Ante la falta de recursos el trueque, así es subsistir en Xoyatla

Debido a que muy pocos compran los productos locales, las mujeres prefieren intercambiarlo por granos y frutas de temporada

Armando Tlatelpa/Tepeojuma

  · sábado 19 de octubre de 2019

Xoyatla es una comunidad indígena que conserva el idioma náhuatl, sus habitantes son productores del prestigioso mezcal, pero sobre todo la elaboración de los tradicionales chiquihuites, tenates, petates y aventadores hechos a mano con palma. Todas estas prácticas han marcado de por vida a las familias de la zona.

Hipólita y su hija Adela caminan todas las mañanas por varias horas al cerro que les quede más cerca para conseguir la palma y el otate; a pesar de que Hipólita ya no puede caminar, siempre acompaña a su hija para darle ánimos y sacar adelante el trabajo, después regresan a casa montadas en un burro y seleccionan con calma el material que ocuparán.

Adela mencionó que en tan solo un día elaboran cerca de cuatro tenates, un petate y dos chiquihuites, estos artículos se venden en diferentes plazas de los municipios cercanos, tal es el caso de Huaquechula, Tepeojuma, Atlixco, Izúcar de Matamoros, entre otros, pero lamentan que los costos sean bajos por lo que en la mayoría de su comercialización son por trueques.

“Cada tenate está entre 20 a 25 pesos, pero muy pocos los compran, por eso mejor los cambiamos por algunos kilos de frijol, maíz, tortillas hechas a mano o alguna fruta. No queda de otra, muy pocos dejan de comprar estas cosas”, puntualizó.

Por su parte, Hipólita quien cuenta con 78 años de edad, recordó que esta actividad ha pasado de generación en generación por más de 60 años, pues sus padres realizaban este tipo de artículos y como marca la tradición, tiene la obligación de enseñarles a sus hijos hasta que ella deje esta tierra querida.

Cabe mencionar que no son los únicos que realizan este tipo de trabajo en Xoyatla, hay varias familias que aún subsisten de esto.

Por otra parte, los hombres de la casa preparan el conocido mezcal sacado de la penca del maguey y ambos productos son comercializados en los municipios vecinos.

Esta familia asegura que nunca se cansará de conservar lo que en algún momento sus padres y sus abuelos les han inculcado, desean que por varios años más lleven en la sangre su lengua materna, que sigan elaborando el mezcal, así como los artículos de palma, pero sobre todo seguir creyendo en sus raíces que nunca se acabarán.