“A veces el miedo nos limita, pero si damos el siguiente paso nuestros sueños se pueden cumplir”, fue lo que Montse compartió para mostrar su emprendimiento de joyería el cual se llama Montserrat Gómez Joyería.
Montserrat Gómez tiene 40 años y diseña joyería. Ella estudió psicología, pero cuando nació su hijo decidió darse una pausa para cuidarlo.
“Cuando mi hijo entro al maternal pasé por una tienda de material para hacer collares y como siempre fue algo que me gustó, entré, compré e hice collares. Cuando salía utilizaba mis creaciones, entonteces amigas y conocidos me decían que les gustaban y que los vendiera”, compartió.
Mon, como le dicen sus amigos, les tomó la palabra. Al inicio solo era un hobbie, pero poco a poco se convirtió en su emprendimiento y hoy en día ya es una empresa consolidada.
“Las compañeras de mis amigas vieron los collares, empezaron a pedir. Todo es personalizado y hasta llegó el momento en que se peleaban por los collares. Entonces tuve que hacer más”, compartió.
El emprendimiento se volvió algo más formal y “Montserrat Gómez Diseño de Joyería”, se registró como marca. Arrancó la empresa formal y con ello la profesionalización de las fotos y todo lo que conlleva un negocio.
“Poco a poco me empezaron a pedir mas. He llegado a vender 500 collares en una sola temporada. Incluso me contactó Olivia Peralta y con ella estoy colaborando”.
El éxito de los collares ha sido tanto que el producto lo ha enviado a artistas y a varias personalidades del medio artístico.
El collar es 100 por ciento personalizado, puede ser del tamaño que el cliente decida, el color y hasta nombre pueden decidirlo. “Puedo aumentar o quitar dijes, puedo personalizar todo dependiendo lo que pidan”.
A Montse le “cayó el 20” que esto pasó de ser un hobbie a un negocio en el momento que tuvo que contratar a más personas para hacer collares. Actualmente dos chicas más la ayudan para crear collares.
Como mujer se siente muy orgullosa de lo que ha logrado y como madre de familia su corazón crece día con día pues sus principales porristas de su negocio son sus familiares, todos, pero principalmente su hijo y su madre.
A las mujeres que son muy buenas haciendo algo, pero aún tienen miedo de emprender. Montse les sugiere que se lancen por su sueño, ya que lo más satisfactorio que ha vivido durante estos últimos años es apoyar económicamente a su núcleo familiar.
