaje de “Chavelita”, quien tiene que acudir con unpadre para dejar de llorar y sentirse culpable.
Michael Foucault, uno de los filósofos más influyentes delúltimo cuarto del siglo XX, criticaba el poder pastoral,establecido por el Estado mediante las instituciones eclesiásticaspara dominar conciencias, lo cual es algo semejante a lo que sucedecuando una persona se somete a un profesional que la atiende con elfin de estar cobrando una remuneración económica.
Cada quien es libre de gastarse su dinero como sea para sentirsebien, respetando los derechos de terceros, pero considero que hayque tener en cuenta lo mencionado para no caer en un conflicto altratar de solucionar otro.
Todos necesitamos ayuda emocional en algún momento, pero laverdadera fortaleza solo emana de uno mismo y las ganas que setengan para ser feliz, sin necesidad de estar permanentementeatentos a los consejos o sugerencias de alguien que puede ser muyprofesional, pero que también puede poseer, en esencia, unaespecie de tiranía emocional.
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