Del ring a la pista de baile, exluchador ahora es pachuco en La Casa del Abue

Pilar Pérez

  · domingo 28 de mayo de 2017

Antes luchador profesional y ahora danzonero. Así es como sepueden definir en pocas palabras los intereses y la vida entera deRafael García Picazo, conocido en el mundo deportivo como “ElGran Dopper”; mantiene una personalidad imponente, al principio,pero luego muestra su lado modesto y amistoso cuando tieneconfianza con quienes interactúan con él.

“El Gran Dopper” recuerda haber iniciado profesionalmente enla lucha libre, primero como técnico y después como rudo, en laex cancha de San Pedro, por el año de 1952, cuando tenía unos 18años de edad, aunque siempre se consideró deportista y practicódesde boxeo hasta basquetbol.

Todo comenzó por una sencilla razón, su complexión -puestenía un peso de 120 kilos y una altura adecuada-, fueron idealespara este deporte, por lo que recibió una oferta de practicarprofesionalmente, la cual aceptó.

Las prácticas y entrenamientos antes de iniciar como luchadorprofesional duró alrededor de dos años; lo aprendió todo deldeporte, y poco a poco se fue enamorando de su nuevaprofesión.

Yo nací con la ‘D’ de deporte. Fuedirigente de box, jugué voleibol, basquetbol y jugando basquetbolme empezó a entusiasmar la lucha y empecé a entrenar, entrenédos años para poder debutar en la primera lucha. Mi primera luchafue con el nombre de Dino, que significa Dinosaurio, porque era yoinmenso, pesaba 120 kilos”, recordó con entusiasmo. Hoytiene 85 años de edad, con las fotografías en la mano de cuandoera luchador, recuerda con nostalgia esos tiempos que le dejarontan alegres experiencias y celebró que casi sin lesiones degravedad terminó con su práctica deportiva, laborando en algúnmomento, también como réferi.

Como réferi, recordó, que lo que más le ayudó para obtenerel puesto, aun sin pedirlo, fue su potente voz, como quedódemostrado más de 50 años después en la sala donde concedió unrelato de su vida.

¡Uno!, ¡dos!, ¡tres!, ¡te das!, ¡te das!, gritó don Rafa,como lo conocen sus allegados, mientras pega en la mesa de madera aritmo, recordando que su potente voz lo llevó a ser réferi y estoquedó demostrado porque con sus exclamaciones una vez más atrajolas miradas de quienes lo rodeaban mientras es entrevistado por ElSol de Puebla.

Con recortes de periódico y propaganda que acomodó junto convarias fotografías cuidosamente en una bolsa roja y pidiendo laayuda de quienes están a su lado para acomodar todos losdocumentos, relata algunas de las luchas y deja ver la pasión quesentía por este deporte. Tuve la oportunidadde luchar con los mejores: Tinieblas, Ray Mendoza, el ÁngelBlanco, Wagner y todos esos luchadores profesionales. Yo debuté aMil Máscaras en Puebla en el año de 1964, un 20 de noviembre, aHuracán Ramírez, también, tengo un poster con el Matemático,tengo muchas fotos”, dijo con orgullo. Al estar justo enel ring se dio cuenta de que esa era su pasión y a eso se dedicó,tomando en cuenta que gracias a  las buenas pagas que, en eseentonces, recibían los deportistas, también se dio el lujo detener una vida holgada.

Tanto así que llegó a tener siete esposas y a engendrar a 24hijos, con quienes mantiene contacto, a pesar de ser una familiatan numerosa y, de manera especial, se le iluminan los ojos alhablar del amor que les tiene a sus hijas.

Por cuestiones de la edad y modificaciones que tuvo el propiodeporte, tuvo que dejar la lucha, pero no sin antes presumir que laúnica lesión que tuvo fue que le reventaron la oreja. Fue ElMongol, un francés, quien le dio una patada y le hizo explotar elcartílago en 1968. No tuve más lesionesporque aprendí a luchar, aprendí a caer. La lucha es hermosa,cuando es tipo grecorromana, lucha olímpica y ya viene la luchalibre, que es primorosa, y si haces lucha libre dominas la técnicao la rudeza. Yo primero fui técnico, luego me desenmascaré y mevolví rudo ‘El Gran Dopper’, que significa millonarioveloz”, recordó con mucha alegría. Su primera pelea fueen 1952 y la última hace más de 20 años cuando perdió lacabellera a manos de “Dos Caras”.

INCURSIÓN EN EL DANZÓN

Su otra faceta, como pachuco, enfundado en su traje, combinado ycon sombrero, como se le suele ver todos los días en la Casa delAbue. Pertenece al Clan Danzonero que aún da demostraciones delbaile. Una vez pasando por el zócalo, vi queestaban bailando y me quedé viendo a la gente, cuando me invitaronyo acepté y así comencé, eso fue hace 14 años, y así meempezaron a enseñar en danzón clásico que es de once tiempos; yahora damos demostraciones”, relató, incluso, con otro un tonode voz más cálido. Como parte de las demostraciones haacudido a la Ciudad de México y a Tlaxcala, donde ha sido parte dediferentes experiencias artísticas grupales y personales.Este debe ser un baile vistoso. Por eso lavestimenta del danzonero es atractiva, no fantochada. Tin Tan, erapachuco, elegante y en el baile siempre hay que ser sonriente,porque el baile es alegría, es felicidad”, explicó conorgullo.